Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 1 de noviembre de 2002
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Política

Al presentar sus alegatos, el Ministerio Público militar incurrió en contradicciones

Cuestionan los abogados de Acosta y Quirós la validez de testigos protegidos

Critica el fiscal la labor de la defensa, y al final ofrece disculpas a los generales

JESUS ARANDA

La amenaza velada del Ministerio Público militar al joven defensor de oficio del general Francisco Quirós Hermosillo hablaba por sí sola. El cuestionamiento a los argumentos de la fiscalía sobre la validez de los testigos y testimonios en los que se basan las acusaciones contra el propio Quirós y el general Mario Arturo Acosta Chaparro, motivó que el fiscal perdiera el control, criticara la labor de la defensa y, posteriormente, se viera obligado a pedir perdón por sus palabras.

Al término de la audiencia de ayer, el abogado de Quirós, teniente Fernando Carlos Fernández Pérez, explicó su estrategia para desacreditar gran parte de los acusaciones de la fiscalía: "nunca me han dado línea".

Al continuar por cuarto día el consejo de guerra en que se determinará si ambos generales son o no culpables de tener vínculos con el narcotráfico, asociación delictuosa y cohecho -en el caso de Quirós Hermosillo-, el abogado particular del general Acosta Chaparro hizo un dramático llamado al jurado castrense para ponerse a la altura del "momento histórico" y tomar en cuenta que "estamos en las conclusiones de un juicio contra generales, basado en testimonios de delincuentes (los testigos protegidos)".

En vísperas de que el consejo encabezado por el general de división Tomás Angeles Dauahare emita su fallo, el fiscal militar vertió conceptos contradictorios en sus alegatos, que comprometieron la consistencia de las acusaciones.

Sin que existiera un cuestionamiento directo sobre la falta de probidad del testigo Jaime Olvera Olvera -quien en un dictamen pericial presentado el miércoles fue calificado como un individuo con tendencia a mentir-, el fiscal militar comentó: "vamos a dar por hecho que está mintiendo, incluso, la fiscalía dudó acerca de algunas cosas", pero los medios probatorios están concatenados con otros testigos y testimonios, y en los hechos se comprobaron sus declaraciones.

De manera desafortunada, el Ministerio Público aceptó que en un momento de la averiguación -que en principio estaba asignada a la mayor María Guadalupe Anguiano Sánchez- pensó en desistir del asunto, pero que esa duda se disipó conforme conoció de más pruebas contra los generales.

Al referirse al problema de la competencia entre el fuero federal y el militar para llevar a cabo la investigación, dijo también que, en su momento, la procuraduría castrense reconoció que esta indagatoria no era de su competencia, y fue el noveno tribunal colegiado en materia penal el que determinó que era un asunto del fuero de guerra.

Después del fracaso que representó la comparecencia del ex comandante de la Policía Judicial Federal, Adrián Carrera Fuentes, quien no fue capaz de sostener, en un careo con Acosta Chaparro, sus declaraciones ministeriales sobre la realización de dos encuentros entre el general y el narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, el titular del Ministerio Público, teniente coronel Alfonso Méndez Valencia, insistió en fundamentar sus conclusiones acusatorias principalmente en las declaraciones de los testigos de cargo, quienes habrían visto o conocido entregas de dinero, autos y joyas a los militares de parte de El señor de los cielos. Además de presuntas entrevistas, llamadas telefónicas y la creación de una red de inteligencia -amparada en su participación en la Coordinación Nacional de Seguridad (1994)-, cuyo propósito era facilitar el aterrizaje de aviones que transportaban droga de Amado Carrillo.

Sin embargo, la primera pregunta del defensor de Quirós abrió un boquete en la estrategia de la fiscalía, ya que el Ministerio Público tuvo que reconocer que el testimonio de Gustavo Tarín lo hizo en Estados Unidos, y que este dicho no ha sido ratificado ante las instancias judiciales mexicanas.

Tarín asegura que el general Acosta Chaparro sostuvo encuentros con Amado Carrillo en agosto de 1994 y octubre de 1995, que él estuvo presente cuando estas personas conversaron telefónicamente al menos en 15 ocasiones, y que es un testigo clave para el proceso. Sin embargo, al no haber ratificado su dicho, la declaración es nula.

Tocó turno al defensor de Quirós, quien atrajo de inmediato la atención de la audiencia, porque mostró documentos que consideró claves en favor de sus defendidos.

El oficial, de 29 años de edad y con maestría en el Instituto Nacional de Ciencias Penales, sostuvo que las acusaciones contra su defendido están plagadas de un sinnúmero de anomalías y que, de acuerdo con jurisprudencia del fuero federal, los testigos de oídas -como los calificó- no son idóneos y, por tanto, sus dichos no tienen valor probatorio y procede la absolución.

Además, señaló que la causa penal contra Quirós comprende el periodo de 1994, cuando el general, junto con Acosta Chaparro, formó parte de la Coordinación Nacional de Seguridad, pero que la fiscalía no aportó ningún elemento para desvirtuar su participación en la misma como comisionados de la Secretaría de la Defensa Nacional, ni pruebas de que utilizaron su posición para favorecer el tráfico de drogas.

Entonces el abogado particular de Acosta, Mariano Flores Arciniega, se centró en mostrar al jurado que una acusación no podía basarse en los dichos de unos delincuentes (los testigos protegidos) contra generales del Ejército Mexicano.

Llamó a los miembros del jurado a examinar el "momento histórico" que vivimos, para reivindicar no sólo a los generales acusados, sino al Ejército Mexicano, ya que el prestigio de Acosta y Quirós "ha sido acabado en los medios, donde se les ha dado el mote de narcogenerales y se ha afectado su reputación atendiendo una bola de acusaciones falsas".

Y también censuró que la fiscalía no haya presentado pruebas para demostrar los dichos de los testigos, y descalificó el proceso contra los oficiales.

En respuesta, el Ministerio Público criticó a los abogados de llevar a cabo una defensa "tibia" y los increpó, porque si consideraban que la figura de los testigos protegidos era ilegal, lo hubieran planteado en un amparo ante la justicia federal.

La respuesta de los abogados fue inmediata, y el defensor de Quirós llamó al fiscal a "no caer en dimes y diretes, y concentrarnos en el aspecto jurídico".

Y ante las insinuaciones hechas en este último escarceo entre las partes y el velado comentario del Ministerio Público sobre el respeto de jerarquías en el Ejército, el joven oficial señaló: "independientemente de mi jerarquía, soy abogado".

Intervino el juez de la causa y conminó a las partes a debatir únicamente sobre el tema del proceso.

Por segunda ocasión en el día, el teniente coronel tuvo que ofrecer disculpas. La primera, cuando consideró que podía haber cometido una imprudencia al cuestionar la declaración ministerial del ex secretario de la Defensa Nacional, general Antonio Riviello Bazán, y la segunda, después de la intervención del juez para poner orden.

"Pido disculpas a mi general Quirós Hermosillo, a mi general Acosta Chaparro, al defensor de oficio y al defensor particular, si en algún momento los llegué a herir."

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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