Comienzan las celebraciones de Semana Santa
con el Domingo de Ramos
Vendedores, protagonistas en Iztapalapa
"Hay que cortar todo el día para que rinda",
afirman; las palmas se cotizaron hasta en $50
MIRNA SERVIN
Miles de iztapalapenses dieron inicio a la liturgia de
Semana Santa con la bendición de palmas durante el Domingo de Ramos,
con una misa a la que acudieron más de 2 mil personas, luego de
una procesión que recorrió los ocho barrios del centro de
la demarcación, representando pasajes bíblicos, y concluyó
en la iglesia del Señor de la Cuevita, ubicada sobre la calzada
Ermita Iztapalapa.
Aunque
hubo apóstoles, una Virgen, Jesús y otros personajes religiosos
representados por los colonos, los protagonistas de este domingo fueron
los vendedores de ramos, porque prácticamente nadie entró
a misa sin un crucifijo de palma, un ramito de manzanilla con romero u
otros manojitos más sofisticados en su material o fabricación,
que iban desde ocho hasta 50 pesos.
Hasta Jorge, pequeño apóstol de ocho años
que caminó descalzo durante la procesión -"para limpiar mis
pecados"- llegó al final de su recorrido para bendecir tres ramitos:
"es que les llevo a mis abuelitos, que ya no pueden caminar hasta acá".
Las manos que tejían la palma que surtía
sus puestos, hechos con un trozo de plástico en el piso, no tuvieron
un momento para bendicir su propio ramo. "Hay que cortar todo el día,
porque las plantitas no duran tanto y entre más pronto terminemos
lo que trajimos, mejor."
Ancianos, familias y señoras solas con sus hijos
-más de 50 apostadas al lado de la barda de la iglesia principal-
vinieron de distintas partes de la República para vender en Iztapalapa
durante estos días. Y aunque algunos ya residen más cerca,
el camino no fue corto. "Vengo de Neza cada año desde hace
cuatro, que vi que si llegaba muy temprano podía tener listos algunos
ramitos para la primera misa."
Gabriel vive en Toluca y desde allá trajo dos costales
de palma. Cada uno de sus ramos, con romero y un clavel rojo, vale 10 pesos,
pero la ganancia es sólo en estas fechas porque el resto del año
se dedica a la maquila de gorras de tela.
-¿Qué cómo aprendí? Nomás
viendo y de la pura necesidad. Gabriel acude a Iztapalapa los Domingos
de Ramos desde hace dos años. También depende de la flexibilidad
y buen estado de su material: "Si no los ramos no dejan prácticamente
nada de ganancia, sólo lo de mi pasaje de vuelta, pero aquí
en esta iglesia (el Señor de la Cuevita) sí sale porque viene
mucha gente todo el día".
Doña Gracia y su esposo, ambos mayores de 60 años,
vienen porque no encuentran trabajo en otra actividad; además, "es
bien bonito hacer los ramos pa'que los bendigan y lloremos por la muerte
de Jesús, pero nomás sacamos lo del día. El resto
del año vendemos estampitas".
Aproximadamente a la una de la tarde, en la misa principal
-para conmemorar la entrada del "cordero de Dios" a la ciudad de Jerusalén-
más de 200 feligreses tuvieron que resignarse a bendecir su ramo
en el atrio de la iglesia, debido al sobrecupo.
Montoncitos de hierbas de olor, de flores de varios tipos,
e inclusive ramos de plástico -"pa'que duren"- fueron rociados con
agua bendita contenida en una cubeta.
Mientras, un sacerdote indicaba por las bocinas, colocadas
a la salida del atrio, las instrucciones a seguir para los asistentes:
"levanten su ramo los que quieran que se les bendiga... ahora levanten
la mano aquellos que sepan lo que significa". En respuesta hubo muchas
risas y sólo unas cuantas manos alzadas.