Laura
llegó en silla de ruedas a las puertas de la Clínica Condesa,
en la calle de Benjamin Hill. Su estado de salud está en el límite.
El virus de inmunodeficiencia humana, que le contagió su marido,
se ha desarrollado en forma acelerada y ahora se encuentra en una situación
terminal. A pesar de que vive en el municipio mexiquense de Naucalpan,
es atendida en esta clínica del Gobierno del Distrito Federal,
el único centro de atención integral en la zona metropolitana
para las personas que viven con VIH-SIDA.
Ella es una de los 800 pacientes que actualmente reciben medicamentos
gratuitos como parte del programa de atención de VIH-SIDA. La
directora del programa, Carmen Soler, reconoce que aunque provengan
de otras entidades no pueden dejar de atenderlos. "Por razones
humanitarias y por las carencias brutales a nosotros nos está
estallando este rostro de la epidemia", destacó Soler, investigadora
del Instituto Nacional de Diagnóstico y Replicación Epidemiológica
(INDRE) de la UNAM y una de las especialistas más reconocidas
en la materia.
Cuestionada sobre la necesidad de instrumentar políticas específicas
para las mujeres capitalinas, Soler subraya que la clave está
en proporcionar acceso a un diagnóstico confiable, gratuito y
voluntario que permita que las mujeres puedan saber su condición
serológica a tiempo y pueda mejorarse su calidad de vida.
En la actualidad, existen en toda la ciudad 20 centros de diagnóstico
y consejería en el Distrito Federal donde, en su mayoría,
acuden mujeres para hacerse la prueba del VIH-Sida. Soler calcula que
la proporción entre hombres y mujeres es de 1 a 3 solicitudes
de diagnóstico.
"Lo primero que estamos haciendo es abrir el diagnóstico.
Nuestra propuesta es que el diagnóstico es un derecho. La gente
tiene derecho a hacerse un diagnóstico cuando lo considere necesario",
subrayó Soler.
Relató que en el programa de prevención materno infantil
está sucediendo algo muy sintomático porque la discusión
se está abriendo en los hogares a partir del diagnóstico
que se realizan las mujeres embarazadas.
"A la mujer embarazada que llega a los centros de salud -relata
Soler- un consejero le da información y le ayuda a entender qué
puede suceder y le sugiere que se haga la prueba. La mujer lo comenta
en la casa. Su esposo le puede reclamar: 'y tú ¿qué
onda? ¿por qué te quieres hacer la prueba?' Ella dice:
'yo voy a tener un hijo y lo quiero proteger'. De esta forma, tiene
la excusa perfecta para hacerse la prueba sin que se la madreen. Si
tiene hijos adolescentes, el tema comienza a discutirse en la casa.
En fin, se socializa el problema".
Soler recuerda que antes de estar al frente del Programa de VIH-SIDA
capitalino, trabajó dos años en Ciudad Nezahualcóyotl
donde se alentó a la población y, en especial a las mujeres
embarazadas, a hacerse la prueba. "A dos años de distancia,
todavía había gente de la comunidad que iba al centro
de salud a pedir el programa. Empezó a correr entre la gente
la frase: 'oye, hazte la prueba'".
"Esta es nuestra idea: socializar el problema, empezar a cambiar
la actitud entre el personal de salud. Se ha comenzado a romper el estigma
asociado al VIH, la idea de que la epidemia sólo está
entre ciertos círculos sociales. Los propios médicos y
enfermeras comienzan a percatarse que, en realidad, llevan años
atendiendo a gente que puede ser seropositiva sin que ellos lo sepan.
Esto apenas empieza", abundó Carmen Soler.
Prevención
perinatal
La importancia de la prevención y del diagnóstico oportuno
materno-infantil radica en que es la mejor forma de evitar la diseminación
de la epidemia hacia las nuevas generaciones y está clínicamente
comprobado que con medicamentos, la madre puede tener un buen nivel
de vida y el feto puede revertir su seropositividad.
De acuerdo con los informes oficiales del Conasida, en México
la transmisión perinatal constituye "la principal causa
de infección por el VIH-SIDA en menores de 15 años, con
68.7 por ciento de los casos de SIDA acumulados, y 93.3 por ciento de
los casos diagnosticados en el 2000".
Para prevenir la transmisión perinatal, se requiere detectar
oportunamente a toda mujer afectada. Es por ello que resulta necesario
capacitar al personal de salud, promover la atención prenatal,
proporcionar información y otorgar un diagnóstico oportuno.
Autocrítica, Soler reconoció que aún se debe cambiar
el concepto del centro de salud para atender mejor no sólo a
las mujeres que van a ser madres sino a todo tipo de población
que requiera información y diagnóstico.
"Hablamos mucho de equidad y género, pero yo creo que en
el caso de los servicios de salud tenemos un problema al revés:
tenemos un maltrato a las mujeres por el concepto de menores de edad,
existe un paternalismo absoluto en el sistema de salud. No consideramos
a las mujeres capaces de tomar decisiones por sí mismas. El personal
de salud sigue usando conceptos como 'sí mamacita, tienes que
hacer esto porque yo te digo' y nunca te explican. Y no atendemos a
los hombres, no acuden, porque no les ofrecemos lo que requieren.
"Ahí es donde debemos impactar. Entonces tenemos que ir
modificando poco a poco nuestros conceptos", subrayó la
especialista.
¿Qué
hacer para prevenir?
La prevención
de la epidemia en mujeres no debe reducirse solamente a las pruebas
perinatales. El gran dilema, reconocen distintas especialistas, es cómo
garantizar que sea la misma mujer la que reclame el uso del condón
por parte de su pareja varón y evitar el contagio por esta vía.
El estudio "Prevención de la Infección de VIH en
poblaciones de mayor riesgo y vulnerabilidad" destaca que en México
sólo se utiliza "el 2-3 por ciento de los condones que se
requieren", a pesar de que está demostrado que es eficaz
en un 90 a 95 por ciento en la prevención del VIH tanto en hombres
como en mujeres.
La falta de uso del condón y de estrategias para lograr que las
mujeres tengan relaciones heterosexuales protegidas, son factores que
explican la expansión de la epidemia entre las mujeres. El más
reciente indicador de la distribución porcentual de los casos
de SIDA diagnosticados en México -para el primer trimestre del
año 2002- revela que en este universo el 50 por ciento fue por
transmisión sexual heterosexual y el 37.5 por ciento por transmisión
bisexual y homosexual, de acuerdo con la Secretaría de Salud.
El Centro de Estudios para la Prevención del SIDA subrayó
en su estudio "¿Qué Necesita la Mujer en la Prevención
del VIH?" que las enfermedades de transmisión sexual (ETS)
deben formar parte de la estrategia efectiva de prevención del
VIH entre las mujeres.
Otras medidas que recomiendan son las siguientes:
a) Dominar todos los aspectos del condón y poseer la habilidad
de convencer a su pareja sexual de la necesidad de usarlo.
b) Utilizar métodos anticonceptivos que también sean métodos
de protección frente al VIH y que, por tanto, requieran la cooperación
de la pareja. Es el caso de los anticonceptivos orales como la píldora
que no protegen contra las ETS o el VIH. Se necesitan más métodos
para prevenir la transmisión del VIH controlados por la mujer,
incluyendo el uso del condón femenino. Los microbicidas vaginales
previenen la transmisión de ETS, pero no de embarazos ni del
VIH.
c) Promover la educación sexual, los talleres y eventos comunitarios
que permitan el intercambio de información en forma horizontal
y directo.
d) Evitar el intercambio de jeringas que, se ha demostrado, es una de
las principales vías de transmisión del VIH entre mujeres.