Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 3 de junio de 2002
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Cultura
Con tinta de hojas reanudó temporada en El Bosque

Voces, ecos, murmullos, aliento y silencios en espectáculo de Medina

ANASELLA ACOSTA NIETO

De entre la oscuridad emerge la luz que guía la danza. Las manos bordan. Angustia, dolor, soledad. El tiempo transcurre mientras la tensión y el movimiento del cuerpo declaman versos. Ausencias.

Una mujer avanza y la intensidad en el contacto del pie con la tierra define las Voces del primer acto del espectáculo Con tinta de hojas, de Pilar Medina.

Integrado por cinco momentos (Voces, Eco, Murmullos, Aliento, Silencios), el espectáculo de Medina es la escenificación de vivencias personales, íntimas, dolorosas. "Cuando me di cuenta de la muerte comencé a juntar sus ausencias. Temblaba, me cegaba tanta oscuridad; sólo tenía frente a mí un espacio con voces, eco, murmullos y aliento. Tan sólo una hoja que apretaba entre mis manos hasta sentir sus silencios".

En el segundo acto se impone el Eco de un son lastimero. Los recuerdos pueblan el escenario. Y una mujer grita la angustia con un movimiento que deriva en desesperación por asir el tiempo. El flamenco se funde con el son. Los movimientos son más violentos y el cabello al vuelo pone la tilde de un placer que fue, pero no más.

El zapateado se vuelve palpitación. Búsqueda, una tormenta, el galope de un corcel, la entrega amorosa y la posterior desolación, todo construido siempre por el movimiento de una sola mujer.

Y ahora los Murmullos. Cae la arena, y el tiempo sigue en transcurso. En plena catarsis se inicia el relato de un sueño que es sol, de una vida que es luz. Pronto, el sobresalto nocturno y el posterior y tormentoso lamento de los recuerdos: los fantasmas.

Es la mitad del camino. El cúmulo de mensajes construidos con movimientos, música y luz se halla en progresión.

A punto de sucumbir, llega el Aliento y la imagen de la protagonista concreta el discurso: una hoja en movimiento es centro de vida, se "mueve, oscila, respira", luego de evidenciar su fragilidad.

Tras un recorrido de luz, recuerdos, delirio y reacomodo, habitan los Silencios. El zapateado de Medina, con una tendencia flamenca, hace un ensamble de contratiempos con la percusión viva de Luis Miguel Costero. Entonces cada ausencia de sonido cobra significación. La delicadeza y la fuerza desencadenan un frenesí que llega al principio, con el que concluye la trama, la oscuridad.

(El espectáculo coreográfico Con tinta de hojas, de Pilar Medina, reinició temporada en la sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, atrás del Auditorio Nacional. Lunes, 20:30 horas.) 

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