Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 15 de noviembre de 2002
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Espectáculos
Leonardo García Tsao

La lucha de clases en videoclip

Hasta ahora, la filmografía del realizador Fernando Sariñana se había dividido entre trabajos ambiciosos -Hasta morir, Ciudades oscuras- y proyectos abiertamente comerciales -Todo el poder, Segundo aire. (Que éstas hayan funcionado en taquilla ha desatado una sintomática animosidad crítica contra al director.) Su quinto largometraje, Amar te duele, significa una combinación de ambas tendencias. En su aspecto más interesante la película examina una situación real, pocas veces abordada, de la sociedad mexicana; sin embargo, eso es socavado constantemente por un tributo a los tics del lenguaje videoclipero.

La premisa es tan vieja como Shakespeare. Dos jóvenes se enamoran enfrentando la oposición total de su respectivos entornos sociales y familiares. En este caso, Renata (Martha Higareda) es una niña bien que, a manera de juego inicial, entabla contacto con Ulises (Luis Fernando Peña), un adolescente que no llega a chavo banda por sus aspiraciones artísticas. Aunque realmente hay poca distancia entre el centro comercial de Santa Fe donde se conocen y la colonia proletaria donde él vive, entre ambos media un abismo. Renata y Ulises deciden llevar su relación a contracorriente, insistiendo en que es asunto de ellos y nadie más. Claro, las reglas de una sociedad clasista acabarán imponiéndose con violencia.

En un principio, Amar te duele aborda el asunto con una mirada pertinente sobre qué tan arraigada y compleja es la división de clases en la sociedad mexicana. Tildado de "indio", "aborigen" o "frijol" por sus coetáneos de clase privilegiada, Ulises trata de suprimir su rencor en nombre de su amor por Renata. Sin embargo, su mejor amigo Genaro (Armando Hernández) está consciente de que se trata de un enfrentamiento inexorable "de ellos contra nosotros". El comprensible resentimiento de Genaro se fundamenta en el desprecio resumido en una simple frase, "pinches nacos", pronunciada por un cliente de Santa Fe (el propio director, en una aparición cameo). Otras contradicciones se insinúan cuando quienes sirven a esa clase privilegiada -choferes, guaruras, sirvientas- toman partido por sus patrones, como queriendo desconocer sus orígenes.

Si la relación entre Renata y Ulises se antoja improbable, la película la vuelve verosímil gracias en buena medida a las sensibles actuaciones de sus intérpretes. La debutante Higareda hace creíble a una adolescente burguesa inclinada a romper la norma, mientras Peña aprovecha de nuevo su mirada melancólica para expresar un dilema existencial. (Curiosamente, él y Hernández parecen escapados de De la calle, con un leve ascenso en la escala social; pero la dinámica entre ellos es la misma.)

La innegable habilidad formal de Sariñana establece bien el contexto que da sustancia al melodrama. Sin embargo, su debilidad por el gimmick acaba por diluir las virtudes de la cinta. En lugar de explorar las observaciones sociales de la primera parte, el cineasta opta por agotar los recursos de moda -la cámara en incesante movimiento, los cambios arbitrarios de color y textura, la banda sonora como rocola de éxitos recientes- hasta volver fatigoso el desarrollo narrativo por redundante. Como un cocinero que arruina sus guisos con demasiado condimento, Sariñana sabotea el potencial dramático de Amar te duele con innecesarios juegos visuales. El único gimmick que funciona y es coherente con la historia se da cuando la pantalla se divide en cuadros, como la página de un cómic, para ilustrar cómo Ulises ha trasladado a Renata a su mundo.

Ese manierismo apegado a la moda no sólo trivializa el contenido de Amar te duele, sino será la causa de su envejecimiento prematuro: en unos años la película se verá como del neolítico. La intuición comercial de Sariñana es muy respetable, pero su cine no va a convencer del todo mientras no compruebe las ventajas expresivas de la sobriedad, el rigor y el silencio.

AMAR TE DUELE

D: Fernando Sariñana/ G: Carolina Rivera/ F. en C: Chava Cartas/ M: Enrique Quezadas; canciones varias/ Ed: Roberto Bolado/ I: Luis Fernando Peña, Martha Higareda, Ximena Sariñana, Armando Hernández, Zaide Silvia Gutiérrez, Patricia Bernal/ P: Altavista, Videocine, El Charro Films. México, 2002.

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