Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 25 de julio de 2002
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Capital

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Atenco: Ƒcuántos muerto más?

POR FIN el gobernador del estado de México hizo a Vicente Fox un obsequio memorable: le regaló al primer manifestante muerto por violencia policiaca de su sexenio.

ASI, EL muerto que buscaba la derecha conspicua para demostrar los alcances del orden que pretende y con el que supone atemorizaría a los habitantes de Atenco terminará convirtiéndose en otra lección: la fuerza no derrota a la razón, aunque la asesine.

LO MALO es que el muerto de Atenco será cargado ahora tanto al gobierno mexiquense como al federal, que en su momento no quiso o no pudo deslindarse por completo de las acciones de Montiel.

LA OPORTUNIDAD se presentó después del enfrentamiento en Acolman, momento en el que el gobierno de Fox tuvo todos los elementos para salir adelante en el conflicto. Es más, todo indicaba que el deslinde sería efectivo y que el asunto de la construcción del aeropuerto tomaría otro rumbo.

PERO OTRA vez llamaron a la puerta de la prudencia los de la mano dura y acusaron de debilidad al gobierno federal, le dijeron, con sus mil voces, que la gente de Atenco había violado la ley y que no era posible dejar en libertad a los delincuentes, que el camino del progreso no podía ser detenido por un grupo de campesinos infectados de la rebeldía de otros malestares y que si se permitía este Atenco, los Atencos se reproducirían en todo el país como hongos en tiempo de lluvia.

POR SI fuera poco, se levantó la amenaza mayor: los inversionistas verían en los actos de rebeldía y resistencia un mensaje claro para no poner su dinero en México y el país perdería miles de millones de dólares. Es decir, se caería el negocio.

SUCUMBIO ENTONCES la voluntad de justicia. El vocerío puso un velo espeso sobre la historia real y se olvidó que la ley fue rota, despedazada, por la autoridad. Nadie volteó la cara para recordar la Constitución, donde queda claro que el decreto expropiatorio es ilegal porque pasó por encima de la voluntad del municipio libre. No se quiso mirar que el supuesto interés público, de donde sale el decreto de marras, sirve apenas a mucho menos de la mitad de los pobladores del país y de la ciudad, que hacen uso del aeropuerto, y todo quedó en un asunto de pesos y centavos, de tú tienes que vender y yo voy a pagar.

ENTONCES TODO volvió al principio y la autoridad federal, pese a la manifiesta voluntad de los pobladores de Atenco por no vender sus tierras, buscó un diálogo, tal vez para decir que antes de usar la fuerza trató de convencer a los obcecados campesinos que no entienden de progreso.

ƑCUANTO CUESTAN?, siguió preguntando el gobierno federal, mientras las huestes de Montiel amenazaban con la cárcel a los "necios" de Atenco. Doble discurso con igual propósito: despojar de lo suyo a los ejidatarios que nada o poco valen.

HOY EL gobierno federal, que sigue sin entender a la gente, se ha convertido en el cómplice de otra mentira cuando afirma que la muerte del campesino es producto de una enfermedad crónica mal atendida y no de la salvaje golpiza que le propinaron los policías de Montiel.

QUIEREN QUE creamos que era tan grave su diabetes que siempre estuvo en un hospital de traumatología, donde no podían atacar la enfermedad que lo llevó a la muerte. Un Pilatos vestido de blanco así lo sentenció.

ƑCUANTOS DIABETICOS necesitará el gobierno para darse cuenta de que la tierra de Atenco no se vende?

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