Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 30 de noviembre de 2002
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Política

Enrique Calderón A.

El cambio esperado

Dos años han pasado desde el día que Vicente Fox tomó posesión de la Presidencia de la República, en un ambiente de expectativas y esperanzas jamás vividas por la sociedad mexicana, que ansiaba el cambio luego de 70 años de gobiernos priístas, de los cuales, al menos los últimos 20 habían sido del todo lamentables.

El nuevo Presidente se había comprometido a cambiar el país, hacer crecer la economía y resolver los problemas más graves en un tiempo por demás breve. Quince minutos, había dicho, serían suficientes para resolver el conflicto de Chiapas. Dos años después, poco o nada ha cambiado respecto de los temas más críticos que los mexicanos debemos afrontar todos los días, aunque el Presidente se afane en afirmar lo contrario, a partir de datos que no corresponden a la realidad. Si algo hay distinto hoy de lo que había hace dos años son los nuevos temas de preocupación y desaliento.

Veamos: en diciembre de 2000 los principales problemas a los que se enfrentaba la sociedad mexicana eran la inseguridad ante la violencia delictiva, el desempleo abierto y la pobreza generalizada a nuestro alrededor. Al iniciar diciembre de 2002, la inseguridad sigue siendo el tema de conversación cotidiana, no faltando entre los amigos a quien le robaron el coche a punta de pistola, a quien secuestraron por varias horas, o a quien le tocó presenciar un asalto por delincuentes organizados.

Cada día los medios de comunicación nos reportan la detención de bandas criminales, la intercepción de cargamentos de droga y el descubrimiento de unidades civiles y militares involucradas en el negocio de protección al narcotráfico. ƑPero de qué habla todo esto? ƑDe triunfos del aparato de seguridad y de justicia? ƑDe síntomas de un crecimiento incontrolable de las actividades del crimen organizado? ƑO sólo de una campaña mediática más, en las que tan duchos suelen ser los señores del equipo gobernante? El caso atroz y trágico de las mujeres que han sido y siguen siendo asesinadas en Ciudad Juárez pareciera ser una muestra simbólica de lo que el gobierno del cambio ha logrado para el bienestar del país.

El tema del desempleo constituye un inequívoco ejemplo de fracaso. Al discurso oficial, que habla de prosperidad y de miles de fuentes de trabajo creadas, se enfrenta una realidad que no podría ser más diferente: empresas que cierran, maquiladoras que se van, amigos despedidos luego de 10, 15 o 20 años de trabajo, historias de hombres y mujeres de más de 40 años que deambulan en búsqueda de empleos que no existen, jóvenes frustrados luego de meses de búsqueda inútil; la experiencia y el conocimiento resultan ser más motivos de estorbo que ventajas ante los posibles empleadores. El enojo del Presidente ante reclamos constantes se ha convertido en nota diaria; las esperanzas de recuperación, espejismo que se aleja.

Como consecuencia natural, la pobreza se generaliza y acentúa, a la par que los signos de acumulación de la riqueza en los pocos, los automóviles de lujo que pueden observarse en las calles, hablan de ella. El fantasma del TLC recorre hoy el país y se cierne sobre los agricultores, sin que el gobierno parezca estar consciente de la tragedia que se avecina sobre ellos; su irresponsabilidad e ignorancia del tema parece no tener límite.

Una vez más la historia sexenal se repite, aunque los colores y las siglas del partido en el poder sean distintos. El cambio prometido resultó un espejismo. En su último viaje al extranjero, el Presidente confesó su arrepentimiento a las promesas hechas por él en su campaña; Ƒcuántos ciudadanos están igualmente arrepentidos de su voto "por el cambio", de su voto útil?

La historia no podía ser distinta. ƑQué diferencia podía haber entre el Salinas de Wall Street y el Zedillo de Procter and Gamble con el Fox de la Coca Cola? El modelo neoliberal era y es el mismo en los tres casos, con todas sus consecuencias y sus penurias. ƑQué cambio podíamos realmente esperar?

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