Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 18 de julio de 2002
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Mujeres en todos los contingentes militares del desfile, salvo en la Legión Extranjera

Liberado de la "cohabitación" con socialistas, Chirac conmemoró la toma de la Bastilla

Festejos también en memoria de Víctor Hugo; alegría del Arco del Triunfo a Plaza de la Concordia

YURIRIA ITURRIAGA CORRESPONSAL

Paris, 17 de julio. El 14 de julio de 1789 el pueblo parisino sitia, toma y destruye la fortaleza de la Bastilla, prisión de Estado de la monarquía francesa, con lo que la revolución parlamentaria pasa a ser una revolución popular. En 1880 se declara esta fecha día nacional y desde entonces, con pocas excepciones en su historia, el pueblo francés se vuelca dos días consecutivos a la calle: el 13 por la noche para el baile popular y el 14 para el desfile militar y los fuegos de artificio, festejos plasmados el siglo antepasado por pintores impresionistas.

El baile callejero, en las dos décadas anteriores, ha ido dejando la cadencia de la java y el compás del acordeón, las guitarras con castañuelas o de sones latinoamericanos, por el fraseo ininterrumpido del tecno, sonido y luces que alocan al más sereno de los veteranos. Aunque en realidad las parejas que vivieron las dos grandes guerras, como actores o espectadores infantiles, ya han muerto o se quedan frente a sus televisores o van melancólicos de plaza en plaza, sin encontrar un ritmo con el cual enlazarse y en cambio consumen un merguez carbonizado dentro de un pan, comprado en uno de los muchos puestos de comida instalados por los árabes.

Los comunistas solían apropiarse del puente de San Luis, que une las dos islas fundadoras de la capital, pero esta vez, debido al déficit en que cayó el partido tras su fracaso electoral, la congregación de nostálgicos de una Francia profunda con justicia social se diluyó en la noche.

Mientras, en el lugar de los hechos que hoy se conmemoran, la ya tradicional agresividad de sus concurrentes venidos de los suburbios, ahuyenta al citadino bien portado de la plaza de la Bastilla y también de la República por las mismas razones, para quizá terminar en el baile gay, no sin cierto pudor y secreta confusión, que al fin se le quitarán en unas horas más, cuando, con el pecho henchido de orgullo, presencie o visualice en la pantalla, el impresionante desfile de sus mejores conciudadanos. O que al menos así lo parecen con sus extraordinarios uniformes e impecable paso en una coreografía casi virtual, bajando por la avenida de los Campos Elíseos, desde el Arco del Triunfo a la plaza de la Concordia donde, al pie del Obelisco que Napoleón robó a Egipto, el presidente francés se yergue, rodeado de su gabinete, su esposa y el cuerpo diplomático.

Jaques Chirac, liberado de la cohabitación política con los socialistas que tan tenso lo ponía, habiendo pasado por las ofensas de su primer ministro y contrincante electoral por graves escándalos financieros y la humillación de 19 por ciento de votos en la primera vuelta de las recientes elecciones, aparece como un ave fénix gracias al 92 por ciento de los votos de la segunda vuelta que lo religió presidente y a la elección de una mayoría afín en el parlamento.

Se conmemoran los 200 años de San Cyr y de West Point: marchan juntas las dos elites de la guerra, por una vez los segundos como invitados. También están invitados los bomberos de Nueva York, muy aplaudidos por su gesta heroica cuando las torres gemelas.

Es una mujer la titular del Ministerio de Defensa y se ven mujeres en todos los contingentes militares, salvo en la Legión Extranjera. Pero sólo contamos nueve rostros negros entre el desfile de caras de expresión solemne. Mientras una hermosa espectadora negra, elegantemente vestida, contesta a un reportero: "Estamos aquí felices celebrando la independencia. šQue ya somos libres, pues!"

Libérrimos aparecen los negros que, en Avignon, participan en el Festival Internacional de Teatro, donde este año el invitado es la Francia de ultramar: Nueva Caledonia, la Isla de la Reunión, Guadalupe, Martinica, cuyos franceses de piel oscura exhiben su talento dancístico y teatral.

En tanto que en Versalles, un centenar de personas "toman" el varias veces célebre Salón de los Espejos y con una gran manta exigen la libertad de José Bové, ante asombrados japoneses. Pero el presidente Chirac declara, durante la tradicional conferencia de prensa del 14 de julio, que para éste no habrá la también tradicional amnistía (que los presidentes recién electos conceden), pues en Bové "no se juzga a la persona sino los hechos", aunque termina afirmando el mandatario, que desea "una agricultura ecológicamente responsable y que buscará con los 15 más 10 no eliminar las ayudas a la agricultura". Todo el tiempo sonriente, pese al anuncio de un intento de atentado en su contra, que un turista canadiense de nombre Mohamed impidió, al desviar el cañón del arma que un joven militante de la extrema derecha sacaba de un estuche de guitarra.

La fiesta nacional en París terminó con el espectáculo indescriptible de los fuegos de artificio multicolores celebrando textos de Víctor Hugo a 200 años de su nacimiento.

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