Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 5 de noviembre de 2002
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Editorial
 
 
BUSH, OBLIGADO A RETROCEDER

sol-2En un contexto en el que la irracionalidad, la violencia y la ley del más fuerte parecen erigirse como normas básicas de las relaciones internacionales, el obligado retroceso del gobierno de Estados Unidos en el seno del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas es, sin duda, un dato esperanzador y plausible.

Ayer, el vocero del Departamento de Estado, Richard Boucher, admitió que la Casa Blanca hace "revisiones" al borrador de resolución que pretendía imponerle a esa instancia de la ONU con el fin de legalizar el ataque contra Irak, siguiente capítulo a la destrucción de Afganistán a cargo de las fuerzas armadas estadunidenses.

Según el funcionario del país vecino, las "revisiones" tienen por objeto incluir las posiciones de otros gobiernos que integran el Consejo de Seguridad y que se oponen a entregar a Washington un cheque en blanco para que lance una incursión militar contra el país árabe con la cobertura diplomática de Naciones Unidas. Entre los detractores de Washington destacan Francia, Rusia y China -tres de los cinco miembros permanentes del Consejo, los tres con poder de veto-, cuyas autoridades han sostenido la necesidad y la pertinencia de dar margen para que la presunta fabricación de armas de destrucción masiva por parte de Irak sea resuelta por vías diplomáticas y no con una nueva guerra.

Si las actitudes más moderadas logran prevalecer sobre el delirio belicista de Washington y Londres, y si Bagdad flexibiliza su rechazo a una nueva resolución de la ONU en materia de inspección de armas -como pareció expresarlo ayer mismo Sa-ddam Hussein- el mundo habrá ganado una oportunidad inapreciable para no iniciar un nuevo y peligroso conflicto armado.

En este diferendo, México ha optado por sumarse a la postura de Francia: descartar el uso automático de la fuerza y en cambio facilitar la misión de los inspectores de armas que la ONU debe enviar al país árabe a la brevedad; sólo una vez concluida esta misión, y de acuerdo con los resultados que se obtengan, debería empezar a hablarse de los siguientes pasos. Ayer, en una conversación telefónica entre Fox y Bush, el primero sostuvo ese punto de vista, pese a las presiones del mandatario vecino por uncir a nuestro país al bando de la guerra.

Luego de los numerosos dislates, extravíos, torpezas y claudicaciones que han caracterizado la política exterior del presente gobierno, la adopción de la postura mencionada es un punto a favor del actual mandatario, y como tal debe ser reconocido y respaldado, toda vez que se corresponde con uno de los valores tradicionales de la diplomacia mexicana, que dicho sea de paso han sido sistemáticamente ignorados y traicionados en los últimos dos años: apostar por la paz y la negociación en la solución de los conflictos internacionales. Cabe esperar que la atinada postura oficial ante el asunto iraquí no sea una mera carta de negociación o una maniobra para distraer a la opinión pública sino, por el contrario, un primer paso en la recuperación de los principios.
 

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