Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 26 de diciembre de 2002
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Política

Según estudio del BM y el instituto de las mujeres, la mayoría nunca cambió de actividad

Un tercio de la fuerza laboral se inició a los 11 años

ALONSO URRUTIA

En México, alrededor de la tercera parte de la fuerza laboral empezó su actividad a los 11 años, situación que en la mayor parte de los casos ha ido en detrimento de sus expectivas de futuro con mejores empleos. Entre 40 y 55 por ciento de quienes comenzaron a trabajar a esa edad admite que no ha modificado su actividad.

Sin embargo, en el caso de las mujeres el asunto es más difícil: más de 50 por ciento de quienes comenzaron a trabajar cuando eran niñas actualmente no desempeña ninguna actividad remunerativa. En contraste, sólo 37 por ciento de las que iniciaron su desempeño después de los 15 años permanece fuera del mercado de trabajo.

Específicamente, las consecuencias negativas de la combinación del trabajo y de la escuela "son mucho más severas para las mujeres, y los beneficios que se obtienen de la experiencia de trabajo a temprana edad son demasiado bajos para compensar las pérdidas sustanciales asociadas con la reducción en la educación", señala la especialista Felicia Marie Knaul en un estudio sobre el trabajo infantil y la deserción escolar, coeditado por el Banco Mundial y el Instituto Nacional de las Mujeres.

Knaul subraya que el trabajo de niños y niñas es muy heterogéneo en términos de horas laboradas, características del empleo, edad de ingreso a la fuerza laboral y continuidad del estudio, lo cual tiene un reflejo muy importante en el grado de compatibilidad entre asistencia a la escuela y progreso en ella, así como en el desarrollo futuro de los menores que laboran.

Según se desprende de las cifras proporcionadas en el análisis, la edad promedio de inserción al mercado laboral en México ha ido aumentando paulatinamente, como lo muestra el hecho de que en los varones mayores de 60 años, alrededor de 55 por ciento comenzó a trabajar a los 11nino_carpinteria años. Hoy en día, esa cifra se ha reducido de manera importante, pues entre los hombres de 40 a 59 años, sólo 40 por ciento se incorporó a trabajar a esa edad, mientras que entre los hombres de 18 a 39 años el porcentaje se reduce a cerca de 25.

En México, y particularmente entre los hombres, existe una fuerte correlación entre las edades de ingreso a la fuerza laboral y de deserción escolar, aunque esta última ha aumentado de manera notable en los últimos años, pues en la actualidad hay mayor combinación de empleo y escuela. Sin embargo, en las zonas rurales este fenómeno se da con mucho menor frecuencia.

No obstante, esta combinación no tiene efecto uniforme entre hombres y mujeres, toda vez que el destinar menos horas a la educación afecta en mayor medida al sector femenino. Existen diversos motivos -afirma Knaul- que pueden explicar las graves consecuencias que el trabajo infantil y la deserción escolar tienen para las mujeres, comenzando por el perfil de los empleos iniciales en ambos sexos.

Un alto porcentaje de las niñas que se incorporan al mercado laboral lo hacen en el empleo doméstico, por lo que difícilmente pueden acumular una experiencia a futuro. "La evidencia disponible sobre el servicio doméstico sugiere que las mujeres son a menudo muy jóvenes, trabajan un gran número de horas y cuentan con pocas oportunidades para asistir a la escuela". Es decir, este tipo de empleo es incompatible con las aspiraciones, porque hay mayor probabilidad de obtener bajos rendimientos por la experiencia acumulada en los trabajos que realizan las jóvenes durante los años escolares.

"Las diferenciales de género en el trabajo infantil son evidentes no solamente en la distribución de ocupaciones, sino también en la manera en que la experiencia del mercado laboral a temprana edad afecta las oportunidades futuras de educación y empleo".

Otro aspecto relevante que se desprende de las características del mercado laboral infantil es que al paso de los años, quienes se insertaron en el mismo tienen muy poca diversidad en cuanto a la distribución de ocupaciones, con el consiguiente impacto salarial.

De ahí que entre algunas de las conclusiones que la especialista desprende del análisis del mercado laboral infantil y la deserción escolar, destaca el hecho de que abandonar la escuela para laborar nunca proporciona mayor beneficio que continuar los estudios, así como el hecho de que la "penalización" en términos de desarrollo futuro es mucho más severo en las mujeres que en los hombres.

Esto último se refleja en que al paso de los años, para aquellas mujeres que comenzaron temprano su actividad laboral es más difícil permanecer en el mercado de trabajo, principalmente debido a sus deficiencias escolares. Esta situación se asocia, con frecuencia, a la maternidad prematura.

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