Con sólo 15 años de edad,
A. V., quedó preñada a consecuencia de una violación
que nunca pudo denunciar. Asustada, sin el apoyo de su familia, alguna
vez durante el embarazo comentó: "cuanto nazca el bebé
lo voy a tirar".
Originaria del estado de Puebla, A.V. informó que tenía
14 años cuando fue violada por un desconocido el primero de enero
pasado y no supo qué hacer. Tenía miedo de hacer enojar
a su familia si contaba lo ocurrido, por lo que decidió callarse.
Vivía entonces con su hermana Leobarda, en la delegación
Xochimilco.
A los dos meses, cuando se enteró que estaba embarazada, decidió
irse de su casa; encontró trabajo como empleada doméstica
pero no permaneció mucho tiempo, a causa de su embarazo.
En mayo, con cinco meses de gestación, conoció a María
de los Angeles Casasola, dueña de un negocio de lavado de autos
en la delegación Gustavo A. Madero, quien le dio trabajo y le
permitió alojarse en un pequeño cuarto dentro del mismo
establecimiento.
Casasola recuerda que en varias ocasiones, A.V. le dijo que no quería
al bebé, pues no tenía dinero para mantenerlo y tampoco
contaba con el apoyo de su familia. Aunque conocía que el embarazo
de la adolescente era producto de una violación y alguna vez
le oyó decir que "cuando naciera el niño lo iba a
tirar", nunca la tomó en serio.
A mediados de agosto, A. V. le dijo lo mismo a una clienta del autolavado
con la que platicaba mientras aseaba su vehículo. Al principio,
Elsa Graciela León tampoco le creyó, pero se fue convenciendo
de que la niña hablaba en serio al oírle repetir lo mismo
de manera insistente. Le propuso entonces que se lo diera, "que
lo iba a cuidar mucho en su casa", ofreció pagar los gastos
del parto y dinero para que después del alumbramiento pudiera
regresar a Puebla a buscar a su familia.
Elsa Graciela a su vez, pensó que podría hacerse cargo
del niño Sara Silvia Pizano, una compañera de trabajo
que alguna vez le dijo que le gustaría adoptar un bebé
porque ella y su marido no habían podido tener otro hijo después
de su primer embarazo.
Sara lo consultó con su marido, Alfredo Hilario Vergara Ponce,
quien estuvo de acuerdo en quedarse con el bebé y pagar los gastos
del hospital para el parto. Entonces, Elsa Graciela le dio a A. V. la
dirección de un hospital para que fuera a consulta y a que la
programaran para el parto.
La mañana del 22 de septiembre, Graciela llevó a la joven
al hospital; ésta se registró con el nombre de Sara Silvia.
Esa tarde, A. V. dio a luz, mediante una cesárea, a un varón
al que no pudo amamantar por su estado de salud deficiente.
Al otro día, Elsa Graciela y Alfredo recogieron al niño
y a su madre en el hospital. El hombre pagó seis mil 905 pesos
de gastos hospitalarios y 10 mil 300 más por los gastos médicos,
mientras Graciela ayudaba a la adolescente a vestirse, pues le dijo
que se sentía muy débil.
Fuera, en la camioneta de Alfredo, lo esperaba su empleada doméstica,
Cándida Velazco, a quien le entregó el bebé. A.
V. y Elsa Graciela, en el auto de ésta, se dirigieron al cuarto
de la menor, donde recogerían algunos documentos para "legalizar
la adopción".
Alfredo, en su camioneta, seguía a Elsa Graciela, pues desconocía
el lugar donde vivía la menor, pero en el trayecto lo detuvo
una patrulla de la Policía Judicial del DF. "Bájate",
le ordenó uno de los agentes, "¿Dónde está
la mamá del bebé que te robaste?", le preguntó.
María de los Angeles Casasola había dado parte a la policía.
Ella asegura que cuando A. V. se dio cuenta de que Graciela entregó
el niño a otra persona se enojó porque "ese no era
el trato", y se lo dijo, por lo que decidió denunciar a
la policía la "venta" del niño:
A. V. asegura haber recibido el pago de mil pesos a cambio del niño,
300 pesos semanas antes del alumbramiento y 700 el día en que
abandonó el hospital; Graciela y Alfredo lo niegan. El Ministerio
Público resolvió que estaba ante una privación
ilegal de la libertad: artículo 366, del Código Penal
vigente para el Distrito Federal: "al que con consentimiento de
un ascendente que ejerza la patria potestad entregue a un menor a un
tercero para su custodia definitiva a cambio de un beneficio económico",
por lo que acordó la consignación de Alfredo, Graciela
y Cándida, mientras que a A. V. la puso a disposición
de la agencia 57 del MP especializada en Asuntos del Menor.
El juez 4º penal, anexo al Reclusorio Preventivo Norte, Enrique
Cedillo García, dictó el 28 de septiembre el auto de formal
prisión en contra de los dos primeros y puso en libertad a Cándida,
por falta de pruebas, mientras que A. V. fue remitida al Consejo de
Menores de la Secretaría de Seguridad Pública, donde no
se proporcionó ninguna información sobre la situación
jurídica de la menor. Sin embargo, tras la intervención
del Instituto de las Mujeres del Gobierno del Distrito Federal, quedó
en libertad y con apoyo del mismo se encuentra ahora en un centro de
refugio para mujeres jóvenes, mientras el bebé, después
de un frustrado intento de adopción en condiciones no muy claras,
pasó del Albergue Temporal de la PGJDF a otro del Sistema para
el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).(Angel Bolaños)
(al cierre de esta edición) El juez reclasifico
el delito de privacion de la libertad por uno del mismo tipo pero sin
agravantes en el que ambos la señora y alfredo alcanzaron la
libertad bajo fianza. El ministerio público ya había considerado
que no se había actuado de mala fe. Se les va a seguir el proceso
en excarcelación.