Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 24 de diciembre de 2002
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Política
Magdalena Gómez

Personajes del año

Acostumbrados como estamos a practicar una ideología en la cual la noción de poder está ligada a los espacios oficiales y a las elites políticas, pocas veces reparamos en la gente que hace trabajo cotidiano desde la sociedad y sus diversas organizaciones sin aspirar a los reflectores porque sabe que cuando así sucede se debe a que la golpearon. Obviamente estas personas tampoco son líderes de partidos políticos, sin embargo, sus acciones tienen un sentido profundo en la construcción del nuevo proyecto de nación del que tanto se ufanan en el discurso algunos "personajes".

Sólo a manera de ejemplo diría -y con la advertencia trillada de la imposibilidad de citarlos a todos y a todas- que es justo poner la mirada en: Adelfo Regino y el trabajo que realiza con su equipo de servicios del pueblo mixe; Aldo González y su incansable defensa de los recursos naturales y autonomía desde Guelatao; Sofía Robles, quien ha potenciado en su trabajo con mujeres indígenas la herencia política que dejó su compañero y nuestro amigo, Floriberto Díaz (ya fallecido); Joel Aquino, incansable en la defensa de la autodeterminación comunitaria en Yalálag; Francisco López Bárcenas, empeñado en fortalecer su formación profesional a la vez que acompaña a los comuneros de Yosotato; Abel Barrera, quien desde Tlapa, Guerrero, y su equipo de Tlachinollah, camina junto con las comunidades en la lucha por sus derechos y respalda, como muchos y muchas, a la policía comunitaria; María de Jesús Patricio, que ocupa desde Tuxpan, Jalisco, sus saberes en medicina tradicional para fortalecer su defensa y la de la autonomía; Ricardo Robles, que ya perdió la distinción entre su propia vida y la de los rarámuris al compartir con ellos esa lucha callada y persistente por seguir siendo pueblo y practicar con el ejemplo la ética de resultados, su especial manera de juzgar a la gente y a los políticos no por lo que dicen, sino por el impacto de sus hechos.

No podían faltar en esta enumeración: don Pedro de Haro, maracame wirrárika que en sus sueños ve a los políticos como insensibles y a quienes apoyan a los indígenas como seres destinados a repetir y repetir su palabra para que no se olvide; Raúl Alvarez Garín, Salvador Martínez El Pino, Jesús Martín del Campo, entre otros, que a nombre de muchos mantienen la lucha por la justicia con el castigo a los responsables del genocidio practicado en 1968. Miguel Concha y Edgar Cortés, quienes forman parte de la red de organismos de derechos humanos; los líderes del Sindicato Mexicano de Electricistas, los de Salvador Atenco y del Campo no Aguanta Más, entre tantos otros desconocidos para la gran mayoría de los medios de comunicación.

De manera destacada nos corresponde evocar a la organización Las Abejas y a sus líderes Vicente Jiménez Santiz, Agustín Guzmán López, Pablo Vásquez Ruiz, Agustín Santiz Santiz y Porfirio Arias Hernández de San Pedro Chenalhó, Chiapas, sobrevivientes de Acteal, quienes mantienen su lucha contra la impunidad y a cinco años de la ominosa masacre afirman:

"Nosotros como organización y víctimas de esa masacre decimos que la justicia aún está a la mitad; aunque se han ratificado las sentencias de unos, otros grupos del grupo victimador obtuvieron su libertad hace cerca ya de un año y que ellos son los verdaderos responsables y dirigentes de esta masacre; también falta ejecutar las órdenes de aprehensión a 27 de los implicados que todavía siguen libres y sin miras de que se les abra un proceso penal. Tampoco se han abierto procesos penales en contra de funcionarios y de los autores intelectuales de la masacre, como el ex gobernador Julio César Ruiz Ferro y el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León; para las grandes cabezas no ha habido su castigo".

Si nos acercamos a cada uno de nuestros personajes y a sus procesos, vamos a encontrar que desde diferentes trincheras muestran un concepto ético de la justicia, ajeno a componendas o a intereses mezquinos. Con sus causas desnudan al Estado mexicano en su intento eterno de dar gato por liebre en materia de derechos humanos y ratificar una corte penal internacional sin hacerlo realmente, insinuar prescripciones tratándose de delitos de lesa humanidad, encubrir a los verdaderos responsables de los mismos o hacer como sí ya se hubieran reconocido los derechos pactados en los acuerdos de San Andrés.

Estos personajes y los muchos otros y otras no citados están dando certeza a la idea de que otra nación es posible.

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