Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 22 de octubre de 2002
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Sociedad y Justicia
DIF y UNICEF realizarán diagnósticos comunitarios y planes de protección a la infancia

Crean manual para detectar y atender a niños víctimas de explotación sexual

A escala mundial la industria del sexo deja ganancias por 7 mil millones de dólares al año

ALMA E. MUÑOZ

Ante el creciente número de niños explotados sexual y comercialmente en México, cuya contabilización oficial aún no concluye, el DIF, la UNICEF y el Instituto Nacional de Siquiatría Juan Ramón de la Fuente elaboraron un manual para detectar y atender a las víctimas, que además servirá de base para la realización de diagnósticos comunitarios y para instrumentar programas preventivos y de protección a la infancia.

Para cumplir el objetivo se impulsará la formación de promotores, quienes tendrán bajo su responsabilidad la identificación de menores en las diversas poblaciones mexicanas y el tratamiento de quienes ya son explotados para atenderlos sicológica y médicamente.

Lo anterior porque los especialistas encargados de la elaboración del manual, Leticia Vega, Rafael Gutiérrez y Eva María Rodríguez, detectaron que los menores son presionados por los abusadores para que no denuncien el delito, o simplemente prefieren ocultar sus problemas para evitar el rechazo de sus patrones y clientes.

El manual define el fenómeno como un conjunto de prácticas derivadas de la pobreza y la desigualdad social por medio de las cuales un individuo, grupo o corporación consigue alguna gratificación sexual, ganancia financiera o cualquier otro beneficio por el abuso o explotación de la sexualidad de una persona. Erotiza la desigualdad de género y de edad, por lo cual se considera una forma moderna de esclavitud.

Plantea que en los pasados años el problema se agravó a escala mundial, debido a conflictos económicos, migración, guerras, separación de las familias, modernización de la Internet y expansión de la industria del sexo, entre otras causas, lo cual deja, a nivel internacional, ganancias estimadas en 7 mil millones de dólares.

El auge en Internet

Inclusive la Organización Internacional del Trabajo manifiesta que la "industria del sexo ha crecido tan aceleradamente, que los negocios han asumido las dimensiones de un sector comercial que contribuye sustancialmente al empleo e ingreso nacional en muchos países". En 1997, un estudio del Ministerio de Salud de Tailandia encontró que 40 por ciento del personal dedicado a esta actividad incluía a meseros, cantineros, animadores, prestadores de valet parking y guardias de seguridad. Dos años después, los pornógrafos de Estados Unidos obtuvieron 69 por ciento de sus ingresos por la venta de material por Internet. Para 2003, se estima que las ganancias se triplicarán.

De acuerdo con la investigación, muchos infantes vulnerables a la explotación sexual ganan suficiente dinero para sufragar sus necesidades y las de sus familiares. Sin embargo, hay quienes no reciben ninguna remuneración; son los secuestrados o los obligados por proxenetas a prostituirse. En cualquiera de los casos, se exponen a sufrir daños físicos y a morir por actos de violencia provenientes ya sea de policías, pandillas, grupos dedicados a la producción y distribución de droga, adultos inmiscuidos en el negocio del sexo, organizaciones de asesinos a sueldo, la familia o su pareja sexual.

Con base en metodología de la Organización Mundial de la Salud, los doctores mexicanos establecieron esquemas para conocer el perfil de las víctimas de estos delitos y el porqué están insertos en el mundo de la explotación, lo cual, además, ayudará a obtener datos cuantitativos acerca de los niños de su zona y a establecer acciones preventivas.

La metodología instrumentada busca involucrar a todas las agencias federales y no gubernamentales, incluyendo servicios de asistencia, de derechos humanos, salud, agencias policiales y grupos religiosos, entre otros. Para ello organizarán talleres de capacitación y comités de asesoramiento para las distintas comunidades. Como parte del trabajo se realiza una evaluación cultural, en la que se plantean preguntas como: ¿ha habido prostitución infantil en otra época de su comunidad?, ¿a qué edad creen en su comunidad que los niños deben empezar a ganar dinero?, ¿cuáles son las principales religiones?, ¿cuál es la postura de éstas ante los niños, la pobreza, el sufrimiento y la ayuda a los demás?

El modelo sicosocial establecido examinará los factores que intervienen para hacer más vulnerables a los niños, en lo que es considerado como "una fuente lucrativa de ingresos por los empresarios de la industria del sexo".

Sobre todo, porque tales tipos de explotación son "formas de violencia sexual que devastan la salud física y mental de quienes la padecen, así como el tejido social de una comunidad".

Resaltan que tanto niños como adultos "son comercializados como esclavos sexuales temporales que se venden, compran y desechan tan pronto dejan de producir gratificación sexual, una ganancia económica o de cualquier otra especie para los clientes, los proxenetas y la industria del sexo".

Para hacer más accesible el trabajo, el manual cuenta con testimonios de víctimas y se ilustra con fotografías de maltratados, que de manera inmediata llevan a la asociación de niños con esos problemas. Existen breves relatos de pequeños en situación de calle, víctimas de homosexuales y heterosexuales -especialmente hombres casados y con familia-. También hay de menores "trabajando" en bares, discotecas o casas de citas. Uno dice: "Mira, hay algo que no aguanto. Las miradas de los clientes cuando te van a escoger. Me siento como en el mercado de esclavos. Me cuesta más trabajo eso, que acostarme con un desconocido".

Hay un seguimiento específico para cada forma de explotación sexual comercial. Por ejemplo, en el caso de la pornografía, por tratarse del "arma de las relaciones públicas de la industria del sexo", para atender a quienes son "utilizados como mercancía sexual", ya sea por acciones infringidos físicamente sobre la víctima o por la reproducción de imágenes infantiles. Para ilustrarlo hay extractos de la investigación de Elena Azaola -en cuyos reportes oficiales se basa la cifra de 16 mil infantes prostituidos sólo en nueve entidades del país-:

"En otra casa de extranjeros elaboraban pornografía. Las que acuden son niñas que por la mañana van a la secundaria y por la tarde aceptan ir a fotografiarse. Reciben entre 500 y 600 pesos, y han sido amenazadas de que, en caso de que denuncien a sus explotadores, les mostrarán a sus padres el material."

Según el recuento, estimaciones de diferentes organizaciones que abordan el tema de la explotación sexual comercial, de 80 a 95 por ciento de la prostitución está controlada por proxenetas, es decir, individuos que promueven y/o se benefician de niños, niñas y jóvenes. Entre ellos se encuentran traficantes de personas, dueños de burdeles, "amigas", "padrotes", "representantes" de las mismas víctimas, pornógrafos y más.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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