Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 5 de noviembre de 2002
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Política

José Blanco

Venezuela, a la vera del abismo

Hugo Chávez llegó al poder montado en la crisis de partidos políticos del sistema venezolano que navegaba en la corrupción, en la ineficiencia gubernamental, en el alejamiento de sus políticas respecto a la sociedad. El sentimiento argentino de hoy, expresado en el "que se vayan todos", los venezolanos lo actuaron eligiendo a la enésima versión del hombre providencial populista que suelen generar las tierras latinoamericanas.

La de Chávez no es una trayectoria democrática, sino autoritaria y golpista. Para que nadie lo olvide, Chávez acaba de organizar un desfile y una gran parada militar para conmemorar su hazaña de intentar derrocar por la fuerza militar a Carlos Andrés Pérez en 1992.

"El pueblo llegó a este palacio para no irse más", amenazó el pasado 14 de abril, después de recuperar el poder, a dos días de su derrocamiento fugaz. Para la vasta oposición civil y militar, que incluye a los poderes de facto y a lo que queda de los viejos partidos políticos, y que conoce la retórica de Chávez, la expresión chavista fue la de un tirano que amaga a la sociedad diciendo "llegué para no irme más". Fue ése el último gran lance de Chávez en su ruta de polarizar cada vez más profundamente a la sociedad venezolana.

Desde entonces la crisis social y económica no ha hecho sino ahondarse. El Banco Central de Venezuela ha revisado a la baja el crecimiento del producto para 2002 (-2.5 por ciento), pero el FMI ha emitido cifras distintas: calcula una contracción de 6.2 por ciento en la actividad económica durante este año, debido, sobre todo, a la baja de la producción petrolera. Estima, asimismo, que el déficit fiscal seguirá siendo alto este año, alrededor de 3.7 por ciento del PIB, lo que añade "fuertes presiones en las fuentes de financiación local e internacional". El Fondo, además, prevé que la inflación podría ascender a 22.7 por ciento este año y a 25 por ciento en 2003. Otros cálculos locales hacen llegar la inflación a 30 por ciento para este año. La inflación acumulada a junio llegaba a 19.7 por ciento y el tipo de cambio, a julio, era de mil 327.73 bolívares por dólar (fue de 545 bolívares en 1998, cuando Chávez asumió el gobierno), habiéndose depreciado 14 por ciento la semana pasada. A junio de este año el abultado desempleo llegaba a 16.2 por ciento, contra 12.8 en 2001. Las inversiones extranjeras pasaron de mil 570.7 millones de dólares en 1998 a 187 millones en junio de 2002. La fuga de capitales ha sido del orden de 20 mil millones de dólares en los dos últimos años, según cálculos de BCP Securities. Por supuesto, los organismos internacionales, las calificadoras, han reprobado a Venezuela una y otra vez, y sacar de la espiral de crisis a una economía en la que la inversión privada tiene dos años paralizada sólo sería posible en otro escenario económico, social y político sustancialmente distinto.

Al tiempo que la economía se erosiona y el desempleo crece con celeridad -en medio del discurso decimonónico, engolado y grandilocuente de Chávez- la población civil se ha ido no sólo polarizando, sino también armando seriamente. De acuerdo con el ex comandante guerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos, recientemente invitado al foro venezolano Del conflicto a la gobernabilidad democrática. Lecciones de Colombia y El Salvador, organizado por la Alianza Cívica de la Sociedad Civil Venezolana, el Ateneo de Caracas y el periódico El Nacional, Venezuela "tiene que verse en algunos espejos dramáticos" como el de El Salvador. Villalobos alertó sobre las similitudes entre la actual situación política venezolana y la que en su país precedió a la guerra civil de los años 70. El ex guerrillero, dedicado desde 1995 a una maestría y un doctorado en la Universidad de Oxford, ha combinado la actividad académica con la asesoría para la solución de conflictos internos, especialmente en Bosnia, Sri Lanka, Colombia, Irlanda del Norte y Afganistán. De acuerdo con su percepción, aún no se evidencia en la sociedad venezolana la fatiga (frente al conflicto actual) que precede a la crisis que desemboca en la guerra civil, pero el riesgo es alto.

Por hoy, César Gaviria, secretario general de la OEA, aparentemente está a punto de conseguir sentar a la mesa al gobierno y a las oposiciones. Para ayer lunes éstas habían organizado una jornada antichavista en apoyo a sus demandas: la realización de elecciones en diciembre de este año. Chávez propone que se realicen en agosto de 2003. Pareciera que las distancias no son tan grandes entre las partes y, sin embargo, la Central de Trabajadores y los industriales aún sostienen su postura de un paro general indefinido, si no son satisfechas sus demandas. Sentarse a la mesa a negociar es ya un avance: las partes por primera vez se reconocen mutuamente. El arreglo al que lleguen, en su caso, sólo significa un acuerdo sobre cómo los venezolanos decidirán entre distintas propuestas políticas. Pero aún todo está a la vera del abismo.

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