Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 1 de abril de 2003
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Cultura

Delirio con sus improvisaciones en el sax solista

Refrendó Zorn, en Bellas Artes, su música de vanguardia

PABLO ESPINOSA

El compositor y multinstrumentista estadunidense John Zorn realizó la noche del sábado en Bellas Artes un concierto formidable que reavivó un foro tradicionalmente conservador, demostró la existencia de un público dispuesto y participativo, conocedor, y refrendó asimismo el empuje de una nueva generación de músicos mexicanos de jazz que anuncian la posibilidad de una nueva época dorada en ese territorio.

La mera presencia, haciendo su música, de una personalidad del arte de vanguardia como John Zorn ya es un logro en sí mismo. La convocatoria atiborró el butaquerío bellasartiano con un público joven, chavos que difícilmente acudirían a un concierto sinfónico pero cuya presencia y conocimientos musicales eran más que evidentes.

La discografía de Zorn es vasta y hasta el momento era la única manera como se conocía en México, pues se trata de su primera presentación en vivo. No es una música complaciente ni fácil de escuchar. Hay discos cuyo listado instrumental es un divertido catálogo de objetos. Aun el disco más accesible de Zorn (como por ejemplo los de Diamanda Galas) pudieran irritar a más de uno, pero son precisamente tales afanes bukowskianos los que vuelven de cabeza a sus escuchas.

El lunes anterior ya había puesto en vida Zorn en el antiguo Colegio de San Ildefonso uno de sus proyectos más caros: Cobra, donde dirigió a 14 excelentes músicos mexicanos con resultados fascinantes. La noche del sábado, en Bellas Artes, invitó a dos de ellos: el contrabajista Rodrigo Castelán, insuperable en su instrumento en el país, y el joven percusionista Diego Espinosa, además del percusionista con el que Zorn viajó a México, William Winant.

La primera parte del concierto consistió en improvisaciones de Zorn al sax solista, ante el delirio de la concurrencia. Si bien muchos de sus recursos técnicos y estilísticos no son ninguna novedad, pues las distintas embocaduras, las emisiones libérrimas de sonido, la indagación acústica en la manera en que la practica Zorn ya era ejercida hace décadas por otros compositores en el mundo, como el maestro alientista Vinko Globokar, la originalidad, el sentido del humor y la capacidad creativa de John Zorn lo refrendan como uno de esos motores que animan la vida musical del mundo. Esos motores, da la casualidad, siempre están en la vanguardia.

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