Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 20 de septiembre de 2002
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Política
Jaime Martínez Veloz

Teoría de juegos y política

Al integrarse la comisión legislativa instructora para los desafueros con una mayoría de dos votos blanquiazules de los cuatro totales, el PAN tiene en sus manos la decisión de negociar la legalidad a cambio de apuntalar sus contrarreformas políticas. Con esa ponderación política en la mesa instructora, el panismo asegura el ajuste de cuentas a sus enemigos ideológicos, a los contrincantes del foxismo; en suma, a quienes desee hacer objeto de una noche de los cuchillos largos panistas.

Suponiendo, sin conceder enteramente, que las razones para desaforar se ajusten a los criterios judiciales y legislativos, el PAN puede utilizar a discreción esa mayoría de dos votos, para aplicar la ley en su justa dimensión, sin criterios partidistas ni ventajas estratégicas que le sugieran negociar la justicia. Si creyéramos a pie juntillas en la mentada ética blanquiazul, esperaríamos, por tanto, un escrupuloso empleo de los procedimientos institucionales, que al tiempo de apegarse a la norma, fortalezcan al Poder Legislativo.

Este escenario utópico, sin embargo, puede ceder paso a la cruda realidad. Ninguna otra fuerza política garantiza que el poder acaparado por el PAN en la mesa instructora tenga un manejo equitativo, legal, justo, institucional, o responsable, como gustan de llamar sofisticada y pedantemente.

El PAN tiene una oportunidad histórica para conducirse con rectitud, de cara a la nación y anteponiendo a sus intereses, la legalidad y el reclamo social de justicia; debe evitar la redición de prácticas proverbiales que le valieron aportar al lado del PRI términos y conceptos a la picaresca política mexicana. Si de las concertacesiones el homo politicus blanquiazul hizo escuela en su momento, con la institucionalidad debe rehabilitarse.

El PRI bien podría considerar acorralado un pilar de su fortaleza; el sindicalismo vertical es ahora presa de la estrategia panista hecha pasar como cruzada por la transparencia. Las dificultades del gobierno federal con el Pemexgate como su causa célebre consisten en cumplir las expectativas irreales que su ambición electoral despertó en la sociedad.

Pero como al cambio ya nadie lo para, ni al gobierno nadie lo calienta, la administración hará uso de cualquier estratagema corroborada. Teniendo la fuerza decisiva en la comisión instructora del Poder Legislativo, el PAN puede intentar negociar o chantajear al PRI, y obligarlo a apoyar la reforma eléctrica, por ejemplo, a cambio de impunidad a desaforados que lo merezcan. Junto con el voto del PRD, los dos votos panistas doblegarían fácilmente la resistencia priísta a desaforar legisladores del tricolor. De ahí que el poder de negociación lo monopoliza el PAN, el cual fácilmente prescindirá de escrúpulos que en otras condiciones impedirían la impunidad.

Sin embargo, con la actual conformación de la mesa instructora, el PAN se cura en impunidad. A sus cuadros, nunca se les podrá desaforar de llegarse a requerir, a pesar de existir graves casos de corrupción, que nada le envidiarían al priísmo. Por ejemplo, Los Amigos de Fox, la inversión extranjera a la campaña de Fox, Atizapán, y muchas otras tropelías, en una patria ordenada y generosa.

La lucha contra la corrupción reclama un acuerdo de fondo entre todos los poderes y todas las fuerzas políticas; la apuesta es alta, porque con un acuerdo sólo de coyuntura, son altas las probabilidades de que resulte imposible una política de mediano plazo.

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