Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 28 de noviembre de 2002
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Sociedad y Justicia

Los científicos tienen que trabajar para la sociedad, dice

La UNAM no debe investigar para trasnacionales: Toledo

El especialista del Instituto de Ecología considera que sus colegas apoyan por ingenuidad el uso de transgénicos

ANGELICA ENCISO L.

Los científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) deben hacer ciencia para la sociedad en general, y en particular para los sectores desprotegidos del país, más no trabajar para responder a la demanda de las grandes trasnacionales, sostuvo Víctor Toledo Manzur, especialista del Instituto de Ecología de esta institución.

El experto dijo lo anterior durante su intervención en las jornadas sobre alimentos transgénicos, un problema y una solución desde la interdisciplina, en las que han participado especialistas que están en favor y en contra del uso y consumo de los organismos genéticamente modificados (OGM) -que son los productos agrícolas a los que se les inserta un gen de una especie distinta para lograr un fin en particular.

Los asistentes a dichas jornadas expresaron su preocupación por la "contaminación" con transgénicos del maíz de Oaxaca, luego de que Toledo y Ana de Ita, del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano, describieron la gran diversidad y complejidad del sistema de producción en las milpas mexicanas, donde los agricultores hacen sus propias mezclas de los granos criollos; se estima que existen centenas de variedades y, además, hay otras no identificadas, las cuales estarían en riesgo.

De Ita explicó que se presume que esa "contaminación" se dio por la presencia de semilla transgénica que entra al país en las importaciones anuales del grano, que en promedio son de 5 millones de toneladas, de las cuales 30 por ciento corresponderían a OGM. Las tiendas rurales de Diconsa compran y distribuyen parte de ese producto, y el maíz transgénico más común es el BT, que contiene un químico para eliminar una plaga de insectos, precisó.

En su intervención, Jorge Larson, de la Comisión Nacional de Biodiversidad (Conabio), sostuvo que el hecho de que se haya dado la "contaminación" de maíz criollo quiere decir que "somos un país negligente" en el tema de los transgénicos. Agregó que las comunidades campesinas de la sierra norte de Oaxaca fueron las primeras en dar avisos de la situación, pero no se hizo nada para evitarla.

Por su parte, el investigador José Luis Solleiro se refirió a que las trasnacionales ya están aquí, y debe hacerse un trabajo más detallado para plantear mejores términos de negociación. Resaltó que es necesario que el gobierno deje el estado de inacción en que se encuentra, ya que desde hace casi un año que se dio a conocer la "contaminación" del maíz, y no ha tomado ninguna decisión.

En su intervención, Toledo Manzur manifestó preocupación por el carácter corporativo que ha tomado la investigación de la biotecnología aplicada a los alimentos, y resaltó que el caso de los transgénicos es una oportunidad para discutir la relación entre ética y conocimiento. Presentó una lámina con una cita del investigador Francisco Bolívar Zapata en la que afirma que "los transgénicos no son el Diablo", y apoya la investigación en estos organismos.

"No creo que los colegas universitarios actúen de mala fe, pero me preocupa la ingenuidad. Hoy en día vivimos un mundo complejo donde los razonamientos simples ya no caben. No podemos hacer ciencia creyendo que este sólo hecho es un acto automático de una producción correcta; estamos obligados a medir, a sopesar y a evaluar las investigaciones. En el caso de la biotecnología, estamos ante un quehacer científico que no convence, porque es una modalidad de investigación financiada por las grandes empresas corporativas", agregó.

Dijo que sería importante que el Instituto de Biotecnología estuviera en pleno diálogo con el de Ecología, lo cual sería útil para que los biotecnólogos entendieran lo que significa aplicar este tipo de investigación en el medio ambiente; "estamos en contra de que la universidad pública siga patrones de investigación marcados por las grandes corporaciones".

Consideró que los transgénicos son un caso en que la ciencia ha perdido el piso; "no puedo imaginar que el científico biotecnológico de la UNAM no tenga capacidad para ver que su investigación puede tener un uso contrario al que está pensando. La universidad pública esta obligada en hacer ciencia para la sociedad y los sectores más desprotegidos".

Resaltó que dichas instituciones están orientando su investigación en función de lo que establecen las grandes corporaciones, "lo cual es realmente preocupante. Hoy en día tenemos que reconocer que no existe ciencia social neutra".

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