Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 15 de noviembre de 2002
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Política

Silvia Gómez Tagle

Retroceso del tiempo oficial en medios

Se tiende una sombra sobre la consolidación del proceso electoral federal de 2003, porque sin equidad en el acceso a los medios de comunicación no puede haber elecciones libres y competidas.

El pasado 10 de octubre Vicente Fox y Bernardo Gómez, en representación de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión, sellaron el nuevo pacto del gobierno y los industriales de la radio y la televisión. El Presidente de la República dijo que las nuevas reglas responden a los principios de libertad de expresión, derecho a la información y a la responsabilidad social. Sin embargo, el decreto no sólo fue concertado a espaldas de la mesa de negociación instalada por la Secretaría de Gobernación desde hace más de un año y en la que participaron intensamente partidos, empresarios, profesionales, académicos y sociedad civil, sino, peor aún, a espaldas del Congreso, por lo que han surgido múltiples controversias, ya que los aspectos positivos son pocos y en general favorece al Presidente.

Analicemos los argumentos; en primer lugar, el asunto de los tiempos de los que dispone el Estado. La LFRT dispone en la actualidad 30 minutos diarios para el conjunto de instituciones que van desde el Poder Ejecutivo hasta universidades publicas, la CNDH y el IFE. Adicionalmente el Estado (no sólo el Ejecutivo) disponía de 12.5 por ciento del tiempo total de transmisión a cambio de pago de impuestos. Correspondían tres horas diarias (180 minutos) repartidas en forma proporcional en las 24 horas del día.

Esta disposición fue resultado de una negociación de los empresarios para reducir el 25 por ciento de impuesto sobre ingresos brutos que disponía la ley de 1968. Esto dio amplio margen de maniobra para negociar con el gobierno "opiniones favorables" a cambio de que éste no exigiera todo el tiempo que le correspondía con el pretexto del alto costo de la producción de los programas. Hay que destacar que el acuerdo de 12.5 por ciento no decía nada respecto a la forma en que debía dividirse "el tiempo fiscal", de tal suerte que podía utilizarse en una sola emisión o subdividido en segmentos de segundos; sin embargo, en lo general el gobierno compraba a precios comerciales los espots pagando sumas millonarias, a pesar de que nunca agotó la utilización de los dos tipos de tiempos oficiales (fiscal y de Estado).

Con el nuevo decreto no sólo se reduce a 1.25 por ciento el "tiempo fiscal", sino que se excluyen todas las instancias del Estado, como el Congreso, los gobiernos de las 32 entidades federativas, el IFE, la CNDH, así como las universidades públicas, que ahora dispondrán solamente de los 30 minutos de tiempo del Estado que señala la ley vigente. La única ventaja es que ahora podrán subdividir 10 minutos de ese tiempo en espots hasta de 20 segundos y los restantes 20 minutos se tendrán que usar según el formato anterior, es decir, en segmentos no menores de cinco minutos. La distribución del tiempo en el horario de 6 am a 12 pm es similar a la establecida con anterioridad.

Como han advertido consejeros del IFE, la situación es particularmente delicada en 2003, que será año electoral, porque el IFE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial tendrán que competir con los partidos políticos por el uso de tiempos, muy disminuidos, para difundir los mensajes necesarios para cumplir su función como promotores de la democracia, lo cual posiblemente mostrará la necesidad de destinar mayor cantidad de recursos del presupuesto electoral (que es presupuesto público) a la compra de tiempo en los medios (que es un negocio privado).

Desde esta perspectiva encontramos que los beneficiarios del decreto son los empresarios, que así vieron reducidos sus pagos de impuestos de 12.5 por ciento sobre el tiempo total de transmisión a 1.25 por ciento, que ahora tendrán obligación de donar al gobierno, pero además muy probablemente las instituciones electorales y los partidos se verán obligados a comprar más tiempos, lo cual significa un magnífico negocio en vísperas de una elección federal como la de 2003, que promete ser muy competida. Y, desde luego, el otro gran beneficiario es Vicente Fox, quien asegura para su promoción personal, la de su partido, la de la señora Sahagún y sus obras filantrópicas, nada menos que 18 minutos diarios, que pueden traducirse en 54 espots.

Por donde quiera que se vea es inevitable concluir que el decreto expresa el resultado de una negociación entre Fox y los medios de comunicación electrónicos que tiene como telón de fondo las elecciones legislativas del próximo año, en las que el Presidente ya había anunciado su decisión de promover abiertamente a los candidatos del PAN, con lo que deja en desventaja a todos los demás partidos políticos.

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