Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 29 de agosto de 2002
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Cultura
Presentaron Yo te bendigo vida, libro del escritor sobre el poeta nayarita

Amado Nervo incitaba, con su excepcional oído, al goce de la poesía, dice Monsiváis

En materia literaria hoy se producen generaciones de sordos, advierte el ensayista

''Su primer diálogo es con Dios, luego con la mujer amada y después con el lenguaje''

CARLOS PAUL
NERVO''La obra del poeta Amado Nervo persiste -de muy distintos modos- en la memoria colectiva y en la cultura popular por haber sido tan determinante en la sensibilidad de una época. Su fama literaria se cifra en las todavía amplísimas resonancias de su nombre, en su caso tan a prueba del olvido", escribió Carlos Monsiváis en la nota preliminar del volumen Yo te bendigo, vida. Amado Nervo: crónica de vida y obra, del que es autor y se presentó la noche del martes en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Acompañado por José Luis Ibáñez, quien leyó algunos poemas que luego serían comentados por Monsiváis, el acto comenzó con la lectura de El milagro, ''poema con el que el poeta se apodera de la posibilidad de ser Cristo.

''Nervo fue excepción", destacó Monsiváis. ''Tiene un oído excepcional, el cual tiene mucho que ver con la capacidad de incitar al goce de la poesía, de una poesía que se recitaba desde las escuelas primarias, en la época en que todavía se pensaba que la memorización servía de algo, que formaba depósitos de conciencia para continuar leyéndola o para oír un texto y encontrar en él cuál era el ritmo. Esto se ha perdido. En materia literaria (hoy) se producen generaciones de sordos, lo que ha de ser bueno -ironizó el escritor- porque al mismo tiempo no escuchan los discursos (de los políticos), pero puede ser negativo en la medida que se ha perdido lo que podríamos llamar oído poético general."

Instinto extraordinario para el público

Luego de que Ibáñez leyera el poema Guadalupe, ''el más memorizado en la educación elemental, adaptado a ciertas necesidades para enseñar el ritmo", Monsiváis señaló que ''Nervo siempre buscó el público. Desde muy joven -con una vida hasta cierto punto accidentada, rutinaria, llena de saltos, ingresos y salidas de seminarios, viajes por la provincia- tiene un instinto extraordinario para el público, que en su poesía se despliega en los temas y el ritmo; en la construcción de un mito excepcional como el de La amada inmóvil, así como en el hallazgo de fórmulas verbales como es el caso del término 'la raza de bronce', que persiste aunque sea en el choteo".

Al comenzar la lectura de ese poema (La raza de bronce), el autor de Los rituales del caos interrumpe, pues ''de pronto'' recordó que el poema está dedicado a Benito Juárez.

''Si me hubiera acordado antes, quizá cambio de tema -explica en torno sarcástico-, porque como ahora el secretario del Trabajo ha decretado que Juárez ya pasó de moda, que es individualista y que no corresponde a una época tan comunitaria como la del Fobaproa, tal vez hablar del prócer, el ex prócer, suene un poco anacrónico, de acuerdo con las nuevas tendencias interpretativas de la historia."

Luego de comentar que el poema Delicta carnis ''es una exploración del cuerpo, de la lujuria, de la voluptuosidad y de lo que hoy se llamaría en un momento de esplendor verbal el coito", Monsiváis destacó que Nervo ''escribía mucho, era muy productivo, un Simeón de la poesía" y explicó que sus poemas célebres ''tienen que ver con frases en las que se detenía el lector y que después aplicaba a muy distintas circunstancias, como es el caso de A Kempis''.

El cristianismo de Nervo, abundó, ''como después su budismo, no se detiene, es una manera de afirmarse en la poesía. Su primer diálogo es con Dios, el segundo con la mujer amada y el tercero con el lenguaje".

Para concluir Monsiváis reflexionó, entre otras cosas, sobre el tránsito que vivió Nervo al pasar del siglo XIX al XX; sobre los poemas Cobardía y En paz, y sobre dos de los más memorables, Oremus, ''en el que se vislumbra la nueva relación de los escritores con su tiempo" y el interés del poeta por la ciencia, y Andrógino, que ''ha provocado una batalla interpretativa, sobre todo en la academia estadunidense".

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