CON VISTA AL ZOCALO

José Agustín Ortiz Pinchetti

Odios capitalinos

SEGUN UNA ENCUESTA publicada el jueves pasado (Reforma), seis de cada 10 habitantes del Distrito Federal han sido víctimas de algún delito. Los capitalinos cultivamos algunos odios. Nos cohesionan y nos identifican. Uno de ellos es esta aversión por la delincuencia, por la inseguridad y la impunidad. Esta sensación angustiosa de vivir y ir a la defensiva en el Metro, en el camión, en el auto, aun en la iglesia y en nuestra casa. Hemos perdido la memoria de andar confiados por las calles, plazas y parques. Muchos sueñan con cambiar de país o, cuando menos, con salir del DF. Muy pocos lo hacen.

OTRO FENOMENO ODIOSO es el desempleo. Se mantiene más bajo en la capital que en el resto del país, pero la falta de crecimiento de la economía nacional nos pega. Por ello se han multiplicado los vendedores ambulantes; muchos vienen de los estados vecinos. Obstruyen las vialidades y afean nuestra ciudad, pero tienen clientes: la población logra significativos ahorros con las ofertas de estos microcomerciantes. ƑCómo explicar los precios diferentes?

LOS CAPITALINOS ODIAMOS las marchas, excepto cuando participamos en ellas. En 2002 y lo que va de este año llevamos arriba de 2 mil manifestaciones en la ciudad. Dislocan no sólo el tránsito sino la vida, los negocios, compromisos, los amores. El DF es la sede de los poderes locales y federales, y los ciudadanos de aquí y de todo el país tienen derecho a manifestarse ante ellos, como acaban de hacerlo los campesinos. Pero los habitantes de la ciudad de México también tienen derecho a sus rutinas urbanas. También existe el derecho constitucional de libre tránsito. ƑCómo encontrar un justo medio que respete las garantías de unos y otros?

LA DE MEXICO es la ciudad más cara de América Latina. La especulación inmobiliaria es la peor lacra de la economía capitalina. Muchos han optado por trasladarse a la zona conurbada. Las familias que viven en ésta, por lo general trabajan en el DF y sus hijos también van a la escuela aquí, y sólo regresan a su casa a dormir, después de la ordalía cotidiana. Esta irracionalidad se debe a la pasión colectiva de casa propia y a lo costoso que resulta tenerla aquí.

OTRO MOTIVO DE odio son las travesías por calles, avenidas y viaductos congestionados. La sensación de atrapamiento empeora cuando aumenta el calor en las tardes lluviosas del verano. Es cuando mucha gente se pregunta: "Pero, Ƒqué he hecho para vivir aquí?" Resultan muy sospechosas de manipulación las resistencias a la construcción del segundo piso, de los grandes puentes y otras vialidades.

LA CIUDAD DE México es una de las más costosas del mundo. Hay que reconocer que tiene un bajo nivel de calidad de vida. La impunidad, la inseguridad, el crimen, la contaminación, el tráfico crean condiciones duras de vida. Sin embargo, pocos capitalinos suscribirían la Declaración de Odio que le dedicó a su ciudad Efraín Huerta. La capital es un escenario difícil, pero los capitalinos la hemos humanizado.

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