Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 15 de noviembre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Política

Horacio Labastida

Neonazismo y sociedad civil

En el violín maestro de Sándor Végh brotaron los primeros acordes del célebre quinto movimiento de la Partita II (Bwv 1004) del grandioso Juan Sebastián Bach, la bellísima Chacona que provocó la nunca olvidada exclamación de Spitta; se trata, dijo, del triunfo del espíritu sobre la materia, apreciación que pronto la crítica extendió a las otras dos partitas y tres sonatas que forman el conjunto de obras para violín solo que escribió el hijo de Eisenach, acunado en 1685 y figura señera en la historia de la música. La calificación de Spitta pronto alcanzaría a no pocos clásicos y posclásicos inspirados por la eterna Euterpe del parnaso helénico.

Del mismo modo en otras esferas de la sociedad se registran incomparables triunfos del espíritu sobre la materia, singularmente conmovedores cuando vencen por sus virtudes cimeras las brutales agresiones de la barbarie. El ascenso de Adolfo Hitler en 1933, punto final de la república de Weimar, en Alemania, no permitió al recién nacido führer advertir el significado de las elecciones que en el mismo año abrieron las puertas de la Casa Blanca a Franklin D. Roosevelt, autor en buena parte de la derrota que sufriría el dictador hacia 1945. El huevo de la serpiente sólo floreció algo más de dos lustros y quedó aparentemente sepultado para siempre entre las batallas de la Segunda Guerra Mundial (1939-45), aunque ahora, en el amanecer del siglo xxi, parece reverdecer y amenazar con groseros movimientos la paz mundial. La ideología del huevo de la serpiente consta en el texto que el jefe del Partido Nacional Socialista escribió durante su confinamiento en el fuerte Landsberg, después del fracasado y escandaloso puscsh cervecero en Munich (1923). El texto Mein Kampf (Mi lucha) pretende ser una autobiografía en la que explica las bases raciales y agresivas de su filosofía política. El progreso de los hombres, afirma, es resultado de los logros colectivos que impulsan las razas, y entre éstas los arios han sido más creativos que ninguna otra, singularmente la rama germana que, sobre todas, es la más dotada y dinámica, y al respecto señala sin preámbulo alguno que los judíos no sólo carecen de estas cualidades sino que sobreviven gracias a su aptitud de explotar y apropiarse de la riqueza cultivada en huertos ajenos. Además, los judíos se han destacado en estrategias que fomentan la corrupción y destrucción alemana, por ser la germana flor y nata étnica, conceptos que cada vez más transformaban la patria de Goethe en el poder hegemónico del planeta, cuya raíz era la vigorosa burguesía que hizo de Berlín el centro de operaciones de la inversión trasnacional germana.

Dos meses luego de los condenables acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, en Nueva York y Washington, las cosas parecen más claras. La alta burocracia de la Casa Blanca, que hoy preside George W. Bush, ha proclamado una doctrina racista y expansionista que recuerda capítulos claves de Mein Kampf, no sólo por su tono belicista y sí, principalmente, por las connotaciones que se repiten en las declaraciones de los miembros más cercanos al despacho oval de la casa presidencial.

Sin más, aseveran, hoy existe una raza satánica, la árabe, porque en su seno se producen y reproducen en formas múltiples los terroristas, dueños en exclusiva de un propósito central: la destrucción de las razas occidentales y peculiarmente de la más creativa y pura, la estadunidense, cuya naturaleza se corresponde no únicamente con su propia libertad democrática y el mercado libre, lo que sería muy restringido, puesto que Estados Unidos de Norteamérica, así lo afirman sus líderes, es el abanderado único de las libertades democráticas y la sensibilidad superior de todos los pueblos, inclusive los musulmanes del Islam o de Irak si purgan con energía y a satisfacción del Tío Sam a quienes generan y perfeccionan instrumentos terroristas. Todo depende de que estas poblaciones derroten a sus actuales autoridades maléficas y admitan a otras bien vistas por el ánimo bondadoso y noble del trasnacionalismo washingtoniano. Por otra parte, el racismo alentado por el Tío Sam dispone de dos fuerzas de gran eficacia: el gran poder económico unido a un superior poder político-militar, concertados en las oficinas secretas del Pentágono; si las poblaciones musulmanas no prescinden de sus tiranos, serán borrados de inmediato por ejércitos de la Casa Blanca, sin importar las decisiones de la ONU. Nadie más tiene semejantes medios, y precisamente por esto hay regocijo al interior de los actuales huevos de la serpiente, porque los citados apuntalamientos muestran óptimas condiciones en favor de la edificación de un régimen neonazi, reflejo de la globalización de los capitales financieros, encabezados por el gobierno estadunidense, dentro de cuya hegemonía fungirían como vasallos los demás países avanzados, incluidos Japón y China, y en el fondo estaría una inmensa población maquiladora al servicio de las jerarquías superiores, remedándose así un innovador feudalismo incubado no por las antiguas fuerzas productivas de la tierra que le dieron vida, sino por fuerzas y relaciones de producción capitalistas y monopólicas. ƑQuiere decir lo anterior que la humanidad está condenada a vivir un flamante medioevo en las circunstancias del poder económico global de hoy?

Afortunadamente el pesimismo no es total. Las protestas de una sociedad civil también renovada surgen por todas partes, según quedó demostrado el pasado domingo 9 en Florencia, de acuerdo con la multitudinaria manifestación contra la guerra, el neoliberalismo y la opresión de los menos sobre los más, que ocurrió en la bellísima ciudad de Miguel Angel y su maravilloso David. Afortunadamente la sociedad civil contemporánea está asegurando con más y más decisión el triunfo del espíritu sobre la materia.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año