Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 15 de diciembre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  >

Espectáculos

JAZZ

Antonio Malacara

Ricardo Benítez

HOY MAS QUE nunca, el jazz latino (latinoamericano) se escucha por todos lados. Y por obvias y contundentes y sabrosas razones, es la vena afrocaribeña la que casi todo mundo identifica en este rubro, anglorrebautizándolo en muchos de los casos como latin jazz. Lo único malo es que las confusiones se inician y se multiplican con la obsesión de algunos devotos, que pretenden incluir al son montuno, el danzón, el merengue, la salsa o cualquier otro etcétera de sabor caribeño entre los subgéneros del jazz.

CUENTO APARTE es cuando esta música del Caribe se rediseña, se reinterpreta o se fusiona con las herramientas jazzísticas, y esto es precisamente lo que Ricardo Benítez (entre muchos otros maestros de su generación y de otros tiempos) ha logrado hacer patente con su propuesta artística. En su segundo disco solista, Pa' Malanga (Global e Rack, 2002), el flautista nos entrega una visión universal y ciento por ciento contemporánea de sus raíces musicales.

EL DANZON, EL chachachá y la charanga se asoman por cada uno de los intersticios posibles en Pa' Malanga; sus aromas son evidentes y altamente disfrutables, pero en ningún momento el discurso de Benítez pierde el rumbo. El sabe a dónde quiere llegar, sabe del poder de su sangre cubana, de su bagaje rítmico y armónico, de su carga genética, pero sabe también que, ante todo, está en plena construcción del nuevo jazz cubano desde México.

OTRO ENORME punto a su favor es la dotación de instrumentistas que lo acompañan; el trío base está integrado por Osmany Paredes al piano, Alberto Pantaleón en el bajo eléctrico e Hilario Bell en la batería, otros tres cubanos radicados en nuestro país, con quienes Benítez mantiene una relación artística y de cuatitud desde hace varios años; pero también aparecen Miguel Valdez en las percusiones y Joel Hernández, Ivón Sosa y Elizabeth Meza en las voces, además del gran Gabriel Hernández, quien toca el piano en los dos temas que aporta como compositor: A Carlitos y Dando vueltas, dos danzones evidentes y confesos de finísimo tratamiento armónico.

ENTRE LOS cuates mexicanos aparecen el pianista Víctor Patrón y el guitarrista Roberto Arballo, Betuco. Ricardo Benítez compartió con ambos el escenario en el grupo Wet Paint, y Víctor aportó para este disco un tema dedicado al flautista, La bicicleta rusa, rememorando las anécdotas contadas por Ricardo en su natal Camagüey, cuando era inmensamente feliz en su bicicleta rusa. Hay dos versiones de este tema en el disco; en la primera sólo interviene el trío base con las vocalizaciones de Joel Hernández y, para terminar, se repite con la inclusión de Víctor y el Betuco. Ahora que, chovinismos aparte, nos quedamos con la segunda versión, donde la guitarra del joven maestro hace verdadera gala de imaginación y elegancia.

RICARDO BENITEZ llegó hace 16 años a nuestro país, se casó con una mexicana y poco después, estando a punto de partir a Estados Unidos, asistió a un concierto de Antropóleo y decidió mejor quedarse en estas tierras. "Fue verdaderamente impresionante y alentador descubrir que había tan buenos músicos en México. Ya no lo dudé y me quedé aquí".

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año