Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 30 de octubre de 2002
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Editorial
 

CCE: TOTALITARISMO EMPRESARIAL

sol-2Ayer, la confrontación entre el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), encabezado por Héctor Rangel, y la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), que preside Yeidckol Polevnsky, alcanzó un punto de no retorno: el primero, arguyendo un atraso de 600 mil pesos en las cuotas de la segunda, le retiró sus derechos como integrante del CCE; en respuesta, Polevnsky anunció que el consejo directivo de los industriales de la transformación votó por abandonar ese consejo cupular, al que calificó de "club de ricos" y explicó que, más allá de los pretextos administrativos y reglamentarios esgrimidos por Rangel, la animadversión de éste y de la directiva de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) contra la Canacintra obedece a las divergencias que ambos bandos sostienen en materia de política económica. Asimismo, la dirigente industrial reprochó al CCE y a la Concamin su intolerancia a las diferencias ideológicas, su espíritu antidemocrático y su afán por acallar cualquier voz discordante.

Ciertamente, el argumento del CCE para hostilizar y, a la postre, marginar, a la Canacintra ?los 600 mil pesos de adeudo de cuotas?, es pueril e inverosímil, toda vez que a otros organismos integrantes del consejo cupular, en similar situación de adeudo que la Canacintra, se les otorgó un trato mucho más benévolo. En cambio, las explicaciones de Polevnsky sobre el origen del conflicto cobran verosimilitud y autoridad. En efecto, hace ya tiempo que se han hecho notar las posturas críticas de la Canacintra ante el neoliberalismo que impera en los mandos económicos del país, posturas que en más de una ocasión han contrastado con las de los sectores empresariales vinculados a las finanzas, el comercio y la especulación, grandes beneficiarios del capitalismo salvaje.

Debe tenerse en cuenta que, para los industriales que aún intentan hacer negocios en el país, el desmantelamiento del sector público de la economía, la desregulación a ultranza, la apertura indiscriminada de las fronteras a productos extranjeros, el trato de privilegio para los banqueros y las disciplinas fiscales y monetarias que rayan en el fanatismo, han sido políticas catastróficas. Los funcionarios económicos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox han propiciado una enorme contracción del mercado interno, han eliminado las trabas para el ingreso de mercancías extranjeras, han inducido una ruptura de las cadenas productivas tradicionales y han beneficiado a las maquiladoras de las transnacionales en detrimento de la planta industrial nacional. No debe causar sorpresa que los industriales de la transformación se manifiesten, con frecuencia, en contra de esas estrategias.

Los representantes de los capitales financieros y comerciales que han logrado inauditas concentraciones de riqueza al amparo del libre comercio, los rescates bancarios, las privatizaciones y demás líneas vigentes de política económica, y que, a lo que puede verse, resultan hegemónicos en el CCE, han decidido no tolerar más los señalamientos discordantes de la Canacintra, particularmente en lo que se refiere a la oposición de ese organismo a la liquidación de Petróleos Mexicanos y la Comisión Nacional de Electricidad, dos objetivos largamente acariciados por el empresariado neoliberal.

Pero tampoco hay demasiado lugar para la sorpresa ante el totalitarismo y la intolerancia con la que ese consejo coordinador ha reaccionado a las posturas de los industriales de la transformación. A fin de cuentas, el CCE, la Coparmex, la Concamin y otros de los llamados "organismos cúpula" del empresariado se inscriben en la lógica corporativa, sectorial, verticalista y autoritaria del llamado "sistema político mexicano", en pie de igualdad con la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Nacional Campesina (CNC) y demás siglas correspondientes a otras tantas correas de transmisión de un régimen profundamente antidemocrático cuyos remanentes se resisten aún a comprender, y a aceptar, la pluralidad y la diversidad imperantes en el país.
 

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