Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 9 de febrero de 2003
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Cultura
AUGUSTO MONTERROSO, 1921-2003

Será cremado este domingo en el Panteón Español; las cenizas se depositarán en su casa de Chimalistac

Despiden al maestro del relato corto

Gabriel García Márquez, Alvaro Mutis, Elena Poniatowska, Margo Glantz y Alí Chumacero, entre los asistentes a las exequias Anuncia Alfaguara la próxima aparición de cuatro títulos del fabulista El homenaje, decisión de su viuda: Bermúdez

ERICKA MONTAÑO, ANGEL VARGAS Y ARTURO JIMENEZ

Augusto Monterroso fue uno de esos casos sui generis en la literatura en que el autor y su obra compaginan de manera perfecta, según escritores, intelectuales, editores y amigos. "Una obra breve y grande para un hombre grande y breve, un hombre de extraordinaria modestia y sabiduría infinita", resumió el novelista Eliseo Alberto.

Maestro de la precisión y de la brevedad, de lo profundo y accesible, Tito, como se le llamaba afectuosamente al escritor guatemalteco, deja con su muerte -ocurrida la noche del viernes en la ciudad de México a los 81 años, después de permancer internado durante ocho días- un legado que rebasa las fronteras de lo meramente literario.

Se le reconocen, además, su gran generosidad como persona, amigo y maestro; su fino sentido del humor, su don de buen conversador y su compromiso con la libertad y las causas sociales.

Los restos de Augusto Monterroso fueron velados ayer en la agencia funeraria Gayosso de Félix Cuevas y al mediodía de este domingo serán cremados en el Panteón Español. Las cenizas se depositarán en su casa de Chimalistac.

Editorial Alfaguara anunció este sábado que en los próximos meses aparecerán cuatro libros de o sobre la obra del autor de La vaca: el primero titulado Monterroso y su mundo -que reúne una serie de anécdotas que el narrador contó a su esposa, la también escritora Bárbara Jacobs-, la reedición de Lo demás es el silencio, uno de ensayos inéditos y otro más acerca de su trabajo literario, escrito por una investigadora estadunidense.

Los escritores Gabriel García Márquez, Alvaro Mutis, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Alí Chumacero y Eduardo Lizalde, así como el pintor Vicente Rojo, fueron de los primeros en llegar ayer a la agencia funeraria.

Allí, la titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Sari Bermúdez, anunció más tarde la disposición de la dependencia para organizar un homenaje al creador guatemalteco "en cuanto su esposa, Bárbara Jacobs, lo disponga". Y aclaró que las exequias no se realizaron en el Palacio de Bellas Artes, porque así lo decidió la familia.

En tanto, la Feria del Libro del Palacio de Minería realizará en su próxima versión un "homenaje mudo" a Monterroso con la colocación de dos imágenes gigantes que se colgarán en la sede del encuentro libresco, informó su titular, Fernando Macotela.

García Márquez, desde su llegada, pidió respeto a los periodistas que lo rodeaban para obtener alguna declaración. Poco después accedió: Augusto "era un gran hombre y un gran amigo, cualquier otra cosa que diga es poco".

En tanto, Carlos Monsiváis comentó que el prosista ''fue y sigue siendo un ser excepcional, un amigo de extraordinaria finura, una persona enteradísima de todo lo que sucedía y un hombre con una lealtad inquebrantable a la causa guatemalteca. El abandonó Guatemala por el golpe de Estado de Castillo Armas y nunca se reconcilió con los sucesivos regímenes autoritarios y dictatoriales. Siempre, como su amigo y maestro Luis Cardoza y Aragón, fue crítico implacable de lo que significaba el aplastamiento de los derechos humanos, incluidos los de los indígenas, en Guatemala''.

La oveja negra, dijo, ''es el mejor libro de fábulas escrito en América Latina y de una inteligencia que no se gasta sino que se renueva y se acrecienta con cada lectura.

''Lo mismo me sucede con Movimiento perpetuo, que son textos de una perfección, intensidad y variedad de registros que me resulta notable.

''Monterroso renueva la tradición de la fábula. Es el Samaniego y es el Iriarte que no pudieron ser y que están ahí, presentes, activados y exaltados por una malevolencia de primer orden y una capacidad de sátira extraordinaria.''

Por separado, Alvaro Mutis, quien llegó en compañía del Nobel colombiano, declaró: "Su principal enseñanza fue su forma de entender y vivir la amistad de una forma entrañable y tan suya, mezclada de humor y finura, y al mismo tiempo de una inteligencia aguda. La ausencia de una persona así no se puede explicar".

Conforme transcurrió el día, más creadores, amigos y familiares arribaron a despedir al escritor, sobre cuyo féretro alguien colocó un alcatraz blanco y un pequeño dinosaurio de peluche, en homenaje a su celebérrimo cuento El dinosaurio, el más breve de la literatura hispanoamericana ("Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí").

''Estamos todos de luto, no sólo las letras sino los amigos", dijo Alí Chumacero. "Augusto Monterroso era, además de un escritor ejemplar, un hombre que sabía extender la mano y decir amigo mío. Los que lo tratamos tantos años, los que nos conocíamos cuando todavía éramos jóvenes, sentimos más clara su desaparición. Con él se va un gran amigo, una gran persona y un gran escritor".

Su legado literario, prosiguió el poeta nayarita, "es haber escrito algunas de las páginas más hermosas de su tiempo. Lo que hizo de la prosa es un ejemplo para aquellos que comienzan a escribir y es una forma de saber que se puede vivir alegremente, que se puede ver el mundo ya no con la tristeza tradicional con que los escritores la han visto, sino con la sonrisa en los labios".

Elena Ponitowska apuntó: "Tito era el hombre posiblemen-te de mayor ingenio. Era un guatemalteco completamente mexicano. Soy su amiga desde hace 40 o 50 años. Era un hombre muy querido, tranquilo, con una especial ecuanimidad, todo lo resolvía con base en la ironía y el humor. Su muerte es una gran pérdida no sólo para la literatura sino también para la gente que lo quería, para sus amigos y su familia''.

En su obra, agregó, "está la ironía, la brevedad, la inteligencia absoluta, es nuestro príncipe de Asturias, aunque es para Guatemala, también fue para México. Fue un maestro extraordinario. Admiré siempre su ingenio, espíritu y capacidad de preocupación por las causas sociales. Tito tuvo una actitud totalmente de izquierda y de apoyo a América Latina, a las mejores causas de América Latina.

"Su obra no es muy abundante, por eso sus libros son una gran enseñanza. El mejor homenaje para él es leerlo, enseñarlo, conocerlo, creo que la única manera de honrar a un escritor es leerlo y divulgar su obra", concluyó la periodista.

Compatriota, colega, compañero de exilio y amigo de Augusto Monterroso, Otto Raúl González recordó: "Salimos de Guatemala a México y aquí nos quedamos e hicimos lo principal de nuestra obra literaria. Su desaparición es un gran golpe para una amistad de más de medio siglo. En algún tiempo formábamos un trío literario con su cuñado, Carlos Illescas, que también llegó en 1944 a México para no irse".

Tito y yo, prosiguió, "salimos buscando refugio político, porque éramos perseguidos en Guatemala, por ser estudiantes y escritores revoltosos. El manifestaba su inconformidad desde las páginas de un periódico de estudiantes".

En el aspecto estrictamente literario, el escritor Marco Antonio Campos enfatizó que la literatura de Monterroso, como la de Jorge Luis Borges, "le dio una exactitud y belleza insólitas a nuestra lengua castellana. Al igual que (Juan José) Arreola, su secreto, sobre todo, era no sólo relatar la historia, sino dejar debajo de ella otra u otras historias más. Si uno lee las brevedades de Monterroso y Arreola, encuentra que hay temas, subtemas y microtemas, a pesar de que el texto no ocupe siquiera una página.

"Siendo un magnífico cuentista, creo que donde más lucía Monterroso era en el ensayo corto a la manera de los ingleses. Tito nunca quiso parecerse a sí mismo, cada uno de sus libros es diferente", expresó Campos.

La novelista María Luisa China Mendoza y el poeta David Huerta también subrayaron el gran genio literario del escritor guatemalteco y su enorme capacidad de concisión y manejo preciso del lenguaje.

"Su enorme lección es la sabiduría de manejar mesura y elegancia. Amén de una posición política sobresaliente, fue un hombre que nunca traicionó sus ideales libertarios ni sus raíces guatemaltecas", agregó Mendoza.

"Tito luchó contra todo, perdió una patria y la recuperó, en fechas recientes, con honores y grandes premios. Es muy loable ese logro de un hombre patriota e independentista que luchó tanto por la libertad de su país, que se exilia y regresa para ser honrado'', añadió.

Y concluyó: "Su aporte a la lengua es la evaluación perfecta y el peso exacto de las palabras, de las que abusamos tanto la mayoría de las personas. El supo decir todo en muy pocas palabras, en poco tiempo y espacio; nunca distraía, alimentaba. Esa es su gran lección".

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