"La economía transforma
el mundo,
pero lo transforma solamente en mundo de la economía"
(Guy Debord)
Siempre
ha existido la explotación, hace mucho que el capitalismo campa
por sus respetos, se supone que la humanidad es una especie propicia
a la alienación, la naturaleza lleva milenios siendo esquilmada,
la guerra es el deporte favorito de los varones, y las mujeres, desde
la formación del patriarcado, somos ciudadanas de segundo orden.
¿En qué radica entonces la novedad de nuestro tiempo,
el tiempo del imperialismo neoliberal ? Varias circunstancias han confluido
para que hoy, con más virulencia que en otros momentos históricos,
se den, de modo global, una explotación, alienación, destrucción
ecológica y especial colonización de las mujeres como
nunca antes habíamos contemplado.
Veamos : Los medios de destrucción masiva de la industria del
armamento son más poderosos que nunca, con el agravante de que
las guerras actuales actúan contra la población civil,
salvaguardando en lo posible la integridad de los ejércitos.
La superioridad destructora se concentra además en un solo país,
los Estados Unidos de Norteamérica, tras la caída del
muro de Berlín, sin el freno por tanto que suponía la
política de bloques. Esto ha propiciado la formación de
un sólo modelo de mundo con la cristalización de un "pensamiento
único" que nos vende como bueno, modernizante, desarrollado
y justo todo lo que proceda del Imperio. Este pensamiento único,
que tiene poco de pensamiento y mucho de imposición de modelos,
nos coloniza a través de los medios de comunicación de
masas, que en la mayoría de los casos ya no constituyen un "poder"
independiente y crítico, sino una propiedad privada de los artífices
de esos mismos modelos. Por ejemplo, la cadena ABC está en manos
de Westinghouse, que fabrica armamento militar ; la NBC, en manos de
la factoría Disney, y la CBS tiene mucho que ver con la General
Electric, como botones de muestra.
Otra novedad : el capitalismo actual está dejando de ser productivo
para convertirse en financiero, creando auténticas burbujas fraudulentas
que enriquecen a unos pocos y que han dejado en la calle a miles y millones
de trabajadores desde que Reagan liberalizó el mundo de las finanzas,
que fue como supeditar la economía al enriquecimiento personal,
y cuyos efectos los estamos palpando en la piratería bursátil
de grandes empresas como Enron, Worldcom, Ford, Andersen, Aol Time Warner,
Vivendi, Deutsche Telekom y otras muchas.
Las instituciones internacionales del comercio sólo obedecen
a los dictámenes de las corporaciones y a sus intereses privados.
Han saltado la barrera de cualquier posible control o legalidad, de
modo que el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM)
o la Organización Mundial del Comercio (OMC) han transformado
el mundo en mercancía, consiguiendo que el comercio en sí
constituya un valor por encima de cualquier otra consideración
ecológica, sanitaria, cultural o política. Pero es que
además ejercen un poder coercitivo sobre los gobiernos "libremente"
elegidos, de donde se deduce que la democracia ha pasado a ser un simulacro
o una parodia de libertad. Podemos afirmar que son el verdadero gobierno
mundial en la sombra. Los políticos profesionales poco pueden
decidir más allá del marco pautado por estos grandes organismos,
como estamos viendo en Argentina, Uruguay, Brasil, México y en
toda la América Latina, que están convirtiendo en un banco
de pruebas de los límites posibles de la política neoliberal,
a la que ya se la denomina por sus críticos como "la carrera
hacia el abismo".
A estas perspectivas económicas, políticas y laborales
se añade la histeria galopante que tras el 11-S (atentados del
11 de septiembre en EU) se está utilizando para implantar un
estado policial, la conculcación sistemática de los derechos
humanos y la aquiescencia de los gobiernos aliados para actuar bélicamente
contra cualquier país que se considere "enemigo" o
partícipe del "eje del mal". Curiosamente todos estos
países poseen importantes bolsas de crudo, el negocio familiar
de los Bush, por cierto. No es casual tampoco que el gobierno actual
de EU esté repleto de empresarios reconvertidos en políticos.
De hecho, tanto el presidente como el vicepresidente Cheney están
siendo investigados por graves delitos económicos con los que
se han enriquecido escandalosamente, mientras ellos contraatacan a sus
críticos tratando de sacar una ley que propone convertir a millones
de ciudadanos, desde carteros hasta electricistas, en una red de soplones
y confidentes que pueden convertir en sospechoso a cualquiera que no
responda inequívocamente al modelo "políticamente
correcto".
La caverna de Platón
De acuerdo con la reflexión del situacionista Guy Debord, podemos
afirmar que "En el mundo 'realmente invertido' lo verdadero es
un momento de lo falso". Esto significa que se nos está
imponiendo como "real" una "realidad" inventada
a la medida de unos intereses perversos. Sin una verdadera oposición,
muchos movimientos sociales asimilados o reconvertidos en ingenuas o
interesadas organizaciones no gubernamentales (Ongs) y con la mayoría
de los medios de comunicación al servicio de intereses puramente
económicos, es muy difícil que la ciudadanía pueda
distinguir la "realidad" inventada de lo "real".
Este es el verdadero logro de la política neoliberal globalizada.
Tal vez recuerden la alegoría de la caverna de Platón,
en la que unos seres encadenados y obligados a mirar solamente en la
dirección de las sombras que se proyectaban al fondo de una cueva
tenuemente iluminada, tomaban este simulacro por lo "real",
por el mundo verdadero, cuando jamás habían salido de
la caverna para contemplar el mundo, los árboles, el cielo, los
animales, los ríos, las nubes ni el sol, la verdadera luz sustituida
por una simple hoguera que proyectaba únicamente las sombras
de figuras fabricadas para el simple regocijo de seres esclavizados
e ignorantes de su situación. Pues bien, ésta alegoría
refleja a la perfección nuestro modo de sociedad. La pared-pantalla
de aquella cueva es, más que nunca, la televisión contemplada
con la misma pasividad y fruición de aquellos necios que no eran
capaces de liberarse de su esclavitud aceptada. Sólo unos pocos,
los más audaces o inteligentes, tenían el valor de salir
a la luz.
Cómo nos afecta a las mujeres
La mercantilización de las cosas y de las personas, junto a la
alienación en la caverna del desatino, se está cebando
principalmente en las mujeres, y sus cuerpos se afianzan más
y más como objeto real y simbólico de la dominación.
La prostitución femenina, la pornografía e incluso el
esclavismo sexual han crecido escandalosamente con el empobrecimiento,
las guerras y las migraciones; efectos multiplicados planetariamente
por las posibilidades de Internet y cuyos contenidos en un 45 por ciento
divulgan y venden este tipo de prácticas perversas. Pero también
el cuerpo de las mujeres se está convirtiendo en un campo de
especulación para la medicina : la reproducción asistida,
los vientres de alquiler, la menopausia considerada como patología
y la enloquecida carrera de la cirugía estética. En función
de un modelo de belleza adecuado a la mirada masculina, están
haciendo de las mujeres las auténticas víctimas de los
valores y principios consagrados por el patriarcado, si bien bajo la
apariencia de emancipación que supuestamente cabalga a lomos
de los avances científicos y tecnológicos.
Por otro lado, lo que había supuesto un logro en cuanto a la
incorporación femenina al mercado de trabajo, está revirtiendo
en beneficios ingentes para las empresas por la utilización de
la mano de obra peor pagada del mundo. El trabajo manual de las mujeres
ha consagrado de nuevo la explotación laboral en unas condiciones
insufribles de subsistencia en las que se siguen reproduciendo criaturas
condenadas a idéntico destino. Más y más esclavos
para el capital.
Y no digamos en cuanto a la sumisión simbólica se refiere.
La radicalización del capitalismo neoliberal está dividiendo
claramente a la población en incluidos/excluidos. Las mujeres,
en una posición mucho más frágil e insegura, tienden
desesperadamente a la inclusión como posibilidad única
de ser "alguien". Esta tendencia a la inclusión se
manifiesta como total sumisión a los nuevos modelos corporales,
profesionales y políticos. Mujeres anoréxicas, bulímicas,
operadas, hambrientas, bronceadas, musculadas y consumidoras de cualquier
producto que prometa un cuerpo "diez". Mujeres profesionistas
que se virilizan y endurecen hasta adecuarse al paradigma del "yuppy",
del ejecutivo agresivo y hasta del jefe desalmado para poder promocionarse
en la empresa. O mujeres políticas mudas, que delegan el poder
que representan en los líderes a los que adulan y a los que "deben"
su cargo o su escaño. Mujeres "florero", en definitiva,
cuya inclusión en las instituciones no supone más que
una parodia del poder conseguido por todas nosotras, una malversación
de nuestros esfuerzos.
¿Qué puede hacer el feminismo
?
Creo que hoy en día el concepto de feminismo debe ser ampliado
a favor de un grupo más numeroso del que supuso en un principio,
ya que no puede aplicarse sólo a unas cuantas "militantes"
que luchan por la igualdad entre los sexos o los géneros. La
igualdad ya no es deseable porque el modelo "neutro" y "universal"
que nos propone el pensamiento masculino dominante es, simplemente,
deleznable.
Se ha generalizado el sentimiento de que el proyecto humano hacia el
progreso y la evolución ha fracasado y esta certidumbre ha hecho
saltar todas las alarmas, hasta el punto de que el secretario general
de la ONU ha afirmado públicamente que "el futuro de la
humanidad está totalmente en manos de las mujeres". A otros,
simplemente, el futuro de la humanidad les trae al fresco. En este sentido
no tengo dudas en llamar feminista a toda mujer que con una conciencia
crítica sea capaz de aceptar el desafío de la misión
que nos incumbe. Sin mesianismos, claro, pero responsable y lúcidamente.
Es tal la situación de nuestro mundo que la lucha de las mujeres
tendría que cambiar de perspectiva. Con esto quiero decir que
hemos de dar el salto desde combatir el "sexismo" a enfrentarnos
con el patriarcado globalmente considerado. El sexismo no es más
que un síntoma externo que corresponde a un mal mucho más
profundo que es la lógica y la dominación patriarcales,
es decir, al "falogocentrismo", un término que significa
identificar lo "real" con el mundo creado por las prioridades
masculinas, su modo binario de pensar y su aspiración a dominar
en lo doméstico, lo privado y lo público. Es el modelo
del cual se deriva cualquier tipo de imperialismo.
El esfuerzo teórico del feminismo debería centrarse en
poner de manifiesto que esta "realidad" de la caverna no refleja
en absoluto lo "real", y demostrar políticamente que
"otro mundo es posible". No deberíamos perder más
tiempo en los "estudios de género" si no es para transformar
las estructuras viciadas del pensamiento patriarcal ; ni añadir
inútiles "perspectivas de género" a los miles
de documentos igual de inútiles redactados por las instituciones
que políticamente nos colonizan. Este esfuerzo podría
desembocar en respuestas nuevas, porque la simple negación no
nos conduce a ningún lugar fuera de la neurótica repetición
de principios carentes de eficacia.
Pero tampoco caigamos en la tentación de intentar hacer una "revolución"
al estilo masculino de "tomar el poder" para cambiar estructuras
económicas solamente. La revolución sin evolución
es flor de un día y, a veces, una pesadilla de sangre y muerte.
Es el momento de aunar esfuerzos, pero cuidado, porque cantidades heterogéneas
no se pueden sumar. Poseemos la autoridad suficiente para proponer un
modelo nuevo según aquella vieja proclama de que "lo personal
es político", que no significaba otra cosa que la semilla
de una propuesta inédita: la de hacer una RE-EVOLUCIÓN.
Creo que está en marcha.