Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 29 de noviembre de 2002
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Política

Silvia Gómez Tagle

Triunfo étnico en Ecuador

El triunfo del ex coronel Lucio Gutiérrez en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Ecuador, realizadas el domingo pasado, resulta especialmente interesante porque representa el acercamiento entre diversos sectores para fortalecer la hegemonía de un frente amplio de centro-izquierda, gracias a lo cual pudo triunfar con ventaja significativa sobre el candidato de derecha, el acaudalado empresario Alvaro Noboa. El caso también demuestra que las elecciones no siempre se ganan con dinero e intenso apoyo de los medios de comunicación.

La figura política de Lucio Gutiérrez surge en enero de 2000, cuando se perfiló como un militar insurrecto en el momento en que se negó a reprimir al Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik Nuevo País, que ocupó Quito en enero de 2000 como protesta por las medidas económicas "neoliberales" y las políticas antipopulares dictadas por el entonces presidente Jamil Mahuad.

Ese año el movimiento logró consolidar la unidad indígena y una alianza inédita con militares de mediana graduación que culminaría con la destitución de Mahuad.

Pachakutik ha promovido la gestión alternativa buscando la consolidación de los poderes locales como estrategia para construir un nuevo orden político desde lo local. La conquista del poder local y el éxito en su gestión han sido los instrumentos políticos mediante los cuales se ha proyectado el movimiento indígena popular en la esfera político-institucional frente al conjunto de la sociedad, sin menoscabo de su independencia y autonomía.

Este partido constituye una fuerza claramente contestataria frente a las fracasadas reformas neoliberales, por lo que su presencia parlamentaria y acción política pública han encauzado a un segmento importante de la conflictividad social y de la crítica al sistema.

Algunos aspectos innovadores del movimiento son el ejercicio inusualmente democrático en la toma de decisiones, la rendición de cuentas y el control de las autoridades, así como la relativa consistencia político-ideológica de los representantes electos, la rotación en los cargos de elección interna y la recurrencia a mecanismos de proselitismo y fortalecimiento de la organización social, en vez de recurrir a prácticas clientelares.

En su conjunto estos rasgos han forjado un partido indígena con capacidad de convocatoria que va más allá del ámbito étnico, ampliando los márgenes de su acción a nuevas esferas de la convivencia social, la interculturalidad, los derechos humanos colectivos, incluyendo los ambientales y la administración de justicia (Augusto Barrera, La reconstrucción de la izquierda desde la acción social: el caso del movimiento Pachakutik, Centro de Investigaciones CIUDAD, Ecuador).

La incorporación constitucional de los derechos colectivos le otorga alta dimensión democratizadora en la acción colectiva indígena de Ecuador.

El reconocimiento de sus "pueblos" abrió la posibilidad de integrar a los indígenas a la gestión de sus territorios, reconocer sus formas de vida y cultura, y dejar abiertas posibilidades de inclusión al Estado. Además conquistaron en la Asamblea Constitucional de 1997 derechos relativos a la preservación del medio ambiente, la infancia, el género, nuevos formatos de democracia participativa en los gobiernos locales y de gestión parlamentaria. Pero, sobre todo -dice Barrera-, el movimiento indígena y su expresión partidaria han logrado un campo de deliberación social alrededor del racismo y de la opresión cultural en las relaciones cotidianas, que rompieron con siglos en los que estas características de la sociedad ecuatoriana permanecían "invisibles".

Podría decirse que Pachakutik reconstruye la izquierda desde la práctica democrática y de la construcción de la ciudadanía en sus dimensiones individuales y sociales. Así se ubica, por un lado, en las nuevas vertientes de la democracia radical y, por el otro, en una crítica frontal al neoliberalismo en tanto que tiene como propuestas el fomento a la capacidad productiva local y la reivindicación del Estado pluricultural con la revalorización de lo étnico y fuerte dimensión ética de la política.

Sin embargo, Pachakutik, al igual que otros partidos de izquierda del siglo xxi, enfrenta dilemas entre los principios y las opciones que se ofrecen para la decisión política, sobre todo ahora que está en posición de cogobernar.

Muchos dilemas en torno al ejercicio del poder y de la lucha del poder tendrán que ser resueltos, porque la militancia ya no sólo significa vocación de servicio, sino también mecanismos de promoción personal y porque ya hay contradicciones entre los postulados de Pachakutik y los planteamientos del presidente electo, quien ya se ha definido respetuoso de los intereses estadunidenses y de las reglas básicas de los organismos financieros internacionales.

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