Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 21 de octubre de 2002
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Cultura

Carlos Bonfil

Sangre caníbal

El cine de la realizadora francesa Claire Denis se conoce muy poco en México. Su atractivo comercial parece ser nulo para las distribuidoras, y su propuesta artística, un campo apenas explorado. Su reconocimiento internacional no deja sin embargo de crecer, y su obra es ya una de las manifestaciones más vigorosas del nuevo impulso fílmico en Francia. Asistente de Wim Wenders en París-Texas, y de Jim Jarmusch en Bajo la ley, Denis ha incorporado en su obra los temas del racismo y la marginalidad, y una reflexión sobre la violencia y la sensualidad magistralmente combinadas en su único largometraje conocido en México, Buen trabajo (Beau travail), de 1999. Otros trabajos suyos han podido apreciarse esporádicamente en la televisión cultural, su documental Jacques Rivette, el vigía (1990), en colaboración con el crítico de cine Serge Daney, y No tengo sueño (J'ai pas sommeil), de 1994. Otras cintas valiosas, Chocolat (1988), S'en fout la mort (1990), Nenette y Boni (1996), siguen aún inéditas.

Apreciemos pues de esta directora lo que nos es dado descubrir, si no en pantalla grande, o en televisión, al menos sí mediante el video comercial y el DVD, y tendremos así acceso, sorpresivamente, a una película notable, Trouble everyday, exhibida en el festival de Toronto el año pasado, y travestida comercialmente en video nacional (Zima entertainment) con el título de Sangre caníbal.

En ella, un médico estadounidense, Shane Brown (Vincent Gallo), llega a París en compañía de su esposa (Tricia Vessey) para hospedarse en el mismo hotel que la pareja Harrison Ford/Emmanuelle Seigner en Búsqueda frenética (Frantic), de Roman Polanski, y restablecer contacto con su antiguo colega francés, el doctor Luc Sémeneau. Una sórdida investigación neurológica para alterar la respuesta libidinal, ha transformado a la joven Coré Corbin (Béatrice Dalle) en una temible autómata de exterminio sexual, una variante esquizofrénica de la joven Carole (Catherine Deneuve) en Repulsión, también de Polanski. Nunca se conocerá a ciencia cierta la naturaleza del experimento científico incontrolable, pero sí el modo perverso en que la sexualidad se vuelve detonador de los impulsos criminales. Hace ocho años, en No tengo sueño, Claire Denis retomó un caso de violencia urbana, el affaire Thierry Paulin: el joven antillano, homosexual y drogadicto, que asesinó a veintidós ancianas en un barrio popular parisino, y luego de ser aprehendido, murió de sida en la cárcel antes de ser juzgado. En Sangre caníbal la directora insiste en la irracionalidad que preside los instintos sexuales y los impulsos asesinos cuando éstos llegan a combinarse para angustia de víctimas y victimarios. En una sociedad que aspira a la estabilidad y a la racionalidad, explica el filósofo Jean Baudrillard, "los actos desvinculados de sus causas, y cuyos efectos escapan a todo control, se asemejan a los virus, capaces de desquiciar y desestabilizar la maquinaría humana, sin por ello subvertirla". (Autrement, febrero 1989)

Claire Denis explora aquí, con las actuaciones muy eficaces de Vincent Gallo (Buffalo 66) y Béatrice Dalle (Betty Blue, de Beneix), esta irracionalidad y este absurdo, y lo hace confundiendo astutamente las convenciones genéricas. Ni cine de terror, ni cine de vampiros, ni mucho menos, complacencia en la violencia extrema. Sería desatinado reducir esta elaboración ambiciosa a un producto gore rutinario. En la cinta figuran únicamente dos secuencias de violencia explícita, muy sanguinolentas, y con claras referencias a la antropofagia; lo demás es ambigüedad, sugerencia e ironía. La sexualidad aparece vinculada a la violencia criminal, y no sólo la precede, como en muchas cintas de suspenso, sino también la acompaña, insustituiblemente, hasta el punto de anular cualquier otra forma de gratificación erótica. Esta ambigua exploración de la libido y sus pulsiones, potenciada por la fotografía de Agnes Godard y la formidable música del grupo británico Tindersticks, confieren a la película un atractivo especial, muy por encima de sus anzuelos publicitarios.

Sangre caníbal está disponible en centros de vídeo, y no tiene hasta el momento perspectivas inmediatas de difusión en pantalla grande.

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