Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 27 de octubre de 2002
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Política
Cita en Los Cabos evidencia que la amistad entre ambos se tornó en trato cordial pero distante

Enfría Bush el plan de Fox de un pacto migratorio con EU

El presidente mexicano ratifica la necesidad de privilegiar la diplomacia en el caso Irak

El jefe de la Casa Blanca insiste en que si la ONU no actúa y Hussein no se desarma, "lo desarmaremos"

JUAN MANUEL VENEGAS ENVIADO

Los Cabos, BCS, 26 de octubre. A contracorriente del proyecto del mandatario estadunidense, George Bush, el presidente Vicente Fox sostuvo que el Consejo de Seguridad de la ONU debe promover una inspección a Irak antes de lanzar una acción militar contra el régimen de Bagdad. El jefe de la Casa Blanca, por su parte, insistió: "Si las Naciones Unidas no actúan, si Saddam Hussein no se desarma, vamos a encabezar una coalición para desarmarlo". Las posiciones diferenciadas de ambos mandatarios quedaron de manifiesto en una conferencia de prensa conjunta, luego de la reunión bilateral que sostuvieron hoy aquí.

Bush hizo sentir el costo de la reiterada alineación de México con la actitud francesa, al abordar el tema de un acuerdo migratorio, de máxima prioridad para el gobierno de Fox: "Será a largo plazo", dijo el estadunidense.

Bush vino en busca del respaldo de la comunidad internacional a su determinación de atacar Irak; vino por el voto de México en el Consejo de Seguridad, pero no lo encontró. La respuesta del mandatario mexicano mantuvo la posición que ya había sido expuesta en días anteriores en Nueva York: que la resolución en Naciones Unidas sea por el envío de inspectores a territorio iraquí, pues el propósito debe ser alcanzar una medida "satisfactoria para las partes".

La reunión bilateral de este sábado, entonces, terminó con marcadas diferencias de opinión entre las prioridades de uno y otro gobernante. Porque Bush se encargó, por su parte, de enfriar las peticiones mexicanas de retomar la negociación de un acuerdo migratorio y de reducir los subsidios agropecuarios en Estados Unidos.

Fue en una conferencia conjunta, luego de un encuentro privado, en la que quedó de manifiesto que "la relación de amistad" que hasta hace un año se declaraban Fox y Bush se tornó en un trato cordial pero distante. Difícil, al grado de que el canciller Jorge G. Castañeda hizo todo lo que pudo por cancelar la presentación de los mandatarios ante la prensa, lo que sólo se logró -a decir de funcionarios de la Presidencia de la República- por el "interés" y "disposición" de Bush a cumplir con lo que era parte de la agenda programada.

Flanqueado por su secretario de Estado, Colin Powell, y su asesora en Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, el presidente estadunidense advirtió al final: "La única consecuencia es para Saddam Hussein; si las Naciones Unidas no aprueban una resolución que le haga rendir cuentas, eso tiene consecuencias. Y, como se ha dicho, discurso tras discurso, ¡si Naciones Unidas no actúa, si Saddam Hussein no se desarma, nosotros dirigiremos una gran coalición para desarmarlo!"

De parte de Fox, si bien no tuvo la contundencia a la que en días pasados recurrió para condenar una "acción unilateral" estadunidense contra Irak y desmarcar a su gobierno de posibles violaciones a los derechos humanos, en caso de actuar fuera del marco "institucional" de las Naciones Unidas, de cualquier forma, aunque con matices, refrendó su posición: antes de la acción militar, la ONU debe pronunciarse por enviar inspectores a ese país.

Previo a su participación en la reunión cumbre de mandatarios en el foro del Mecanismo de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se celebró aquí, Fox desayunó con su par de Chile, Ricardo Lagos. Después tendría los dos encuentros bilaterales más importantes de su agenda en Los Cabos: con Bush y con el presidente de la República Popular de China, Jiang Zemin, ambos en el exclusivo hotel Las Ventanas al Paraíso.

Con Jiang fue el primer encuentro. No habían pasado ni cinco minutos de haber iniciado, cuando arribó al complejo turístico el secretario de Estado Powell, quien se quedó en el vestíbulo platicando con el embajador Enrique Berruga, representante alterno de México ante la ONU.

Ya para entonces se había avisado a la prensa mexicana: la agenda cambió y el mensaje programado de Fox y Bush "se suspendió". Lo más seguro, se dijo, es que Berruga informe del contenido y resultado del encuentro bilateral.

El canciller Castañeda -agregaron los funcionarios de la Presidencia que informaron del cambio en la agenda- era el que se oponía. "No quiere que haya ni mensaje ni mucho menos conferencia de prensa", precisaron.

Casi 25 minutos duró la reunión Fox-Jiang. Pasaban las 10 de la mañana y se vio pasar al líder chino, quien apenas volteó para saludar -sin detener el paso, sólo alzando la mano- a Powell. En unos minutos llegaría Bush.

A la partida del líder chino, Fox salió a saludar al diplomático estadunidense. Unos 10 minutos platicaron, hasta que se anunció el arribo de la limusina negra de Bush.

De traje azul, formal en el protocolo, se vio entrar la figura del estadunidense.

Fox fue a su encuentro: "¡Qué elegante... qué elegante!", saludó a su homólogo. Mientras posaban para las cámaras de los reporteros gráficos, alguien distinguió entre la formalidad de Bush y el casual de Fox. Observó: "el presidente de Estados Unidos viene a negociar".

A las 10:30 horas empezó la reunión bilateral. A los pocos minutos se revertía la orden de Castañeda: sí habría mensaje de los presidentes y "muy probablemente" aceptarían las preguntas de la prensa. Así fue. Cuarenta minutos después se llamó a un salón a los informadores para escucharlos. Se confirmó la observación: Bush vino a Los Cabos a negociar y empezaba con "su amigo" Fox.

Migración, sólo a largo plazo

Desde su mensaje inicial, Bush dejó entrever que los tiempos y su trato con Fox han cambiado. Sobre un eventual acuerdo migratorio, que todavía hace un año el Presidente de México y Castañeda casi daban por hecho, atajó el estadunidense: "La respuesta a largo plazo sobre el asunto de la migración es hallar una forma de fomentar el comercio en ambos lados de la frontera, a fin de que la gente pueda encontrar trabajo aquí, en México, para empezar. Esa es una solución a largo plazo. Y en la solución a corto plazo, debemos reconocer que las diferencias salariales harán que la gente quiera venir a Estados Unidos y cuando vengan a Estados Unidos tenemos que trabajar para que se les respete.

"El asunto es ¿cómo reconocemos la realidad de dos sociedades con diferenciales salariales como las que tienen? En la frontera, el diferencial salarial es tal y la presión migratoria tiende a venir del interior de México y del sur de México. Y una de las cosas que el presidente Fox y yo hemos deliberado en el pasado, es cómo desarrollar mejor la industria, conjuntamente en el centro y en el sur de México para que la gente tenga más probabilidad de encontrar trabajo en su país".

El tema de los millonarios subsidios que reciben los productores agropecuarios estadunidenses, en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y contra los cuales en días pasados Fox estuvo especialmente crítico, Bush ni siquiera lo tocó.

No era de su interés abordar un tema en el que para su gobierno no hay vuelta de hoja. Quería hablar de su lucha contra el terrorismo y el eje del mal. Y de eso habló. Porque a eso vino al foro del APEC y a su encuentro con Fox.

"Hablamos de cómo conservar el mundo pacífico, de cómo hacer para que la gente rinda cuentas, de cómo asegurarse que la ONU sea eficaz y agradezco mucho el deseo del Presidente (Fox) y del canciller (Castañeda) el consultar estrechamente con Estados Unidos cómo avanzar para hacer el mundo más pacífico", indicó.

Luego se dirigió a otro punto del eje del mal: Corea del Norte. Después de Fox, iría a reunirse con los gobernantes de Corea del Sur y Japón, presentes en Los Cabos, "y continuar el diálogo y la estrategia que es asegurarnos que nuestros amigos y nuestros aliados y gente con la que tenemos relaciones, trabajemos en concertación para convencer a Norcorea de que lo mejor es desarmarse, de que tenemos el deseo de que la península coreana esté libre de armas nucleares".

Al final de la conferencia, la pregunta clave para Fox y Bush, la que terminó por distinguir el nuevo trato entre los dos. Al primero: "¿su gobierno está decidido a apoyar a Estados Unidos?". Al segundo: "¿Qué hará Washington con quienes no lo apoyen?"

La única consecuencia -según Bush- la pagará Hussein, "y si la ONU no aprueba una resolución que le haga rendir cuentas, eso tiene consecuencias... si Naciones Unidas no actúa... nosotros dirigiremos una gran coalición para desarmarlo".

Fox se mantuvo en su posición: que en el seno de las Naciones Unidas se opte por una resolución "que satisfaga a todas las partes".

Sobre los subsidios y el acuerdo migratorio, cada vez más lejano, debió aceptar más adelante, en un nuevo encuentro con la prensa: "Los tiempos y las circunstancias no han permitido avanzar a la velocidad que quisiéramos". Pero dijo que no perderá "ni la esperanza ni el entusiasmo".

De los subsidios, recurrió al matiz. Ahora dijo "no estar tan seguro" que de parte de Estados Unidos "pudiera haber acciones que llegaran a violar acuerdos dentro del Tratado de Libre Comercio".

Son, pues, los nuevos tiempos y el nuevo trato entre Fox y Bush. Nada que ver con el último encuentro en Monterrey, cuando ambos se prometieron que nunca más serían "vecinos distantes".

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