Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 12 de junio de 2002
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Política

A cualquier hora se acercan tropas y policías; han entrado siete veces

Pobladores del ejido Lázaro Cárdenas viven bajo constante asedio militar

En Huitiupán podemos resolver los problemas entre nosotros, dice el alcalde Gómez Pérez

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Municipio Huitiupan, Chis., 11 de junio. A escasos kilómetros del ejido Lázaro Cárdenas, ladera abajo, se encuentra la comunidad El Paraíso. Entre las casas hoy habitadas se ven los esqueletos de las viviendas semiderruidas con marro en 1997, cuando los paramilitares priístas hicieron huir a la mitad de los habitantes, en la primera escalada realmente violenta de la organización Paz y Justicia en Sabanilla.

En una de las acciones más criminales de la dolorosa "guerra" en tierras mayoritariamente choles de la zona norte iniciada en 1996, las muertes y desalojos de bases zapatistas en El Paraíso ocurrieron muy cerca de Lázaro Cárdenas. "Hasta aquí se oyeron los tiros", recuerdan los campesinos.

De entonces data la fundación del pueblo Nueva Revolución, ya en tierras de Tila. Ahí se congregaron decenas de familias zapatistas desplazadas de diversas comunidades de Sabanilla. Ninguna ha recuperado sus casas ni sus predios. Los asesinatos y despojos que los condujeron allí siguen impunes. No sólo eso; además, la misma comunidad-refugio de Nueva Revolución se encuentra constantemente amenazada de desalojo por los paramilitares, que han llegado por oleadas en los meses recientes.

Ese fantasma ronda las preocupaciones de los ejidatarios de Lázaro Cárdenas. Por eso desconfían de los presuntos misioneros adventistas del séptimo día que visitan últimamente la comunidad, con la intención de "predicar y vender medicinas baratas". Al otro día llega una patrulla del Ejército federal.

"Son los mismos paramilitares de Sabanilla y Tila", dicen los ejidatarios. Siguiendo el esquema contrainsurgente de agudizar las contradicciones religiosas, aun donde no existan, como es el caso de Lázaro Cárdenas, la "guerra irregular" no se ha detenido ni se aleja de los manuales. Como prueban Vietnam, Guatemala y Colombia, la contrinsurgencia se aplica a largo plazo, y periódicamente se agudiza.

Los otros ingredientes de la estrategia (conflictos por las dádivas gubernamentales y alcoholización de la vida comunitaria) no operan en este ejido: "Aquí está prohibido tomar alcohol. Así dice el reglamento del pueblo".

A partir de la más reciente conmemoración luctuosa de Emiliano Zapata, qué coincidencia, el Ejército federal determinó asediar el ejido de Cárdenas de manera extraordinaria. A cualquier hora se aproximan tropas y policías, cada dos o tres días. Siete ocasiones han ingresado en la comunidad, violando el acuerdo municipal de rechazar patrullajes militares en las comunidades, y se aplica en todo Huitiupán.

Un gobierno de indígenas

Hace dos años, después de perder en las elecciones para alcalde de Huitiupán por el PRD, Alberto Gómez Pérez, conocido poeta tzotzil, publicó su poema "Makil satil":

"Aparecen sonrientes nuestras máscaras sagradas, amenazan risueñas. Una vez más/ nuestras máscaras sagradas/ sonríen al porvenir de un día,/ quizá el de muchos miles.// Yo no pierdo la esperanza/ mientras sonría en el trasfondo/ de una verdad/ descuartizada./ Quiera o no el tiempo/ me debo a mi doble imagen.// Proyecto de muerte que vienes cabalgando en el caballo negro:/ šlevanto mi bastón de mando/ para defender mi ser!"

Ya ven que en todos lados se cuecen habas. Este hijo del ejido Santa Catarina Las Palmas ahora es alcalde constitucional de Huitiupán, pues el pasado 7 de octubre logró sacar al PRI del gobierno. No del palacio municipal, pues no hay. El alcalde Gómez Pérez pertenece a esa generación de intelectuales indígenas nacidos en los años 60 que hicieron estudios profesionales, viajaron; algunos de ellos iniciaron la escritura literaria de sus lenguas. Con impulso didáctico (en la mejor tradición decimonónica de tiempos del juarismo) regresaron a sus pueblos para convertirse en voceros, y muchos han desarrollado vida política activamente. Allá ellos.

Ahora que se discute la relación (escasa) entre los gobernantes del país y los libros, es interesante constatar que en el medio indígena es cada vez más frecuente encontrar alcaldes y representantes ilustrados. El hecho se ve en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Yucatán, Veracruz. Cuántos funcionarios actuales podrían, por ejemplo, haber escrito, como Alberto Gómez Pérez, los libros (con frecuencia espléndidos) Que no se apague el Sol, Palabras para los dioses y el mundo, y Llanto del tiempo. Supongo que casi tan pocos como los que los hayan leído.

Como es natural, Alberto Gómez muestra la intención de hacer las cosas lo mejor que pueda. Uno de sus primeros actos como presidente municipal fue solicitar al Ejército federal que suspendiera sus patrullajes en el municipio. Obedecía a la demanda unánime de las más de 60 comunidades donde habitan priístas, perredistas y zapatistas. Aunque provocó "molestia" en los mandos castrenses, lo consiguió.

Gómez Pérez no concede una entrevista formal, pero conversa con este enviado. Se encuentra al tanto de los recienteschiapas_m11ng acontecimientos en el ejido Lázaro Cárdenas. "Uno de los más apartados y marginados pueblos del municipio", admite. En la cabecera municipal termina la carretera asfaltada, a escasos kilómetros de Simojovel. De aquí en adelante todo es brecha. Y Cárdenas está al otro lado de la sierra.

"Nosotros consideramos que podemos resolver entre nosotros los problemas. Con nuestra propia policía municipal nos basta; aquí hay mucha pobreza, pero no desorden", apunta el presidente municipal.

Aun en tiempos en que el PRI dominaba prácticamente todo, Huitiupán fue tierra de lucha y actividad política. En otras épocas resistieron los indígenas de CIOAC, PST, Línea Proletaria; hoy son perredistas, petistas, zapatistas. Han desaparecido las fincas particulares. No hay patrones, toda la tierra pertenece a los campesinos.

Si se le rasca, cada tierra tiene su historia. El valle de Huitiupán se salvó de ser inundado por las aguas del progreso hace varios años, cuando la movilización indígena detuvo la construcción de una gran presa. Con seis buenos ríos y unas montañas escarpadas, a los ingenieros se les estaba haciendo agua la boca. Varios pueblos hubieran dejado de existir.

Las últimas administraciones priístas fueron (y son) sospechosas de diversos fraudes y tolerancia (al menos) con el cultivo de drogas. La actual administración investiga y podría proceder.

Huitiupán es una de las muchas experiencias de comunidades indígenas decididas a gobernarse por sí mismas de distintas maneras. En una vía institucional, en Huitiupán se intenta una de ellas. El alcalde-poeta deberá, parafraseando su propio poema, levantar el bastón de mando para defender el ser de su pueblo. De ser así, habrá cumplido con el encargo.

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