Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 15 de noviembre de 2002
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Política

Jaime Martínez Veloz

Señor Fox, Ƒpero qué necesidad?

Ya no sabemos cuándo el presidente Fox descompone más el clima político: si cuando habla en inglés o en español, como se desprendería de sus dislates londinenses. Esta vez magistrados, jueces, fiscales, legisladores e indígenas fueron blanco de su lenguaje frívolo e impertinente.

Si parte de la sabiduría del gobernante es reconocer la importancia de la mesura, las bondades de conservar la ecuanimidad, las ventajas del silencio propio y el imperativo de la coherencia, Fox no parece estar a la altura de la Presidencia. De seguir así, sus desatinos y ligerezas competirán con las de Bush, que ya fueron recopiladas y editadas para regocijo de comediantes que ahí encuentran ideas para sus rutinas cómicas.

Al parecer nuestro Presidente no tiene idea clara de la capacidad y velocidad con que hoy opera la transmisión noticiosa, ya que en sus giras comete excesos e impertinencias que abochornan a todos, menos a él, pues tal vez confía en que la distancia lo resguarda.

En entrevista con la agencia Efe al aludir a los "servidores" públicos investigados por delitos cometidos en 1968 y durante la represión a la guerrilla declaró: "... es muy probable que una buena parte de los responsables no vayan a la cárcel, porque se han acabado los términos legales para el enjuiciamiento de esos crímenes." Ya encarrerado, dijo: "Estamos procediendo a realizar (sic) la tarea del procurador (el fiscal encargado del caso) para que la opinión pública enjuicie a estas personas, una vez que se demuestre su culpabilidad aunque no haya cárcel... para otros sí habrá cárcel, porque todavía estamos en tiempos jurídicos y legales para actuar." Locuaz como siempre, remató: "Hoy hay cosas que jamás sucedieron en el pasado, como decisiones de la Suprema Corte (de Justicia) en contra del Ejecutivo que hemos acatado totalmente."

El Presidente está obligado a explicar razonable y satisfactoriamente cuál es la posición del Ejecutivo federal ante el tema, porque la Suprema Corte ya sentenció, de manera inapelable, que la eventual prescripción de esos delitos está sujeta a las conclusiones de la investigación que realiza la fiscalía que Fox mismo dispuso para el caso. Pero si él considera que prescribieron los delitos del 68 y subsecuentes, Ƒpara qué creó la fiscalía?

Con sus declaraciones británicas, se retractó de su oferta inicial de campaña en el sentido de crear una comisión de la verdad que enjuiciara moral y políticamente a los criminales y de la cual dijo asumiría la sentencia judicial, con las consecuencias penales que implicara.

La supuesta prescripción selectiva que menciona, sin tener capacidad de ninguna índole para siquiera referirla, insinúa su disposición para negociar el enjuiciamiento de los criminales, lo que atenta gravemente contra la división de poderes. Sus palabras ponen en duda su voluntad para acatar los dictámenes de la Suprema Corte.

El fiscal especial Ignacio Carrillo y Genaro Góngora Pimentel, quien preside la Suprema Corte, al tanto de sus responsabilidades y capacidades, simplemente han debido descalificar los refranes de Fox con toda la propiedad y respeto que merece la institucionalidad.

Reivindicar la vigencia plena del estado de derecho, esclarecer la verdad histórica de lo acontecido, iniciar los juicios penales a que haya lugar, según las conclusiones de las investigaciones en curso, e indemnizar por ley a quien corresponda, es capital para la reconciliación nacional, para la dignidad de las instituciones republicanas y la legitimidad del Poder Ejecutivo federal.

Estos son los factores que ha puesto en riesgo el Presidente de la República. Pretender minimizar la gravedad con interpretaciones sesgadas o improvisaciones equívocas sólo hará que la sospecha de apetitos de hegemonismo autoritario, que hoy caen sobre él, sea compartida por sus operadores políticos. O en todo caso, si no intenta conspirar contra la soberanía del Poder Judicial y someterlo como el PRI lo hizo durante 70 años; si todo se reduce a un asunto de fragilidad protagónica ante los medios; si la personalidad de Vicente Fox no es suficiente para garantizar la institucionalidad en la conducta del Presidente de la República, se está a tiempo de tomar medidas e impedir que el tono gubernativo semeje una comedia francesa de equívocos.

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