Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 20 de septiembre de 2002
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Espectáculos
Actuará mañana en el Salón 21, a las 21 horas, y el domingo en el Zócalo, a las 12

Con su música, Baaba Maal recordó que Africa no es sólo tragedia, sino también esperanza

ERNESTO MARQUEZ

Vibró la noche del miércoles, se escuchó Africa y el gran príncipe de Podor nos envolvió en un ensueño de historias y música vitalista. Pero también nos llevó a la reflexión de que ese continente no sólo es hambruna, guerra y miseria sino un continente lleno de esperanza, que avanza hacia el futuro con el rostro limpio y un corazón que late al ritmo de estos tiempos, sin olvidar sus legados.

Quizá el senegalés volverá a repetir estas sensaciones mañana sábado, cuando se presente, a las 21 horas, en el Salón 21, y al día siguiente en el Zócalo capitalino, a las 12 horas

En el escenario del Teatro de la Ciudad una mezcla bizarra de instrumentos: dos sets de percusiones artesanales, un arpa africana, un teclado, bajo, guitarra eléctrica y batería; dos cantantes de apoyo y desplazándose de un lado a otro dos imparables bailarines que enmarcan el canto fino y espiritual de Baaba Maal, que se mueve con la elegancia y la actitud de un principe provocando regocijo y embeleso en el público.

baaba1La música es sumamente rítmica, provocativa y el de la voz tiene la energía y clarividencia necesaria para ir avanzando en el ánimo de ese gentío gozón que pese a todo se dio cita para escuchar a este maravilloso artista.

Baaba comenzó la noche entonando canciones de su periodo trovador (Yoolelle mamam, Kowoni maayo), aquel en que se hacía al camino con su inseparable amigo Mansour Seck y juntos recogían historias que luego musicalizaban. Este es el Babba Maal en estado puro, pasional, intimista, cálido, profético; ataviado con sus preciosas prendas de seda y satín, orgulloso de sí y erguido como si estuviera cantando desde lo alto de una montaña; más adelante tendríamos al cantante/profeta/bailarín que nos dejaría prácticamente sin aliento.

Yolelle maman es un tributo a la relación entre padres e hijos, un intenso poema que hace un símil de la tierra como el padre y Africa como la madre. Baaba, cuyo nombre verdadero, según su pasaporte, es Mall El Hadji, es un artista que expresa cabalmente la cultura de su continente, esa que muchas veces nosotros equivocadamente sentimos lejana a nuestros parámetros occientales. Recuerda que un día su madre le dijo: "Adonde sea que vayas, si quieres hacerme felíz háblale a los demás de nuestra verdad". Así, su voz dande heli (la voz que explota), alta, cálida y muy penetrante, le sirve ahora para transmitir el mensaje de sus ancestros y el suyo que le corresponde como observador de una realidad existente, como la alarmante desertificación que avanza incontenible en ciertas regiones de Africa y que él bien define en Djam leeli.

Líder de multitudes y artista muy querido por su pueblo, antes de iniciar sus giras Baaba pasa por Podor, Fouta Toro, su tierra natal, para convivir con la familia y hacerse de la fuerza y energía que desplegará en el escenario. Esta noche, con su grupo Duande Lenöl (La voz del pueblo) nos regaló un total de 11 intensísimos temas que ofrecen desarrollos escénicos, que son expresiones mucho más profundas que los meros "espectáculos musicales" tan acostumbrados en la televisión.

Llama la atención la forma en que los instrumentos se integran al entramado musical. La batería del joven Diouf Alioune, el dulce sonido del kora tocado por el reconocido Cissoko Kaouding, el repiqueteo parlanchín del tama (ese tamborcito "sobaquero" que asume el reto de repetir todo lo que frasea Baaba), la enérgica guitarra eléctrica de Ouseynou Diamba, el piano-sintetizador de Chaby Hary, que recrea sonidos del desierto, de animales salvajes y sutiles melodías, sobre una base sostenida por el bajo de Niang El Hadji y la dinámica rítmica de los tamboreros Seck Bada y Seck Bah Kane, que le sirven a los jóvenes bailarines Diouf Serigne y Sam Macoudu para jugar con las complejas variaciones ritmicas en un diálogo apasionante de danza y acrobacia.

La música tradicional es la base de lo que expone Baaba, pero como gente de estos tiempos no escapa a la "contaminación" de ciertas influencias y progresiones; por eso su música es por momentos un cruce de caminos en el que se descubren elementos de rock, soul, son cubano, reggae, rhythm and blues y rap.

Baaba asimila el progreso técnico para refinar las cualidades de su música, colaborando lo mismo con sus antecesores que con sus contemporáneos, y aún más con gente alejada a su cultura como Brian Eno y Simon Emerson, que han cuidado la producción del álbum Nomad soul, del que esta noche recreó Koni, Cherie y Doumeyra, que han puesto a bailar hasta las cortinas

Fueron casi 90 minutos de música tradicional, modernista, apasionante y provocadora, ofrecida desde el corazón de unos músicos intensísimos para un público que gozó hasta el último compás.

Decir que Baaba Maal es un fantástico músico africano sería injusto: es un músico fantástico.A

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