Intereses políticos pretenden causar daño a la administración perredista, afirma

Prevé el jefe de Gobierno más conflictos

Cuestiona los resultados de una encuesta de instituto ciudadano sobre inseguridad

ELIA BALTAZAR

En la medida que se aproximen las elecciones de 2003 habrá más conflictos con intenciones políticas que tengan como fin provocar daño a la administración capitalina, afirmó ayer el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador.

"Traen una fijación con el gobierno de la ciudad", dijo, y prueba de ello es la encuesta sobre delincuencia que dio a conocer el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, cuyos resultados López Obrador descalificó de manera tajante, no sólo por su desproporción, sino por las inconsistencias -"marranadas, diría Vicente Fox, en sus mejores tiempos"- y propósitos políticos.

Si bien López Obrador reconoció la dificultad que ha significado el problema de la inseguridad y concedió que sus opositores quieran afectarlo políticamente, rechazó que éstos puedan adjudicarse el derecho de "golpear la imagen de la ciudad" al calificarla como la más peligrosa.

"Esa encuesta está completamente amañada", aseguró, y "que disculpen las molestias que estas reflexiones puedan ocasionar, pero no me voy a dejar y seguiré llamando a las cosas por su nombre", advirtió, no sin antes hacer un llamado al instituto para actuar con más responsabilidad, porque "está muy enrarecido, muy descompuesto el ambiente político, todo el mundo se está peleando."

Prueba de lo anterior, dijo, es lo que sucede en el gobierno federal, donde ya hasta "se espían unos a otros". Y así lo demuestran las fotos recientemente publicadas del secretario de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda, en Quintana Roo, y aun la cena de éste con el ex presidente Carlos Salinas, en Bruselas.

"Un poco de luz en la frente basta para concluir que se están espiando entre ellos", dijo el jefe de Gobierno, quien destacó la necesidad de que el presidente Fox ponga orden y se transparenten las actividades y el presupuesto destinado al Centro de Información y Seguridad Nacional (Cisen).

Porque se valen, agregó, los dimes y diretes entre la llamada clase política, pero no afectar a terceros, especialmente a la población, y menos utilizar los recursos del presupuesto para las luchas entre las facciones.

En el caso del Distrito Federal, advirtió de la intención de todos los grupos de insistir en que está muy mal el gobierno capitalino. El problema, señaló, "es que esos ataques no sólo van dirigidos a nosotros, pues en su afán también afectan a la ciudad en su conjunto.

"En contra mía lo que sea, pero que no dañen a la ciudad", dijo refiriéndose nuevamente a la encuesta del ICESI, de cuyos miembros cuestionó sus intenciones y la actitud asumida. Porque "esa misma gente vive aquí, tiene aquí sus negocios y a sus familias". Entonces, cuestionó, "por qué la intención de crear ese ambiente de zozobra y una imagen de ciudad sórdida".

El jefe de Gobierno cuestionó también la integración del instituto y a los miembros de su comité, como Claudio X. González, Lorenzo Zambrano y Luis de la Barreda, entre otros.

"Uno por uno son zedillistas, salinistas y foxistas, pues allí hay gente que trabaja para el Presidente." En cambio, agregó, no hay uno solo de la izquierda y ni siquiera de posición neutral. Y "hasta se llevaron en este asunto a la UNAM, porque no entiendo qué hace ahí, avalando este tipo de encuestas".

Claro, dijo, en cada época de la historia de México aparecen alcahuetes del régimen. "Pero una cosa es que quieran ayudar a quienes nos ven con malos ojos para golpearnos y otra muy distinta que afecten a la ciudad."