Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 28 de octubre de 2002
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Sociedad y Justicia
De 4 mil programas que se imparten en el país, 3 mil no están certificados

Proliferan maestrías de baja calidad en los centros de estudios privados

La SEP les otorga facilidades, mientras escuelas públicas están sujetas a evaluaciones

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

Las maestrías de dudosa calidad han proliferado en México en los años recientes debido a que la Secretaría de Educación Pública (SEP) da manga ancha a las centros educativos privados para que impartan posgrados sin estar obligados a cubrir estándares de calidad. La prueba de ello es que de 4 mil programas que se imparten en el país, más de 3 mil no están certificados, afirmó la directora general de Posgrado de la UNAM, Rosaura Ruiz.

investigadores_cu_nasPara poner en orden este nivel educativo dijo que es necesario crear un plan nacional de posgrado y en especial fijar un reglamento que defina los requisitos mínimos para la impartición de cursos, y a partir de ello establecer un padrón que certifique la calidad de todos los programas, incluidos los que no reciben recursos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

La bióloga, también presidenta del Consejo Mexicano de Posgrado, consideró que la diferencia en los niveles de calidad es uno de los problemas más graves en México, porque por un lado existen excelentes programas impartidos en universidades públicos y excepcionalmente en algunas privadas, y por otro cursos que son un "engaño".

Señaló que estos programas de mala calidad se caracterizan porque duran unas cuantas horas y por eso se les conoce como de "fin de semana", y se imparten en instituciones que tienen académicos que no están bien preparados y carecen de bibliotecas especializadas, de laboratorios y de centros de cómputo para satisfacer las exigencias de este nivel de estudios.

Explicó que para muchas instituciones privadas el posgrado se ha convertido en un negocio, porque se dedican a dar programas de las áreas administrativos y de ciencias sociales, que son más baratos, porque para su enseñanza no requieren invertir en sofisticados laboratorios o centros de cómputo.

Esto se debe, afirmó, a que el sector privado casi no invierte en desarrollo científico del país. "El 99 por ciento del conocimiento que se produce en México es gracias a las instituciones públicas", puntualizó.

Exigencias para escuelas públicas

Ruiz dijo que en contraste con las facilidades que la SEP da a las instituciones privadas, las públicas son sujetas a evaluaciones no siempre adecuadas, siendo que la mayoría de los programas son de excelente calidad, equiparables con los posgrados de países desarrollados. Muestra de ello, añadió, es que los egresados del doctorado son bienvenidos en prestigiadas universidades como las de Harvard, Oxford y La Sorbona.

Explicó que una de las principales exigencias de las universidades públicas es que se destinen mayores fondos públicos para mejorar el posgrado, lo que va de la mano del aumento de los recursos que se destinan al desarrollo científico y tecnológico del país.

"Apoyar el posgrado implica necesariamente gastar más en el desarrollo científico. Lo que diferencia a las universidades que tienen programas de alto nivel y las que no lo logran precisamente es la investigación: tener grupos académicos consolidados e infraestructura que cuesta mucho dinero y años para irla creando", sostuvo.

Refirió que por eso en la reciente Congreso Nacional de Posgrado, que se llevó a cabo en Morelia, Michoacán, los asistentes insistieron en la necesidad de que el presupuesto para ciencia y tecnología pase de 0.4 por ciento del producto interno bruto a 1 por ciento.

La multiplicación de posgrados de mala calidad se debe a una ley que emitió Luis Echeverría en los años setenta y que permitió que todas las universidades pudieran otorgar grados sin necesidad de que sus estudios fueran revalidados por la UNAM.

Indicó que actualmente no hay una normatividad que establezca los requisitos mínimos para impartir el posgrado. El más importante, agregó, se refiere a la planta académica, porque es un requisito indispensable contar con profesores con el grado que se va a impartir, de preferencia con nivel de doctorado, que hagan estudios especiales y que algunos estén en el Sistema Nacional de Investigadores y otros tengan reconocimiento por su desempeño profesional.

Además deben contar con bibliotecas especializadas, porque en este caso no basta los acervos generales, con hemerotecas actualizadas y con laboratorios dotados de infraestructura moderna.

Consideró que la SEP, el Conacyt y las universidades y centros de investigación también tienen que ponerse de acuerdo en promover la creación de un mayor número de programas de posgrado llamados profesionalizantes, ya que hasta ahora se han privilegiado los que se enfocan hacia la investigación.

Refirió que los posgrados profesionalizantes sirven para que el estudiante se especialice en determinada área de su disciplina, mientras los otros buscan formar investigadores.

Señaló que también conviene que las universidades hagan cambios en los sistemas de titulación, para que en el caso de los programas denominados profesionalizantes no se exijan investigaciones originales, sino que se apliquen exámenes o se pidan investigaciones más involucradas con el mundo del trabajo.

En torno a la reciente reforma del Conacyt, mediante la cual se creó el Programa Nacional de Fortalecimiento al Posgrado, dijo que fue positiva, pero se "quedó corta" porque las evaluaciones que se aplican a las instituciones para otorgarles recursos adicionales no toman en cuentas las diferencias que hay entre las disciplinas.

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