Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 5 de julio de 2002
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Capital

La alianza PRI-PAN echó abajo la posibilidad de discutirla y aprobarla

Un voto envió a la congeladora la ley de sociedad en convivencia

El panista Francisco Solís se alineó al final Regresaremos, dijo el perredista Armando Quintero

RAUL LLANOS Y RICARDO OLAYO

En una de las más controvertidas sesiones de la historia de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, la alianza entre diputados de PRI y PAN logró echar atrás la posibilidad de discutir y votar la ley de sociedad en convivencia, e impuso la moción suspensiva que acabó con los intentos de los legisladores de PRD, PVEM, PT, Democracia Social, Convergencia por la Democracia y de la diputada priísta Margarita González Gamio por no mandarla a la congeladora.

aldf_protesta_m5f La diferencia fue de sólo un voto. La discusión entre "izquierdas y derechas", como dijo el diputado Jaime Guerrero, se inclinó esta vez por la derecha. Pero regresaremos, dijo el perredista Armando Quintero, quien en su discurso captó la atención por su arenga contra los que llamó conservadores.

La discusión del dictamen respectivo -que legaliza la unión de personas de un mismo sexo y da certidumbre jurídica a su patrimonio- se prolongó por más de tres horas, tiempo en el que hubo de todo: desde el sorpresivo rechazo de los pevemistas a la moción suspensiva y la incumplida promesa del panista Francisco Solís (frívolamente conocido como Pancho Cachondo) de votar a favor, hasta la presión de los coordinadores contra sus diputados para cambiar el sentido de su voto, y las ausencias claves de las perredistas Carmen Pacheco y Leticia Robles, quienes con su voto hubieran inclinado la balanza hacia "las izquierdas", en tanto, Emilio Serrano, también del PRD, al momento del sufragio decidió abandonar el recinto.

Votación cerrada

Con los asistentes a las graderías en su punto máximo de expectación y un debate serio encabezado por el PRD, la votación debió repetirse por lo cerrada. Primero de pie, unos a favor y otros en contra, luego una primera votación diputado por diputado en la que se contabilizaron 62 sufragios, 31 a favor de diferir la discusión, 30 por entrar al fondo y una abstención del panista Hiram Escudero.

En la segunda y definitiva votación, finalmente hubo 31 legisladores a favor de la moción suspensiva y 30 en contra, lo que condenó al dictamen a regresar a las comisiones de Derechos Humanos y de Estudios Legislativos y Prácticas Parlamentarias para una nueva discusión y dictaminación. No hay fechas establecidas para llevarla de nuevo a tribuna.

Tensiones y cabildeos

La sesión de ayer fue la última del periodo extraordinario (de dos días) de la ALDF; la agenda marcaba sólo tres asuntos, la discusión y, en su caso aprobación de las leyes de Turismo, Sociedades de Convivencia y Transporte, pero toda la atención se centró en esta última.

El panista Víctor Hugo Yáñez y representantes de ProVida ofrecieron, desde temprano, una conferencia de prensa en la que advirtieron que a aquellos que apoyaran la ley los iban a "ventanear" ante los electores.

Mientras, en el recinto, el priísta Arturo Barajas cabildeaba con sus correligionarios para que se apoyara la moción suspensiva, que desde un día antes anunció que presentaría en tribuna.

La estrategia dio resultado, a grado tal que antes de entrar a la discusión de la ley el presidente de la mesa directiva, Hiram Escudero, pidió un receso, lo que causó sorpresa entre los diputados y asistentes en las graderías, entre ellos uno que apenas se incorporaba: el presidente de la CDHDF, Emilio Alvarez Icaza, y representantes de ONG.

Los diputados Enoé Uranga y Jaime Guerrero, de Democracia Social, promotores de la ley, se inconformaron ante Marco Antonio Michel Díaz, vicecoordinador del PRI, quien les respondió: "fue Alejandro Sánchez Camacho (del PRD) quien lo pidió".

Versiones de diputados indican que en el ínterin el perredista Sánchez Camacho planteó a PRI y PAN que se sacaran de la agenda las leyes de sociedad de convivencia y de transporte para evitar conflictos. El lapso que se abrió sirvió a priístas y panistas para redactar la moción suspensiva y entregarla a la mesa directiva. "Eso es un truco parlamentario", reclamaba airado Jaime Guerrero a los priístas.

La sorpresa fue mayor cuando el panista Francisco Solís presentó en tribuna la moción. Uranga y Guerrero impugnaron infructuosamente el hecho. Ante esto, Armando Quintero, del PRD, subió a tribuna para hablar en contra de la moción y retar a los panistas y priístas a "que no sea la maniobra parlamentaria, que no sea la chicanada parlamentaria, que no sea el escabullirse y esconder la cabeza ideológica conservadora debajo de la tierra la que hoy se imponga, sino que debatamos el fondo de las dos posiciones ideológicas, políticas y sociales".

Respondió Cuauhtémoc Gutiérrez, quien justificó: "no es un no a ultranza" el del PRI, sino que la ley mostraba "lagunas jurídicas". Arriba, los gritos de integrantes de la comunidad lésbico-gay y de ONG apagaban al legislador "hoy... hoy... hoy..." Y de ahí se repitieron en varias ocasiones los llamados al orden.

Luego Enoé Uranga tomó la palabra. Ahí pidió a quienes apoyaron el dictamen -entre ellos María de los Angeles Moreno- a ser congruentes y no ceder a las presiones de la Iglesia. Fustigó la intervención del clero, sobre todo en le recinto de la Asamblea, donde el constituyente hizo la división de las Iglesias y el Estado. "Qué le estamos haciendo a esta institución. Ya no son las sociedades en convivencia, ya es el estado de derecho, ya es la laicicidad de este país, es el hecho de que la ignorancia y la maniobra barata le salgan al paso al honor de un debate honesto que dio la cara."

Siguió en el turno Miguel González Compeán -uno de los que apoyarían la nueva legislación-, quien con línea para votar a favor de la moción trató de suavizar las cosas. Dijo que su partido buscaba que esta ley saliera por consenso y no dividida. Sólo que al bajar de tribuna recibió los airados reclamos y reproches de Arturo Barajas y Juan José Castillo Mota. Jaime Guerrero hizo todavía un último esfuerzo en tribuna: "dense la oportunidad de dar este debate y rechacen la moción".

Y así, el presidente de la Mesa Directiva, Hiram Escudero, inició la votación en la que el mismo fue el único que se abstuvo. Los resultados fueron tan confusos que los perredistas pidieron un nuevo conteo, pues en su opinión había empate.

Los titubeos de Escudero

En la segunda ronda los perredistas -con excepción de los ausentes Carmen Pacheco, Leticia Robles y Emilio Serrano- volvieron a votar en contra, como lo hicieran siete pevemistas, dos de Convergencia, dos de Democracia Social, la petista Eugenia Flores y el diputado independiente José Luis Buendía, quienes fueron apoyados con el voto de Margarita González Gamio, del PRI. En total, 30.

Los votos panistas y priístas sumaron también 30. Cuando tocó el turno a Hiram Escudero, como presidente de la mesa directiva, ya había recibido el mensaje de una compañera de su fracción: "dile que vote con güevos". Ya no se abstuvo, y con el voto a favor de la moción cerraron en 31. La historia de ayer se había escrito.

Escudero dijo que no hubo tal mensaje y que en todo caso él tenía voto de calidad, pero fue cuestionado por los reporteros. En cambio, al salir del recinto, la diputada del PRI Margarita González Gamio recibió el reconocimiento de las ONG e integrantes de la comunidad lésbico-gay con un aplauso al pasar por el lobby de la ALDF. Ella aseguró que no hubo línea, pero tampoco quiso responder si la de ayer fue una discusión de "izquierdas y derechas".

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