Nueva presión telefónica de Bush a Putin
Advierte Washington al Kremlin de no vetar en la ONU su resolución
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 12 de marzo. Con la misma claridad con que Rusia precisó a comienzos de esta semana bajo qué circunstancias podría aplicar su veto en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Estados Unidos le advirtió hoy que si no cambia de parecer respecto del ultimátum a Irak y opta al menos por la abstención "habrá da-ños" en la relación bilateral.
En un tono de abierta amenaza, el embajador de Estados Unidos aquí, Alexandr Vershbow, conminó al Kremlin a "sopesar todas las consecuencias" de su anunciado veto.
"Las declaraciones más recientes del ministro de Relaciones Exteriores, Igor Ivanov, apuntan a que aumenta la probabilidad de que Rusia se decida por el veto y ello, por desgracia, tendrá algunas consecuencias para nuestras relaciones", indicó Vershbow en una entrevista con el diario Izvestia.
Aseguró que Washington "sacará las debidas conclusiones", en caso de que su proyecto de resolución no sea aprobado, porque "algunos de nuestros aliados, me refiero sobre todo a británicos y españoles, requieren que la resolución sea puesta a votación".
Desafiante, dijo el diplomático que Estados Unidos no necesita ninguna nueva resolución, debido a que el incumplimiento de la 1441, de noviembre pasado, "nos da el derecho de llevar a cabo una operación militar".
Para Vershbow, no obstante, existe una gran diferencia entre un veto y una abstención de Rusia. Por ello, con más prepotencia que sentido, subrayó que el "pueblo y el Congreso de Estados Unidos sabrán interpretar de manera muy diferente" la decisión que finalmente tome el Kremlin.
El embajador adelantó algunas de las más probables consecuencias que tendría para Rusia votar contra la guerra: están en juego las inversiones estadunidenses, los distintos proyectos de cooperación en el terreno energético, las nuevas formas de interacción en materia de seguridad, la lucha antiterrorista, la cooperación en el espacio y hasta la incipiente "amistad" con la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
"Sería muy lamentable que los avances logrados en estos ámbitos se vean frenados o incluso revertidos por serias divergencias acerca de Irak", anotó Vershbow.
El representante de la Casa Blanca reconoció que Rusia tiene intereses muy importantes en la región del golfo Pérsico, pero condicionó "a cómo se va a desarrollar la situación en los próximos días" el papel que piensa asignar a Moscú en un Irak posbélico.
"Todavía hace falta ver si encaja Rusia en el proceso de reconstrucción de Irak y de qué forma", anticipó Vershbow.
En relación con los contratos petroleros ya negociados por consorcios rusos, el emisario estadunidense en Moscú se sacó de la boca esta frase digna de enmarcar: "Las riquezas petroleras pertenecen al pueblo iraquí y, por eso, vamos a sugerir al nuevo gobierno de Irak que atraiga a más inversionistas extranjeros para restablecer lo más rápido posible su sector petrolero".
Y añadió a modo de nueva advertencia: "Supongo que el nuevo gobierno de Irak (al repartir los contratos petroleros) tomará muy en cuenta la contribución de cada país en la solución de la presente crisis".
Por la noche, se supo que el presidente estadunidense, George W. Bush, telefoneó a su colega ruso, Vladimir Putin. La manera con que el servicio de prensa del Kremlin informó de ella da una idea de la tensión que hay entre Moscú y Washington: "Con satisfacción se destacó que, a pesar de que Rusia y Estados Unidos defienden diferentes enfoques para resolver la crisis de Irak, las partes sostienen un diálogo político permanente", asienta el escueto comunicado.
Al parecer, y a falta de algo mejor para destacar, el Kremlin considera ya motivo de satisfacción que Putin le haya tomado la llamada a Bush.
