Sabel, Alexis y Denisse son las playmates
del primer número
Presentan la edición mexicana de Playboy,
donde predominarán los colaboradores nacionales
JAIME WHALEY
En fiesta donde la lascivia, el alcohol, el agua y los
invitados abundaron, la revista Playboy presentó su edición
mexicana.
Luego de una ausencia de varios años en puestos
de periódicos, la afamada publicación estadunidense, que
está por llegar a la media centuria el año entrante, reaparecerá
en unos cuantos días bajo el sello del Grupo Editorial Sayrols.
Tres beldades de buen ver del ámbito local, que
salen en los canales de televisión domésticos en programas
del 2 o del 40, y que por nombre utilizan los de Sabel, Alexis y Denisse,
son las playmates de este número que cuesta 40 pesos y que
incluye, también, una entrevista con Carlos Fuentes y un cartón
del maestro Rius frius, en su condición del Doctor Chiringas,
en el que presenta seis métodos ''baratos y funcionales para una
erección de calidad y excelencia''. En la parte internacional, en
cuanto a las chavas destapadas, Dalen Kurtis, la playmate del año
en Estados Unidos en 2002, muestra sus redondeces tanto frontales como
traseras, pero hasta ahí nada más.
Un colosal embotellamiento sobre Constituyentes, que iba
desde la primera sección de Chapultepec -a la altura del Chivatito-
y llegaba hasta ya casi el entronque con la carretera a Toluca, fue el
preámbulo del acto que vio así forzado su comienzo con retraso
de dos horas aplazando también las lúbricas expectativas
de los cientos de invitados (prensa, anunciantes, publicistas y los infaltables
colados a pesar de la férrea seguridad de la entrada) que
tuvieron que conformarse con una especie de performance estático
a cargo de un trio de edecanes, que anunciaban una marca de rasuradoras,
ataviadas con una tanguita y una ceñida malla pintada, por lo que
a lo lejos daban la impresión de estar desnudas, Algunas personas
se refirieron al acto como un body painting.
Un desfile de modas de una firma italiana marcó
el comienzo del sarao, celebrado en una vieja casona, alguna vez propiedad
de Deborah Morrison, allá en los años 50, una de las dueñas
del Hipódromo de las Américas. La moda otoño-invierno
dicta para la temporada ropa casual, en combinaciones roja y negra, dicromía
seguramente inspirada en las pañoletas del EZLN.
Luis Sayrols, el publisher -así lo presentó
la animadora- de la revista, dijo que ésta tendrá contenido
propio con colaboradores nacionales. En este número, por ejemplo,
aparece un cartón de Manjarrez, y luego se dio la oportunidad de
que el respetable recreara la pupila con un desfile de ocho aspirantes
a posar en la versión mexicana: Ceci, Mónica, Elisa, Jéssica,
Michelle, Liz, Vanessa y Nikita, de procedencias tan disímbolas
como Villahermosa, Buenos Aires, Madrid o La Habana, fueron quienes pasearon
sus carnes -en algunos casos faltas de tono muscular y como con asperezas
epidérmicas en la parte de la entrepierna, según se apreciaba-.
Ya por ahí de la media noche, un seudo cómico, un tal Silverio,
se encargó de correr a la embotada concurrencia que al menos tuvo
la dignidad de no aplaudirlo.