Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 17 de marzo de 2003
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Editorial
 
LA HORA DE LA GUERRA

sol-2Los gobernantes de Estados Unidos, Inglaterra y España, reunidos ayer en una base militar de las islas Azores, definieron que hoy debe ser "el día de la verdad" en su empeño por obtener el respaldo diplomático y político de la comunidad internacional para la guerra que los tres gobiernos -encabezados, por supuesto, por el primero, y con el segundo y el tercero en papeles de ayudantía y subordinación- pretenden lanzar contra Irak. George Bush, asistido por Tony Blair y José María Aznar, impone de esa forma al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la disyuntiva de sumarse al arrasamiento de Irak en nombre de la paz, la "guerra contra el terrorismo", la democracia y otros embustes, o de asistir a la destrucción de ese país árabe en calidad de espectador impotente.

Los motivos esgrimidos por el trío belicista para emprender la guerra, posiblemente esta misma semana, constituyen una colección de incoherencias -como si un proceso de desarme pudiera realizarse en forma "inmediata"-, distorsiones de la letra y el espíritu de la Resolución 1441 (que en ningún momento autoriza el uso de la fuerza contra el régimen de Bagdad), propósitos violatorios de la legalidad internacional -toda vez que dicha legalidad no acepta en ninguna circunstancia el derrocamiento de un gobierno nacional por fuerzas extranjeras-, mentiras simples -como la negación del proceso de desarme en el que está actualmente involucrado el régimen de Saddam Hussein bajo exhaustiva supervisión internacional-, promesas falsas -como el "compromiso" de Bush con la población iraquí en un escenario posterior a la destrucción de su país- y chantajes a los representantes más sensatos de la comunidad internacional, como el exhorto a la "unidad atlántica" que es en realidad un llamado de última hora a Francia y Alemania para que, si no se suman a esta inminente guerra criminal, al menos no la obstaculicen.

Con esas construcciones argumentales y con un injustificable desdén a las gestiones diplomáticas de las últimas horas, como la convocatoria franco-ruso-alemana a una cumbre ministerial para mañana martes en el Consejo de Seguridad, el trío de la guerra se presenta hoy en ese foro para realizar su último intento de cubrir a sus tropas agresoras con la bandera de Naciones Unidas, en lo que parece una resignada formalidad previa al inicio de las hostilidades en gran escala.

En la circunstancia actual, las tres potencias que se oponen al aplastamiento violento de Irak y que cuentan con derecho de veto en el Consejo de Seguridad, así como los miembros no permanentes de esa instancia -entre ellos México- tienen que hacer mucho más que abstenerse, e incluso más que votar en contra de la guerra: por ética, por sentido común, por previsión económica, y en nombre de los intereses mayoritarios de la humanidad, deben condenar sin ambigüedad al triángulo Washington-Londres-Madrid y su empresa destructiva, delictiva y profundamente irracional.
 

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