Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 16 de octubre de 2002
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Editorial
 
 
UNA FIANZA AGRAVIANTE Y SOSPECHOSA

sol-2Un juez federal admitió provisionalmente ayer garantías hipotecarias, en calidad de fianza, por 4 mil 600 millones de pesos, para permitir a Carlos Cabal Peniche que pueda seguir, en régimen de libertad bajo caución, el proceso que se le sigue por uno de los fraudes que el ex banquero perpetró hace nueve años, bajo el amparo del gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Los bienes inmuebles puestos a disposición del juez pertenecen, según afirma la defensa del presunto defraudador, a "amigos" cuyos nombres habrán de mantenerse en secreto, a petición del propio Cabal, "por razones de seguridad".

Este episodio judicial es, por diversas razones ilustrativo de la corrupción, la desigualdad y la profunda inmoralidad que imperan en el país, y se convierte, por ello, en un tema de interés público.

Por principio de cuentas, resulta sorprendente, por decir lo menos, el que un sujeto indiciado por fraude, prófugo y posteriormente extraditado, que causó un quebranto mayúsculo a la economía del país, pueda disfrutar de suficiente credibilidad entre sus "amigos", como para que éstos se apresuren a poner a su disposición, y arriesgar, más de 400 millones de dólares. Habida cuenta de los antecedentes penales de Cabal, es razonable suponer que los magnates anónimos que ponen en peligro sus propiedades con tal de que el indiciado no pise la cárcel no actúan movidos por la generosidad, sino obligados por la complicidad. Desde esta perspectiva, la obtención de las multimillonarias garantías por parte de Cabal es un indicio, sólo un indicio, sí, pero inequívoco, de remanentes mafiosos, dueños de un enorme poder económico, de las redes de saqueo nacional propiciadas y protegidas desde la cúspide del poder público en los dos sexenios anteriores.

En otro sentido, los 4 mil 600 millones de pesos reunidos por Cabal para enfrentar su proceso desde la comodidad de su hogar constituyen una oprobiosa muestra de desigualdad en un contexto penal en el que miles de pobres primodelincuentes, acusados de delitos mucho menos graves que los que se imputan al ex banquero, van a prisión porque carecen de unos cuantos miles de pesos para pagar sus fianzas.

La fianza presentada por Cabal es una inocultable obscenidad en un país en el que más de la mitad de la población se encuentra en situación de pobreza, en el que las instituciones deben operar en condiciones de la más severa austeridad presupuestal y en el que millones de familias subsisten con uno o dos salarios mínimos. No debe pasarse por alto, finalmente, que en la penuria económica del momento inciden, en buena medida, los millonarios saqueos perpetrados por banqueros como el propio Cabal, Isidoro Rodríguez y Jorge Lankenau, y solapados por Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, y por individuos que aún detentan posiciones de poder público, como Francisco Gil Díaz, Santiago Levy y Guillermo Ortiz.
 

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