Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 15 de noviembre de 2002
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Política

Censuran las recientes declaraciones de Fox sobre una supuesta paz en el estado

Para las comunidades de Chiapas, la guerra no ha terminado: ONG

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

San Cayetano, Chis., 14 de noviembre. El campamento militar aparece impuesto en el paisaje. No está integrado. Detrás de una maraña de cinta cortante y amenazadora, varios soldados se parapetan tras una barricada en alto, empuñan armas largas. Siendo ellos quienes sitian militarmente esta región tzotzil entre los municipios autónomos San Andrés Sackamch'en y San Juan de la Libertad, parecen ellos los sitiados.

Los indígenas de Pontehuitz, San Cayetano, San Antonio El Brillante, Bayalemhó y otras comunidades, evitan caminar frente a la posición del "Agrupamiento Proal" del Ejército federal. Le hacen un tenso vacío. La posición militar se localiza a pocos kilómetros del Aguascalientes de Oventic, que se ve desde aquí. En repetidas ocasiones, las comunidades en rebeldía se han manifestado contra el campamento, asentado en un par de predios sin consentimiento de las comunidades.

Dos "pintadas" que acaban de abandonar el campamento, intrusas también en un paisaje de barrancas y montañas que parece tallado a mano por gigantes, se hacen piojito sobre una banca en un cobertizo en medio de la nada, mientras esperan transporte que la conduzca a Puerto Caté (otro puesto militar) y quizás a Tuxtla Gutiérrez. Son la imagen misma del cansancio.

Se hace más densa la niebla. Llovizna. Desaparecen de la vista los pueblos de Oventic y Bayalemhó, los soldados armados, los vehículos, dormitorios y arsenales, las prostitutas, la línea blanca de la carretera. Todo. Con frecuencia, en los Altos de Chiapas sólo la niebla parece real. Pero la guerra está ahí, acecha.

Engañosa, la "inactividad" militar

"Para las comunidades indígenas la guerra nunca terminó", afirma el Centro de Análisis Político e Investigaciones Sociales y Económicas (Capise), que ha documentado la militarización y la paramilitarización recientes de la zonas indígenas de Chiapas.

Por su parte, la Red de Defensores Comunitarios consideró "que no hay paz" en las comunidades. "En la medida que no se han resuelto las demandas de los pueblos, la aparente inactividad militar resulta engañosa". Según los defensores comunitarios, "no se puede hablar de paz en tanto haya una presencia militar que hostiga a las comunidades directamente, y además protege las actividades de los grupos paramilitares, que no han dejado de actuar".

Para Ernesto Ledesma, coordinador de Capise, "resulta penoso convertir la vergüenza en una costumbre. Costumbre se ha vuelto escuchar discursos fantasiosos del presidente Fox. Declarar que en sus casi dos años de gobierno ha estado en paz con los zapatistas representa una irresponsabilidad más. Resulta paradójico que en dos años de supuesta paz, se haya presentado un reactivación de grupos armados y/o paramilitares en regiones de influencia zapatista, que son también zonas fuertemente militarizadas".

Para el coordinador de Capise, "es lamentable que en los discursos oficiales y diplomáticos se hable de paz o de proceso de paz. La propuesta de repetir una y otra vez el mismo discurso no cambió con el gobierno". Ledesma considera que "esto presenta dos realidades paralelas".

La primera, "las denuncias hechas por los municipios autónomos, que describen el acoso y hostigamiento cotidiano de miembros del Ejército federal y de grupos paramilitares y/o armados". La segunda, el discurso oficial "que niega tales acontecimientos. Para las comunidades indígenas la guerra nunca terminó, (pues) padecen hostigamientos y asesinatos a manos de los grupos paramilitares que cobija el Ejército federal".

Ledesma aventura algunas preguntas: "Si fuera cierto que hay paz, Ƒpara qué la fuerte presencia militar? ƑPor qué en los últimos meses nos llegan familias indígenas que manifiestan miedo de regresar a sus comunidades? Existen unos Acuerdos de San Andrés incumplidos. ƑPaz? ƑDónde?".

Los defensores comunitarios, aseguraron hoy que, a pesar de los discursos del gobierno, "la situación en las comunidades es diferente, los militares presionan y los grupos paramilitares siguen activos, nadie los desmembra".

La red señala que la desaparición, anunciada hoy, de la Unidad Especializada de la PGR para investigar "probables" grupos armados, "confirma su ineficacia, y garantiza impunidad a todos los grupos que la Unidad, en cinco años de operación, no logró detectar".

La paz es un sueño distante

Una veloz pick up blindada de la Policía Federal Preventiva disminuye la marcha frente al Aguascalientes II, en Oventic. Se trata de una de las nuevas unidades, equipadas con armas de alto poder y cartuchos de gases, que recientemente se echaron a rodar en la región. Un indígena, tras la valla al pie de la carretera, comenta:

-Algo traen. Esos nunca pasan. Sólo vemos ahora la policía, y los soldados vestidos de civil en carros sin placas.

Como si los hubiera invocado, minutos después brotan de la niebla los "rambos" de la Policía del estado, llamada ahora Sectorial, y aminorando la velocidad miran hacia el Aguascalientes, que no se ve. Por aquello de la niebla.

Clavadas a una estaca, dos tablas de unos ochenta centímetros llevan pintado un casco militar con manchones de camuflaje que sirve de maceta a una floreciente mata de maíz cargada de mazorcas, muy parecida a las que aparecen en los códices mayas. No se trata de una evidencia; es un sueño aún distante.

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