Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 24 de diciembre de 2002
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Sociedad y Justicia
Casi agotados, las muñecas y trebejos con mayor promoción por las televisoras

Deshumanizan a los niños juguetes de los últimos 20 años, dice experta

Advierte del creciente riesgo de que los infantes vivan en un mundo virtual

KARINA AVILES

En las dos décadas recientes se ha desarrollado un proceso "de entrenamiento para deshumanizar" a los niños mediante juguetes que tienen implícitos mensajes de racismo, agresión, desprecio a la vida humana, en los que el "bueno es el que mata más". Lo anterior, corresponde a una visión del mundo de las fuerzas dominantes del guerrerismo y del poder económico de los países industrializados como Estados Unidos, alertó la especialista Patricia Ehrlich.

Doctora en pedagogía por la Universidad de Humboldt de Berlín, Ehrlich advirtió que cada vez aumenta el riesgo de que los niños vivan en un mundo virtual, debido a que muchos de ellos están desconectados de su entorno, desconocen el campo, carecen de espacios para saltar o correr y viven bajo un bombardeo de mensajes mediante caricaturas, juguetes, revistas y programas televisivos, que lo que favorecen es el desprecio por la vida.

juguetes_navidad8Pero, por otra parte, existe ya el fenómeno de que muchos de los niños -al vivir en este mundo virtual, en el que, por ejemplo, desconocen los animales de verdad o sólo los han visto en libros- piensan que un elefante o una serpiente tienen igual tamaño o ni siquiera saben que la leche proviene de una vaca. Más bien conocen este alimento empacado, indicó.

En entrevista, la académica del posgrado de pedagogía de la UNAM y profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana, refirió que en un estudio de la revista estadunidense Science, publicado hace algún tiempo, los menores de ese país se habían vuelto más violentos, más gordos y más tontos, por todas las implicaciones que tiene la recepción constante de mensajes agresivos que, además de todo, promueven el sedentarismo, ya que los niños pasan mucho tiempo sentados viendo este tipo de programaciones.

Lo anterior -dijo- está comenzando a permear en el país, donde los niños, sobre todo de las ciudades, "se la pasan solos, se idiotizan con la televisión o los juegos y no se mueven". Permitir que esto ocurra con los menores es dejar las puertas abiertas para que se afecten sus posibilidades motrices, psicológicas y sociales, pues la "vida es movimiento, es cuidado y es estar en contacto con las cosas reales".

Ehrlich destacó que en todo este proceso negativo "se ha dejado manga ancha a los medios de comunicación para manipular las mentalidades de los niños" al grado de que muchos de ellos sólo quieren lo que se anuncia.

Explicó que lo importante de un juego no es el juguete sino el juego, que representa un ensayo de actividades para obtener destrezas, habilidades y formas de relacionarse con los demás. Los juguetes tienen que ver con la actitud que, se supone, tendrán los niños cuando lleguen a su etapa adulta.

El problema de las dos décadas pasadas es que se ha llegado a un grado de avance tecnológico en el que todo es posible destruir. Los juguetes bélicos no son algo nuevo sino de tiempo atrás. La diferencia radica en que se ha fortalecido el mensaje de que "la vida es matar". Hoy día, algunos niños reaccionan con frases como "te voy a matar", indicó.

Por lo anterior, es necesario que en los medios de comunicación -por lo menos en los espacios oficiales- se proporcione orientación a los padres para que conozcan los riesgos a los que están sometidos sus hijos. Expresó que los jefes de familia tienen que conocer que hay otra clase de juguetes con precios muy bajos, que son importantes para desarrollar las habilidades de los menores.

Una bolita de masa, un trompo, un balero, una pelota o una caja de cartón son instrumentos que fomentan la destreza de los niños. Por otro parte, señaló, es importante rescatar los juguetes tradicionales, apoyar a la industria nacional que produce juguetes didácticos, "sacar" a los niños de la televisión y fomentar que tengan contacto con la naturaleza.

Externó que se debe tomar conciencia de "que no queremos un mundo con adultos que destruyan el mundo, pues esto es suicida".


Los Santas y Reyes previsores adquirieron los objetos más deseados Una cara feliz, la meta

ROSA ELVIRA VARGAS

Malas noticias para Santas o Reyes morosos: difícilmente encontrarán en los almacenes, jugueterías o tiendas departamentales, el guante del Hombre Araña, la versión menor de la muñeca Rapunzel o algunas de las variantes de Buzz Ligthyear. Ya no hay y es difícil que se resurtan antes del 6 de enero. Lástima.

Deben saber que les ganaron los padres de familia que estuvieron atentos y aprovecharon la oportunidad de apartar con antelación y por módicos 100 pesos, el contenido de la carta del vástago. A estas alturas -es más, desde el fin de semana- ya liquidaron su cargamento y en muchos casos hasta se dieron el lujo de hacerlo con vales de despensa.

Desde que arrancó el segundo semestre, la mayoría de niños entre dos y ocho años, empezaron a sufrir el bombardeo publicitario que desde la televisión les creó, como cada año, el interés por ciertos juguetes. Casi todos, asociados a las películas, series o personajes de moda.

Sucumbieron a la mercadotecnia y en las cartas abundan peticiones por las muñecas Diva Star, Mil caritas, la Barbie toque mágico, la Mindi maquillaje o el Bebé pipí. En el caso de los niños, están emocionados por encontrar al pie del árbol navideño juguetes con nombres no menos sicalípticos como el Hotwheels pulpo o el Mandíbulas extremas, el taller automotriz o todas las variantes de los Action men, los monstruosos Zoid.

Ello sin contar a los sofisticados y carísimos video juegos, en sus más recientes versiones, como los Game Cube (versión casera), el portátil Game Boy Advance, o el Play Station I y II.

La demanda por estas versiones domésticas de las maquinitas es impresionante, pese a las advertencias a los padres de familia formuladas por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

La dependencia señala en un estudio de diciembre de 2001: "Nada más alejado del juego que los llamados juegos de video, mediante los cuales el niño, si bien se entretiene, tiene que desarrollar destrezas muy específicas para ganar al programa, con la consiguiente frustración en caso de no conseguirlo... más aún, la mayoría de los juegos de video se basan en un esquema muy simple de que el jugador debe afrontar mil peligros en los que se juega la "vida'', de modo que para seguir "vivo'' es necesario que "mate'' a sus contrincantes; matar o morir, no hay otra posibilidad''.

Pero nada los disuade y muchos padres, ante el riesgo de dejar que sus niños se mezclen en el viciado ambiente de los locales de maquinitas, prefieren gastar en los cartuchos o discos de la versión casera, para los cuales existe amplia gama de programas -a cual más de moda-, por lo que un infante fanático de los video juegos aceptará algo distinto a la nueva aventura de Mickey Mouse, Harry Potter, Pokemón, Shrek, el Hombre Araña u otros.

Los mejores consumidores

Los niños son, y lo sabe el comercio, los mejores consumidores. Aquellos por los que ningún padre escatimará parte importante de su presupuesto con tal de lograr una cara feliz el 25 de diciembre o el 6 de enero -incluso en ambas fechas- no obstante que a los pocos días el vástago ya ni se acuerde de los patines, la autopista o el complicado juego de magia de Harry Potter, y para entonces haya vuelto a su vieja pelota de futbol.

No importa. Un recorrido por almacenes y jugueterías revela la fascinación de los infantes por ese universo que colma sus fantasías: carritos, muñecos, armables, cubos, juegos de mesa, casitas... no cesan de pedir, de repetir "este es el que quiero'', mientras los padres siguen nerviosos la enumeración, mientras sacan cuentas mentales del desembolso, porque, eso sí, como los conocen bien, casi ninguno de los objetos más codiciados cuesta menos de 200 pesos.

Y es que aquí, un padre ducho o experimentado también sabe, a estas alturas, dónde comprar para ahorrarse algunos pesos si es que realiza a tiempo el ejercicio y está incluso dispuesto a sumergirse en el caos del comercio callejero del centro histórico o de algunas delegaciones. De lo contrario, si es novato o no tuvo tiempo para prever, tendrá que recurrir a donde sea para encontrar esa y solo esa muñeca que pidió su hija, y la pagará al precio que, sabedora de la ley de la oferta y la demanda, fija a su antojo la juguetería.

En el reporte más reciente de la Profeco sobre los precios de los juguetes de mayor demanda (semana del 9 al 13 de diciembre) es posible advertir diferencias hasta de 500 pesos por el mismo juguete entre los establecimientos del ramo. Un ejemplo: el VW New Beetle eléctrico cuesta en Bodega Aurrerá mil 910 pesos con 90 centavos. En Tony, el mismo carrito cuesta 2 mil 399 pesos.

Casi en todos los casos las tiendas departamentales como Liverpool, Palacio de Hierro, Sears, Juguetibici Bodega, Woolworth, Mercería del Refugio, Comercial Mexicana, Juguetrón y Auchán tienen los precios más altos, mientras que en el caso contrario estarían, sobre todo, las bodegas de Aurrerá y de Comercial Mexicana, así como las tiendas de la UNAM, el ISSSTE y las de trabajadores del sector eléctrico.

Así, el piano con luces y sonido de Fisher Price en la tienda de la UNAM cuesta 351 pesos, y 459 en Tony; el Adivina quién, de Milton Bradley, cuesta en Chedrahui 145.62 pesos, y en Liverpool, 169; el Monopoly, que en Bodega Aurrerá se consigue por 199 pesos, en Sears cuesta 255; el equipo de actividades de juguetes Periquín en almacenes Mónica Marisela cuesta 135 pesos y en Palacio de Hierro, 185. Si se trata de las Barbies, la piscina tropical cuesta en la tienda de la UNAM 138.30 pesos y en Sears, 199.

Hay más: el Action Man Patinador Turbo que en Bodega Comercial Mexicana cuesta 205 pesos, en Juguetibici Bodega piden 274 pesos, y un objeto al parecer sólo para peques enterados, que en la relación se presenta como The Power Puff Girls Trend Masters, Burbuja Hora D., cuesta en Chedrahui 289 pesos y en Sears, 469. Tampoco hay que perder de vista los precios de los muñecos eléctricos de Fisher Price, donde los Disneys Baby y Pluto Amigos pueden conseguirse en las tiendas de la UNAM por 249 pesos, mientras que en Liverpool el mismo cuesta 329 pesos.

¡Ah!, si quiere ofender a su hijo regálele ropa.

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