Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 15 de diciembre de 2002
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Mundo
La anulación no contribuye a que condenemos un ataque a ese país, dice el Kremlin

Irak rescinde a firmas rusas contrato para explotar rico campo petrolífero

Hussein no es tan interesante como para apoyarlo en cualquier situación, expresa Moscú

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 14 de diciembre. Como balde de petróleo frío cayó sobre el Kremlin la noticia de que el régimen de Saddam Hussein decidió anular la concesión que otorgó hace cinco años a LUKoil y otros dos consorcios rusos para explotar el riquísimo campo petrolífero de Qurna Occidental-2, cuyas reservas estimadas ascienden a 7 mil 300 millones de barriles de crudo.

Los medios informativos locales difundieron de inmediato la primera reacción oficial por conducto de un funcionario no identificado del primer círculo de la presidencia rusa: "decisiones como ésa no contribuyen a que Rusia mantenga su posición de rechazo a una guerra en Irak.

"Por sí mismo, Hussein no es tan interesante como para que Rusia lo apoye en cualquier situación."
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Antes cuidadoso de guardar las formas, el gobierno de Bagdad sacó a relucir su drástico distanciamiento de Moscú en el momento en que el Kremlin continúa negociando con la Casa Blanca garantías de que Estados Unidos, incluso de llegar al extremo de derrocar el régimen de Hussein, respetará los intereses de Rusia en Irak, pero sólo ha conseguido, según las filtraciones más recientes, vagas promesas verbales.

El Estado ruso, afectado por partida doble

La cancelación del contrato con LUKoil, además, se produjo justo cuando Nikolai Tokariev, presidente de la compañía Zarubezhneft, otro de los gigantes petroleros de Rusia, hizo público lo que llamó inminente acuerdo para obtener una nueva y multimillonaria concesión en Irak.

Zarubezhneft, junto con los consorcios Rosneft -ruso- y Total Fina Elf -francés-, daba por hecho la firma con el gobierno iraquí de un contrato para desarrollar el campo petrolífero de Nahr bin Umar, con reservas potenciales que podrían duplicar las de Qurna Occidental-2.

Ahora queda en entredicho la concreción de ambos proyectos, con los cuales Rusia buscaba consolidar su ventaja frente a las petroleras occidentales en el sector energético de Irak, mientras Zarubezhneft, que pertenece al Estado ruso, resultó afectado por partida doble, pues también tenía participación en el anulado contrato de LUKoil.

Firmado en 1997, el convenio para explotar el campo de Qurna Occidental-2 estipula la creación de un conglomerado ruso-iraquí, en el cual LUKoil lleva la voz cantante con 68.5 por ciento de las acciones, las compañías rusas Zarubezhneft y Mashinoimport tienen cada una 3.25 por ciento y el Ministerio de Petróleo y Gas de Irak el restante 25 por ciento.

En una carta suscrita por el viceministro iraquí de Petróleo y Gas, cuyo contenido trascendió, Bagdad defiende como razón legal para romper con LUKoil y los otros dos socios rusos el incumplimiento por parte de éstos de los puntos principales del contrato.

LUKoil, por conducto de uno de sus vicepresidentes, Leonid Fedun, alega que no ha violado cláusula alguna, y sostiene que Bagdad exige comenzar sin demora la extracción de crudo, cuando el convenio especifica claramente que ello se podrá hacer sólo después de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) levante las sanciones contra el régimen de Saddam Hussein.

Existen opiniones encontradas acerca de qué fue lo que realmente llevó al gobierno iraquí a desconocer el hasta ahora único contrato petrolero de envergadura con Rusia.

Para algunos analistas, Bagdad se sintió traicionado por Vaguit Alekperov, presidente de LUKoil, quien todavía hace relativamente poco era su principal cabildero ante el Kremlin, y a partir de octubre pasado asumió una actitud prepotente al anunciar que el presidente Vladimir Putin le había asegurado que no se afectarían sus intereses en Irak, con o sin Hussein en el poder.

Otros expertos sostienen que la ruptura con LUKoil, que aún podría enmendarse con reducir a un simple malentendido la carta del viceministro iraquí, es una forma de presionar a Rusia frente a los crecientes signos que apuntan a que Estados Unidos, independientemente de las conclusiones que presenten los inspectores de armas de la ONU, mantendrá su intención de desatar una nueva versión de la Guerra del Golfo.

Al respecto, Dmitri Rogozin, presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Duma, Cámara baja del Parlamento ruso, calificó de serio error la decisión de Bagdad de anular el contrato con LUKoil, y subrayó su motivación "esencialmente política".

"Todavía no hay guerra, pero ya se empezó a afectar los intereses rusos", concluyó Rogozin.

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