Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 4 de abril de 2003
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Economía

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Capitalismo, tecnología y guerra

El nuevo siglo americano

Dominación de espectro completo

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

FRANCIA, QUE PARECIA el país desarrollado más claramente opuesto a la invasión militar de Irak (para convertirlo en una colonia estadunidense), ha dejado claro de qué lado está: "no hay equivocación acerca del enemigo, no hay duda que en esta guerra estamos al lado de los estadunidenses", ha declarado en estos días el primer ministro de Francia, J.P. Raffarin, lo que ratificó el mismo día el ministro de Relaciones Exteriores, Denise Mendez. En una nota llamada "Francia apoya a Estados Unidos" (agencia Alai-Amlatina), Mendez señala que el gobierno francés se encuentra atrapado en un dilema. Por un lado, una encuesta muestra que 65 por ciento de los franceses juzgan que Estados Unidos es culpable de la guerra; que 43 por ciento dudan de la victoria de los estadunidenses, y que 33 por ciento están a favor de una victoria de Saddam Hussein. Según Mendez, las declaraciones citadas se produjeron en reacción a esta encuesta. Pero el dilema del gobierno de Francia es también económico. Francia, en recesión aguda, no quiere quedarse fuera del negocio de la reconstrucción de Irak.

COMO HE COMENTADO en las dos entregas anteriores de Economía Moral, el capitalismo mundial muestra cada vez más su rostro fascista. No es extraño que esto ocurra en periodos de recesión económica. El capitalismo mundial, después de un periodo relativamente próspero, está en recesión global. El nazismo y los fascismos italiano y español surgieron en Europa en los años 30 del siglo pasado, en medio de la crisis más severa del capitalismo mundial hasta entonces conocida. Estados Unidos salió de la crisis de los años 30 sólo al estallar la Segunda Guerra Mundial. Las técnicas monetaristas de Greenspan para estimular la economía estadunidense han dejado de tener efecto. La guerra contra Irak, y sobre todo la ocupación posterior de este país y su reconstrucción, generarían las "oportunidades de negocios" para re-estimular un poco la economía mundial. Una extraña mezcla de fascismo con keynesianismo.

PARA QUIENES CREEN que la invasión a Irak es consecuencia de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, la lectura de un artículo de Yuriria Sierra resulta muy recomendable ("Un nuevo siglo americano. El plan maestro", Milenio Semanal). La autora se refiere a un largo documento Rebuilding American Defenses. Strategy, Forces and Resources for a New Century ("Reconstruyendo las defensas de Estados Unidos. Estrategias, fuerzas y recursos"), auspiciado por una organización llamada Project for the New American Century (PNAC: Proyecto por un nuevo siglo americano), así como a la declaración fundacional del FNAC y a una carta dirigida al entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, por la misma organización. Como dice la autora:

El plan maestro de la pax americana, el que apunta y apuesta al despliegue definitivo de la supremacía militar y el liderazgo de Estados Unidos alrededor del globo -acaso un imperio que no quiere confesar su nombre- no es el resultado de una política de seguridad diseñada en Washington después de la sorpresa terrorista en Nueva York: es la praxis de un proyecto concebido hace seis años por varias de las cabezas que hoy toman las decisiones más importantes en la Casa Blanca, el Pentágono, el Departamento de Estado y el de Defensa de Estados Unidos.

EN SU DECLARACION FUNDACIONAL el PNAC declara: "Necesitamos aceptar la responsabilidad del papel único de Estados Unidos en preservar y extender un orden internacional favorable a nuestra seguridad, a nuestra prosperidad y a nuestros principios". En pocas palabras, un orden internacional al servicio de Estados Unidos. Entre las firmas de este manifiesto fundacional están nada menos que Dick Cheney, hoy vicepresiente de Estados Unidos; Donald Rumsfeld, actual secretario de la Defensa; Jeb Bush, hermano del presidente y gobernador de Florida; Francis Fukuyama, autor de Fin de la historia y de Trust (confianza); Steve Forbes, presidente y editor de Forbes Magazine. Estos personajes, marginales al redactar estos documentos, se apoderaron, por obra y gracia de la democracia, del gobierno de Estados Unidos, y están poniendo en vigor sus tesis más radicales. En la carta que dirigieron a Bill Clinton en 1998 le pedían que invadiera Irak y derrocara a Saddam Hussein. Ya desde entonces recomendaban pasar por alto al Consejo de Seguridad de la ONU: "la política estadunidense no puede continuar resultando invalidada por una insistencia equivocada respecto a la unanimidad en el Consejo de Seguridad de la ONU". Como dice Yuriria Sierra, el documento largo es "un plan en detalle para pavimentar y asegurar la preminencia económica y militar de Estados Unidos". La autora termina su artículo invitando al lector a leer el documento (http: //www.newamericancentury.org/RebuildingAmericasDefenses.pdf) con estas palabras: "acaso usted también se tope con una frase tan inquietante que la palabra 'absurdo' le parezca insuficiente, que el concepto de 'locura' no tenga suficiente énfasis descriptivo. Se lee en el capítulo cinco: 'Además, el proceso de transformación, si bien traerá cambios revolucionarios, aparece como un proceso largo, sin algún evento catastrófico y catalizador, como un nuevo Pearl Harbor'". Sin comentarios.

LUIS ARIZMENDI, A quien he venido citando extensamente en las dos últimas entregas de Economía Moral (21 y 28 de marzo)1, se refiere también al PNAC. "En su mismo lema, 'construir un nuevo siglo americano imponiendo la paz a través de la fuerza', ya revelan el significado que aquí hemos adjudicado a una modernidad fascista". Pero Arizmendi se refiere a algo todavía más grave: al concepto "dominación de espectro completo" (full spectrum dominance) que maneja la administración de Bush. Esta se lograría al articular el equipo de vigilancia orbital con armas espaciales (como cohetes, dispositivos láser, lanzamisiles y dispositivos que desactiven equipo electromagnético). Esto significaría un dominio militar sobre la totalidad del planeta, que lo dotaría de la capacidad para enfrentar grandes teatros de guerra múltiples y simultáneos, y de una inédita fuerza ofensiva que podría atacar y destruir de forma inmediata cualquier objetivo sobre cualquier zona o localidad. Aquí los fedayines y las tácticas de la guerra de guerrillas, los francotiradores, los soldados vestidos de civil y otras tácticas de los débiles cuando tienen que luchar contra los poderosos serían inútiles. Claro que estas tecnologías sirven para destruir, pero no para ocupar. Es el tipo de técnica destructiva que utiliza Dart Vader en la Guerra de las galaxias, cuando aprieta un botón en su plataforma espacial y reduce a fragmentos al planeta Alderan.

LA VIGILANCIA ORBITAL, emparentada con la civilización panóptica, una sociedad de vigilancia que todo lo mira, de la que habló Foucault, es un sistema de vigilancia efectivamente ubicuo y omnímodo que, dice Arizmendi, proporciona al capitalismo el soporte tecnológico para la integración de un poder estatal totalitario a escala planetarizada. Nuestro autor nos recuerda que el Parlamento Europeo aprobó el 6 de septiembre de 2001 una resolución en la que denunció la existencia de una red de intercepción y espionaje de las comunicaciones industriales, comerciales, sociales y políticas operada por Estados Unidos y Reino Unido (los aliados en la guerra contra Irak), cuyo nombre es Echelon. La denuncia llegó a destiempo; seis días después la red se transformó en un arma antiterrorista bajo el programa USA-Patriot.

SON CINCO LAS LINEAS estratégicas prioritarias de acción, según Arizmendi, que el documento del PNAC (Reconstruyendo las defensas de Estados Unidos) formula: 1) reposicionar las fuerzas armadas de Estados Unidos estableciendo bases permanentes en el sudeste de Europa, el sudeste de Asia y Medio Oriente; 2) desarrollar y desplegar un sistema global de misiles; 3) modernizar aún más su sistema tecnológico militar; 4) mantener la superioridad nuclear estratégica; 5) controlar Internet y desarrollar el programa de control del espacio.

ARIZMENDI APUNTA OTRA dimensión de los desarrollos tecnológicos directamente ligados a la hegemonía estadunidense, que hiela la sangre. Según denunció la Duma en Moscú, Estados Unidos, mediante el programa HAARP (High-Frequency Active Aural Research Program), ha logrado crear un sistema tecnológico capaz de introducir cambios químicos en la ionosfera lanzando sobre ella ondas electromagnéticas de alta frecuencia. Esto puede generar el bloqueo de radiocomunicaciones y radares, la alteración de equipos electrónicos militares y la avería de redes de energía eléctrica, de los ductos de petróleo y gas, e incluso provocar huracanes, terremotos, inundaciones y sequías en cualquier país con la enorme ventaja de que éste no se enteraría que está siendo atacado. Al parecer los rusos han desarrollado un sistema tecnológico similar.

ESTAS TECNOLOGIAS, MAS las armas micronucleares o mininukes, y la MOAB o madre de todas las bombas, en manos casi solamente del gobierno de Estados Unidos, hacen posible su control hegemónico del mundo y apuntalan el fascismo global. Son condiciones necesarias para éste, pero no son suficientes. Para llegar a la situación que estamos viviendo se requiere también que el poder lo haya tomado un grupo de fanáticos fundamentalistas que quieren hacer uso de esas tecnologías y que quieren desarrollarlas hasta sus últimas consecuencias. Como dice el teólogo Leonardo Boff: "hay muchos motivos que promovieron la guerra contra Irak: el económico (petróleo), el político (hegemonía planetaria), el ideológico (plasmar la globalización bajo los moldes norteamericanos) y otras. Uno funciona como hilo de un collar que sustenta a todos. Es la visión mística del presidente Bush y de sus más próximos colaboradores. Esta mística reposa sobre dos fundamentos de la tradición cultural estadunidense: el destino manifiesto y la religión civil" (Servicio Informativo Alai-Amlatina, 01/04/03).

EL DESTINO MANIFIESTO lo explicaba así un senador estadunidense en 1900: "Dios designó al pueblo norteamericano como nación elegida para dar inicio a la regeneración del mundo". "La religión civil", explica Boff, "intenta conferir un aura cristiana al destino manifiesto en la forma de integrismo y fundamentalismo religioso. Es conocida la religiosidad fundamentalista de Bush y de sus colaboradores... ellos tienen una profunda convicción de que Dios escogió a Estados Unidos para salvar al mundo". Boff concluye: "Ahora podemos juntar los eslabones: Bush se mueve por misión. No necesita el aval del Consejo de Seguridad. El tiene a Dios. Es imperativo derrumbar a Hussein pues él es una de las expresiones del anticristo. Se apropia del petróleo de Irak porque abastece la base material para el cumplimiento de la misión. La globalización debe ser modelada por los valores norteamericanos, pues sólo éstos son queridos por Dios. Los otros no construyen el nuevo mundo." El Mesías.

1 Luis Arizmendi, "La globalización como mito y simulacro histórico. Segunda parte.", Eseconomía, NŶ 3, Primavera 2003 (en prensa). Recibí el siguiente comentario, a mi columna de la semana pasada, de Octavio Rodríguez Araujo, que por su interés reproduzco aquí: "Me temo que Arizmendi y yo tenemos diferente lectura de Auschwitz, Ƒcomienza el siglo XXI? Por otro lado, no es sólo la modernidad capitalista la que ha sido depredadora. La llamada socialista también lo fue, y en qué forma. ƑHabrá otra modernidad, además de las mencionadas? O Arizmendi está pensando en algo que sólo existe en su imaginación. La modernidad depredadora es la modernidad depredadora, capitalista o basada en el poder burocrático de la URSS a nombre de un proletariado que fue expropiado política y económicamente por el Estado desde muy temprana edad de la Revolución de 1917. Quizá tenía razón Walter Benjamin cuando decía que el progreso técnico e industrial puede ser portador de catástrofes sin precedente. Lo hemos visto desde un extremo al otro del planeta, si es que las esferas tienen extremos. Por otro lado, no estoy seguro que Arizmendi tenga razón al decir que la esencia social del fascismo es la asunción activa de la mutilación y la depredación social para apuntalar el poder capitalista de nuestra época. Todas las dictaduras, incluso las tradicionales como la de Horthy, Pilsudski, Salazar o la de Franco, en aquella época, que no eran fascistas, hicieron lo mismo que el fascismo en Italia (que no era racista) y en Alemania (que sí era racista), o más en nuestro tiempo, las dictaduras de Brasil, Argentina, Chile y Uruguay. Todas, más las que vengan, han hecho lo mismo: apuntalar al capitalismo, sobre todo en momentos de crisis, mediante esa mutilación y depredación social".

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