Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 15 de enero de 2003
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Sociedad y Justicia
ENTREVISTA /MARTIN CARNOY, DEL CONSEJO TECNICO DEL INSTITUTO PARA LA EVALUACION EDUCATIVA

Aplicable en México, el modelo de evaluación de EU

SE NECESITA SABER SI ESTA BIEN INVERTIDO EL GASTO EN INSTRUCCION

En Estados Unidos los directores de las escuelas con bajo aprovechamiento son retirados del cargo, señala el experto de la Universidad de Stanford. No obstante, existe el impedimento de que los centros educativos mexicanos no tienen mucha autonomía

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

Martin Carnoy, investigador de la Universidad de Stanford y uno de los cuatro especialistas extranjeros que integran el Consejo Técnico del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), considera que México podría implementar el modelo estadunidense, que sanciona a los directores de las escuelas cuando los alumnos obtienen bajos resultados académicos, pero ubica como impedimento que aquí los centros educativos no tienen mucha autonomía.

El experto estadunidense en economía de la educación es partidario de que se apliquen sanciones como consecuencia de las evaluaciones, porque dice que en su país se han visto resultados positivos en estados como Texas y Carolina del Norte, donde los directores son despedidos cuando la escuela no funciona bien.

Carnoy aborda en entrevista el controvertido tema aclarando que lo hace a título personal. Reconoce que es una medida drástica y que hay muchos educadores que la rechazan, pero insiste en que la evaluación debe tener alguna consecuencia más allá de ayudar a saber cuál es el nivel de los estudiantes.
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En torno al INEE, señala que tiene dos misiones fundamentales: revisar las evaluaciones anteriores y definir qué tanto sirven para la toma de decisiones y, segundo, promover la discusión sobre qué tipo de evaluación es más útil para México. Pero insiste en que lo primero es tratar de sacar provecho a lo existente.

Las opiniones de este ingeniero en electrónica y doctor en economía están basadas en la experiencia estadunidense y en un concepto más pragmático de la enseñanza. Considera que los países gastan muchos recursos en educación y por eso necesitan determinar si ese dinero está bien invertido.

Pero aclara que está en contra de los rankings (clasificación de escuelas según sus resultados en las evaluaciones) y de los vouchers educativos. Dice que en Chile no hay evidencias de que las escuelas privadas subvencionadas por el Estado mediante los vouchers sean mejores, ni que el sistema de rankings sea positivo para la educación.

Al explicar la situación de Estados Unidos en este terreno, dice que la tradición evaluadora es larga. En los años treinta el estado de Iowa aplicó la primera evaluación a niños de octavo grado, para definir su nivel de conocimientos.

Durante los años siguientes, las evaluaciones se usaron fundamentalmente para hacer diagnósticos y definir las características de una buena escuela. Por ejemplo, se descubrió que el nivel de conocimientos del maestro se relaciona con el rendimiento de sus alumnos y que los grupos con pocos alumnos funcionan mejor.

En los años ochenta el tema de las sanciones se incorporó a la agenda educativa estadunidense. En 1984 Texas se convirtió en el primer estado en remover directores como castigo a los bajos resultados de las escuelas.

Aunque admite que es un mecanismo duro, dice que ha sido bien recibido sobre todo por las familias de migrantes, pues por primera vez saben que la escuela enseña algo a sus hijos y se responsabiliza por ello. Según Carnoy, esta medida ha propiciado que los niños de origen mexicano tengan mejores resultados que los de California, que recién comenzó a aplicar sanciones.

Al preguntarle si en México conviene aplicar esta política, dice que "es posible", pero identificó como un problema el que las escuelas mexicanas no tienen mucha autonomía para hacer cambios.

Se le insistió en si es correcto culpar a los directores cuando hay factores como la pobreza que intervienen en el desempeño académico de los alumnos. "Depende de la situación, pero si las escuelas no están mejorando y no utilizan lo que tienen para mejorarse, ¿qué se puede hacer?"

Más allá de las sanciones, hay otras medidas que pueden servir para que las escuelas mejoren, dijo, y refirió a los ejemplos de Texas y Carolina del Norte, donde también dan asistencia técnica a los centros educativos en problemas.

Reconoce que en cierta medida las evaluaciones van a confirmar lo sabido, pero son útiles "para mostrar a los políticos y al público lo que se necesita cambiar en el sistema educativo, porque no se puede poner presión política sin tener datos".

Señala que en materia de evaluación México tiene mucho trabajo por hacer, porque en el pasado se hicieron varias pruebas y no se utilizaron ni se difundieron. Ahora lo que sigue, expresa, es determinar los niveles de aprendizaje y "si la sociedad quiere hacer algo autónomamente puede hacerlo, si no será responsabilidad del Estado".

En el caso de los rankings explica que generan un efecto negativo, porque al difundirse un listado de los centros educativos según el lugar que obtuvieron en las evaluaciones, las escuelas de bajos resultados se van quedando vacías o con los niños de menor rendimiento escolar, y las escuelas mejores concentran a los mejores alumnos.

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