Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 9 de diciembre de 2002
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"Creímos que habíamos tomado el tren a París y desembarcamos en Biafra", dice

Argentina rifó su soberanía económica de manera irresponsable: Pablo Gentili

En la escuela obtienen los niños su única comida diaria, afirma el investigador

MARIA RIVERA

Argentina es hoy un laboratorio social extraordinario, pero es exagerado pensar que de los movimientos alternativos que han aparecido surja espontáneamente un proyecto revolucionario, explica el investigador Pablo Gentili, de la Universidad de Río de Janeiro.

"Más que a las puertas de una transformación de ese tipo, estamos ante una reconstrucción política, social y económica, que sólo tendrá un sentido positivo si aprende de las lecciones del pasado: de una dictadura que no se procesó, de una guerra insensata contra Inglaterra y de la megalomanía de sentirnos más cerca de Europa que de Latinoamérica."

Para el académico argentino la dictadura que asoló a su país, así como el continuismo de los gobiernos radicales y peronistas que le siguieron, son fundamentales para entender la dificultad actual para encontrar una salida política progresista a esta crisis. La parte positiva de los movimientos en torno a objetivos concretos es que han permitido reconstruir el tejido social de solidaridad por abajo, generando entre la comunidad una sensación de poder.

Un ejemplo de esto son las manifestaciones de los sectores más pobres alrededor de la escuela pública. El espacio público se ha desintegrado a tal punto, sostiene, que las instituciones educativas son prácticamente el único sitio donde los grupos más desfavorecidos se reúnen, organizan y plantean sus demandas.

"Hoy en día la escuela argentina es considerada como el lugar donde los niños y las niñas obtienen su única comida diaria. Aunque la merienda escolar estaba instituida, los recursos destinados a este fin prácticamente desaparecieron por las sucesivas crisis económicas. Ante esto la sociedad se organizó, pese a su pobreza, para que la escuela siguiera cumpliendo con la función de alimentar a la infancia.

"Desde una perspectiva más amplia, esto puede parecer poca cosa, pero si partimos del hecho de que 40 por ciento de los niños están anémicos o corren riesgo de estarlo, y los índices de enfermedades se duplican los lunes porque -según se descubrió en un trabajo de campo-, el fin de semana no comen, cambia la visión."

Si bien esta progresiva desintegración del Estado ha permitido una conciencia comunitaria importante, también ha provocado una desconfianza radical hacia cualquier forma de representación política, acota el investigador.

argentina_protest_08ik"Esto tiene una parte buena en la medida que significa un rechazo a la política tradicional, a su clase corrupta e irresponsable, pero una negativa por el hecho de no tener en cuenta que si se van todos quién se quedará a cargo. Todo aquel que plantea una organización política más allá del espacio local se le identifica como profesional de la política y entra en la categoría que se vayan todos, que no quede ni uno solo."

Ejemplifica con los casos de Luis Zamora, dirigente que viene de la izquierda trotskista y que aparece hoy como un referente de la nueva política, y Elisa Carrió, quien pese a surgir del Partido Radical posee gran prestigio político. Ante los comicios de 2003 el primero tomó la decisión de no presentarse porque considera que las posibilidades de reconstrucción de la sociedad civil no pasan por las grandes referencias políticas, sino por consolidar el tejido social por la base, y la segunda sí contenderá y para ello ha desarrollando una estrategia netamente electoral.

"Esto daría la razón a la tesis de Zamora, que el poder termina engulléndolo todo -comenta Gentili-, pero también es probable que él acabe fuera del debate político. Yo no podría decir cuál de estas estrategias es la mejor. En Argentina hay una enorme dificultad de pensar más allá de los próximos seis meses. Se vive en el inmediatismo. El problema es que el presidente puede llegar a ser unos de los más perversos representantes de la vieja clase política, travestido de luchador contra el FMI o representante de los trabajadores argentinos."

Desde la perspectiva del analista -quien trabaja en el laboratorio de políticas públicas, centro que investiga en función de demandas y necesidades de organizaciones populares, como el Movimiento de los Sin Tierra, entre otros-, el modelo brasileño debería ser tomado en cuenta por la izquierda latinomericana como una alternativa.

Recuerda que la estrategia de construcción política del Partido de los Trabajadores, donde todos marchan hacia adelante una vez que se establecen principios comunes y se definen las normas internas para la elección de aquellos que van a encabezar los movimientos, llevó más de 20 años y se basó en el ejercicio de gobierno, empezando por lo local, por la gestión de sus sindicatos y organizaciones sociales, así como por una política de alianzas flexible.

En el partido de Inacio Lula da Silva -indica- en Brasil, existe la idea de que un proyecto político no se pone a discusión cotidianamente por las disputas internas, como ocurre en la izquierda tradicional no sólo de Argentina, sino de toda Latinoamérica. "Y no es que en el PT no hubiera disputas, sino que se dejaron de lado en función de estrategias de mediano y largo plazos. Esto habla de madurez. Por eso Argentina no está a las puertas de ninguna revolución, porque primero necesita reconocer que la construcción de un proyecto político democrático es una cuestión de largo plazo, y que cuando se avanza en las demandas específicas también se construyen las más generales."

Gentili subraya que el caso argentino es un espejo para los países latinomericanos, porque permite observar las repercusiones de rifarse la soberanía económica de manera irresponsable. "El capital no tiene alma ni piedad. A lo largo de los años noventa fuimos un excelente alumno dentro del contexto de los países que aplicaron las políticas de ajuste estructural. Seguimos de forma disciplinada las recetas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Diez años después tenemos esta realidad brutal, donde las fotos que ilustran nuestro país son niños desnutridos, personas en situaciones de pobreza extrema que en poco se diferencian de los países africanos. Creímos que habíamos tomado el tren a París y desembarcamos en Biafra.

"Países como México, Brasil o Colombia, por citar algunos, deben mirar el desarrollo de nuestra crisis con mucha atención, no sólo por interés analítico, sino también para reconocer que en la dinámica de éstas se encuentra buena parte de las razones que pueden llevarlos a enfrentar algo similar en el futuro.

El panorama es difícil, pero el investigador afirma que ya hay elementos que permiten hablar de una coyuntura política latinoamericana esperanzadora. Explica que prueba de la pérdida de legitimidad de las políticas neoliberales son los recientes triunfos de Lula en Brasil, de Lucio Gutiérrez en Ecuador, las enormes posibilidades que tiene el Frente Amplio en Uruguay en sus próximos comicios, así como la creciente vinculación entre los movimientos rurales y urbanos y el espacio de las ideas de izquierda. Destaca como un ejemplo de esto la extraordinaria capacidad de penetración del discurso del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el campo intelectual del continente.

Sin embargo, concluye Gentili, hay una asignatura pendiente con el neoliberalismo que hay que atacar sin dilación. Un ámbito donde este sistema caló, pero que no tiene tanta visibilidad.

"Tal vez lo más triste", lamenta el investigador, "es darnos cuenta de que los neoliberales no sólo cambiaron las instituciones, sino también nuestra forma de pensar. Y este trabajo no se realiza de forma aislada desde los centros de producción de ideas, sino que se concretiza fundamentalmente en la lucha política", concluyó.

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