Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 9 de junio de 2002
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Economía

José Antonio Rojas Nieto

A salir de lo oscurito

Este sábado La Jornada da razón de la existencia de negociaciones entre la cúpula del PRI y el gobierno del presidente Fox para impulsar lo que llaman "reforma energética", término con el que se identifica el proyecto gubernamental de apertura a la competencia en el sector eléctrico y de implantación de contratos de servicios múltiples en el caso del gas natural. El problema no es la existencia misma de la negociación, sino el hecho de que ésta -como se dice coloquialmente- se realice en lo oscurito impidiendo ver si Madrazo cumple con la determinación no sólo de sus senadores sino de su Consejo Nacional de buscar cambios dentro de la Constitución.

El problema, entonces, no está sólo en la forma, sino también en los términos en que se negocia. ƑQué hacer? Abrirse. Negociar abiertamente y de forma incluyente. Todos los partidos; todas las organizaciones de los trabajadores del sector, y múltiples instituciones, académicos y organismos no gubernamentales deben manifestar sus ideas, sus opiniones y sus propuestas.

Para que se entienda por qué la discusión y la negociación en lo oscurito suscitan tanta desconfianza, recordemos una vez más que el borrador de propuesta de reforma eléctrica del equipo de campaña de Fox recibió no sólo el apoyo, sino la influencia directa y las líneas de interés de los personeros de Enron.

ƑCómo confiar, entonces, en negociaciones que impulsa un gobierno sujeto a esas influencias? šPor eso, entre muchas otras cosas, resulta obligada la negociación abierta y transparente en el marco del Congreso de la Unión!

México, efectivamente, necesita una reforma energética no sólo eléctrica. Debe discutirse abiertamente; impulsarse abiertamente; formularse abiertamente; diseñarse abiertamente; aprobarse abiertamente; evaluarse abiertamente. Pero no sólo. La reforma energética debe discutirse integralmente; impulsarse integralmente; formularse integralmente; diseñarse integralmente; aprobarse integralmente; evaluarse integralmente.

Sí, necesitamos una reforma energética integral. Sería regresivo impulsar modificaciones en el sector eléctrico sin cambios en el sector de hidrocarburos -petróleo y gas natural. Pero también sería altamente nocivo impulsar modificaciones en electricidad, petróleo y gas natural sin considerar una auténtica reforma fiscal que, ante todo, liberara la renta petrolera del ancestral sojuzgamiento tributario y redefiniera los términos del denominado aprovechamiento de los activos nacionales de la industria eléctrica y las condiciones de financiamiento del subsidio eléctrico.

Si algo debiera hacer este Congreso que ya tanto tiempo y tanto esfuerzo ha dedicado a la discusión de los asuntos de electricidad, petróleo, gas natural, y al delicadísimo asunto fiscal, es sentar las bases para una actuación integral.

Tienen razón quienes aseguran que no es posible que México avance en su desarrollo sin reformas energética, fiscal, laboral y del Estado. Pero mienten quienes aseguran que estas reformas se identifican con la apertura indiscriminada del capital privado en electricidad, petróleo y gas natural; la creación de mercados energéticos que acaban siendo controlados por monopolios privados extranjeros; la ratificación del acceso a la generosa renta petrolera nacional como soporte básico del financiamiento gubernamental; la cancelación de derechos laborales básicos como la contratación colectiva, la organización sindical autónoma y el derecho de huelga; finalmente, la democratización restringida a partidos y organizaciones electorales.

Nada sería más refrescante que en este periodo extraordinario de sesiones se presentaran las bases para una reforma energética gradual e integral que, dentro de los marcos constitucionales actuales, puede incluir ya al menos cinco puntos: 1) autonomía de gestión a Pemex, CFE y LFC; 2) fortalecimiento de la Comisión Reguladora de Energía; 3) modificación gradual del régimen fiscal de Pemex y de CFE para fortalecer su capacidad financiera y trasladar la responsabilidad del subsidio eléctrico a las estructuras fiscales; 4) diseño de los mecanismos de mediano y largo plazos para impulsar la productividad de los trabajadores de las empresas estatales autónomas con respeto irrestricto de sus derechos; 5) creación de una Comisión Nacional de Energía que establezca las bases de impulso y evaluación de un desarrollo energético integral de mediano y largo plazos, es decir, que no sólo vea el hoy sino el mañana y que incluya políticas coordinadas en petróleo y su química, en gas natural y su explotación, en electricidad y su utilización; en fuentes no renovables y su impulso.

En esto está en juego la obtención del óptimo nacional en la utilización de recursos e industrias que, por mandato constitucional, son nacionales.

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