Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 2 de enero de 2003
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  >

Mundo
Llama el presidente a estructurar el combate al hambre en "una gran causa nacional"

No soy resultado de una elección, sino de una historia, afirma Lula

Miles de brasileños lo vitorean; algunos gastaron sus ahorros para asistir a la fiesta en Brasilia

Hugo Chávez y Fidel Castro, entre los 15 jefes de Estado y de gobierno presentes en su asunción

AFP, REUTERS Y DPA

Brasilia, 1o. de enero. Una eufórica muchedumbre aclamó a Luiz Inacio Lula da Silva al paso del Rolls Royce descapotable que lo condujo al Congreso, donde este miércoles por la tarde prestó juramento como presidente de Brasil, y luego hasta el Palacio de Planalto, donde recibió la banda presidencial.

El ex obrero metalúrgico, de 57 años, uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores (PT), prometió combatir el hambre y la corrupción, crear empleo, privilegiar la integración sudamericana revitalizando el Mercosur, y "recuperar la diginidad del pueblo", en su primer discurso como presidente.

"Si al final de mi mandato todos los brasileños tienen la posibildad de desayunar, comer y cenar, habré cumplido la misión de mi vida", dijo el presidente, quien fue electo con 51 millones de votos en octubre pasado, en su cuarto intento por llegar a ser titular del Ejecutivo.

"No soy resultado de una elección, sino de una historia. Estoy concretando el sueño de varias generaciones que antes de mí lo intentaron y no lo consiguieron", afirmó Lula, quien de niño pobre y trabajador emigrado del paupérrimo nordeste se convirtió en el primer presidente izquierdista del país más grande de América Latina.

"¡Lula, Lula, Lula!", gritaban las decenas de miles de brasileños -200 mil según organizadores, y 500 mil de acuerdo con la agencia Dpa- que convergieron desde todos los puntos del país en la Explanada de los Ministerios, en el centro político de Brasilia, para asistir en un ambiente de fiesta a la toma de posesión del ex obrero en quien depositaron sus esperanzas de cambio.

bsb40-155158-pih"Traje a mis hijos para que participen de este momento histórico. Soy burócrata, sin aumento de sueldo desde hace ocho años y me pongo en el lugar de los padres que no tienen nada para darle de comer a sus hijos. El país debe cambiar", declaró llorando Fatima Ayres, quien esperó bajo la llovizna a que apareciera Lula. "Tengo tanta esperanza en él que gasté todos mis ahorros para venir a verlo", declaró a su vez un pescador que viajó desde el Amazonas para asistir a la fiesta en la explanada, donde pantallas gigantes transmitieron la ceremonia de investidura.

El presidente electo llegó en un vehículo cerrado hasta la catedral de Brasilia, en la explanada, donde subió a un Rolls Royce descapotable, regalo de la corona británica en los años 50. En una pancarta delante de la catedral podía leerse: "Lula, eres un ejemplo a seguir. De niño estuviste cerca de la muerte, derrotaste los prejuicios y enfrentaste a la dictadura militar. El pueblo que tiene fe en ti también tiene coraje. Puedes confiar en nosotros".

El ex dirigente sindical quiso esta fiesta popular, inédita para la investidura de un presidente y a la cual asistieron los presidentes de Cuba, Fidel Castro, y de Venezuela, Hugo Chávez, entre los 15 jefes de Estado y de gobierno extranjeros presentes.

El futuro ministro de Cultura, el músico Gilberto Gil, inauguró la fiesta con un reggae. Los cantantes de música sertaneja (campesina) Zezé de Camargo y Luciano, amigos de Lula, lo relevaron.

"Para nosotros es un gran momento de la historia. Somos un país rico, pero dominado por la corrupción y esperamos que el nuevo gobierno aporte nuevas perspectivas", afirmó la monja Maria da Conceiçao, también presente en la concentración, a la cual asistieron representantes de comunidades indígenas, pobres nordestinos, abogados, profesores, funcionarios e incluso empresarios.

En la ceremonia de juramento en el Congreso, Lula y su vicepresidente, el empresario conservador José Alencar, se comprometieron a "mantener, defender y cumplir la Constitución, observar las leyes, promover el bienestar general del pueblo brasileño, sustentar la unión, la integridad y la independencia de Brasil".

En su discurso de 42 minutos, Lula esbozó las líneas generales de su gobierno para los próximos cuatro años. El ex obrero sindicalista que hoy culminó 27 años de lucha política sostuvo que la palabra clave será el "cambio", destacó como prioridad el combate al hambre y reclamó el tiempo necesario para lograrlo.

"Transformaremos el combate al hambre en una gran causa nacional", dijo el presidente, quien recordó que Brasil, país con 54 millones de pobres, es una de las principales potencias agrícolas del planeta.

El combate al desempleo será también su "obsesión" y la lucha contra la corrupción y la impunidad no tendrá tregua, para impedir que el fraude y el despilfarro "continúen privando a la población de recursos que son suyos y que podrían ayudar en su dura lucha por la sobrevivencia".

Exigió un pacto social para llevar a cabo reformas como la del sistema de pensiones, la fiscal, la política y la legislación laboral para impulsar "un nuevo ciclo de desarrollo nacional" en el país que enfrenta una difícil coyuntura económica.

En este sentido, afirmó que la victoria de la izquierda reveló "el agotamiento de un modelo que, en lugar de generar crecimiento, provocó estancamiento, desempleo y hambre".

En política internacional, subrayó que la gran prioridad será la construcción de una América del Sur "políticamente estable, próspera y unida, con base en ideales democráticos y de justicia social.

"Para ello es esencial una acción decidida de revitalización del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), debilitado por las crisis de cada uno de sus miembros y por visiones muchas veces estrictamente egoístas", señaló.

Con Estados Unidos se buscará "una asociación madura basada en el interés recíproco y en el respeto mutuo", aunque advirtió que combatirá el proteccionismo, luchará por la eliminación de barreras y tratará de obtener reglas más justas y adecuadas.

El emisario enviado por Washington a la investidura, el representante comercial Robert Zoellick, declaró en Brasilia que el gobierno y el Congreso de su país quieren trabajar "con nuestros amigos en Brasil para que la nueva administración sea un éxito".

Para el presidente George W. Bush, Brasil es un "aliado clave" en el proyecto estadunidense de desarrollar el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para 2005, dijo.

Por su lado, Chávez, quien se ausentó de su país en momentos en que la oposición continúa sus intentos de derrocarlo, dijo que la llegada de Lula traduce el sentimiento del pueblo latinoamericano de acabar con el hambre y la pobreza.

Tiene grandes posibilidades: Castro

Fidel Castro, quien sacrificó su presencia en La Habana para los festejos del 44 aniversario de la revolución que lo llevó al poder el primero de enero de 1959, señaló por su lado que ve a Lula con posiblidades de lograr grandes cambios en Brasil, pero por vías diferentes a las de su revolución.

La calle, mientras tanto, fue escenario de una fiesta popular comparada sólo con la que recibió a la selección de futbol tras lograr la quinta Copa del Mundo.

Decenas de miles de personas se concentraron en la explanada, que Lula recorrió al mediodía para dirigirse al Congreso y luego para recibir en Planalto la banda presidencial del saliente Fernando Henrique Cardoso, quien gobernó Brasil durante ocho años. Un joven llegó a burlar la seguridad y logró abrazar a Lula, quien pidió en su discurso: "Ayúdenme a gobernar, porque la responsabilidad no es sólo mía sino nuestra".

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año