Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 16 de junio de 2002
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COSAS DE FUTBOL

Josetxo Zaldúa

Más morbo no podía pedirse. Enfrentar a Estados Unidos en octavos de final. Llegó para la selección nacional una aduana todavía más complicada que la primera fase. Entonces había posibilidad de rectificar un mal resultado. Ahora no habrá mañana. Es ganar o ganar. El cálculo de probabilidades no favorece a México. Viene de jugar tres partidos a un altísimo nivel, desplegando un poderío físico notable, factor éste que hizo posible que los jugadores cumplieran al pie de la letra el dibujo táctico de Javier Aguirre.

México ha jugado más y mejor que selecciones como España, Brasil e Inglaterra, más irregulares en su desempeño. La lógica dice que es imposible sostener el mismo ritmo mucho tiempo. Si eso es verdad, a la selección le estaría tocando ya dar la de arena porque van tres de cal. Ojalá las estadísticas fallen en lugar de que lo haga el Tri.

Estados Unidos no ha demostrado ser más equipo que el mexicano, pero jugarse todo en 90 minutos es echar un volado, y no siempre gana el mejor. Los vecinos tienen menos futbol, pero sí tienen pegada. Se amparan en una excelente condición física y en que nadie daba un centavo por ellos. Para México jugar contra ellos tiene una carga emocional que, a la postre, no necesariamente beneficia. Por ello es importante que los jugadores mantengan la calma y ciertas dosis de frialdad. Los estadunidenses regalarán la pelota a sus rivales, como lo hicieron en los tres partidos que han jugado en el Mundial. Eso quiere decir que México va tener de entrada el mismo escenario vivido hasta ahora.

Tampoco los vecinos son mejores que los italianos en el contragolpe, mucho menos en la defensa. Pero ningún partido es igual a otro aunque los planteamientos tácticos sean los mismos. Hay un sinfín de factores que influyen para dar al traste con la lógica.

En el ínterin los ingleses dieron cuenta de los daneses. El marcador de tres a cero es ciertamente engañoso porque no refleja lo que realmente sucedió en la cancha. El portero danés se comió de mala manera dos de los tres goles ingleses, mientras el arquero isleño, Seaman, se cubrió de gloria deteniendo cuanto obús llegaba a su cabaña.

Tienen los de la Rubia Albión un equipo muy compacto y a un delantero, Owen, capaz de desquiciar a la más ruda de las defensas. Heskey y Beckham hacen un trabajo invaluable como medias puntas, mientras Butt y Scholes constituyen la espina dorsal de un equipo muy bien armado por el sueco Eriksson. No han hecho buen futbol pero han recuperado su autoestima, que no es poca cosa. En futbol decir Inglaterra es invocar la tradición. Eso los hace fuertes.

Los alemanes, que enfrentarán al ganador del choque entre Estados Unidos y México, acabaron con un gris equipo paraguayo, que desde el pitido inicial apostó por el empate, por los tiros penales. Con todo y eso, los teutones mostraron la pobreza de su futbol, aspecto que no les impidió colarse en los cuartos de final. Los germanos tienen algo que les permite sobrevivir a los peores augurios. Es una mezcla de tenacidad y de fe ciega en sí mismos. No dejan de apretar aunque vayan ganando y por eso acaban desquiciando a sus rivales.

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