Sami David
Deliberación y discusión interna
Como órgano deliberativo el Consejo Político Nacional del PRI cumple una función de primer orden, puesto que es un instrumento para equilibrar el poder interno, en especial el de la dirigencia. Al dar apertura a diversas voces que integran los cuadros directivos, busca la convicción partidista y el fortalecimiento ciudadano. Es, por otra parte, un espacio de acción colegiada y, por lo tanto, acerca y vincula a los cuadros y militantes con quienes tienen a su cargo la conducción del organismo. En este sentido la convicción partidista, el pensamiento convertido en acción para impulsar propuestas y opciones, enriquecen el lenguaje político del partido y esto repercute en la sociedad civil. Más abierto y propositivo, incluso más combativo, el PRI ahora tiene un compromiso consigo mismo para ampliar el ejercicio democrático interno, como se advirtió el sábado anterior al reunirse este consejo en la sede del priísmo.
Quienes han cuestionado las críticas, por otra parte muy bien fundamentadas, en relación con las acciones gubernamentales, interponiendo la charla reciente ocurrida entre la dirigencia del CEN del PRI y el titular del Ejecutivo nacional, deben recordar que Roberto Madrazo en ningún momento habló de atarse las manos frente al foxismo. Sí de buscar acuerdos y consensos. Sí de abrir espacios de discusión y debate. Pero fue muy claro cuando indicó que el PRI luchará por la sociedad mexicana y su proyecto nacionalista. También fue preciso al sostener que no se arriarán banderas ni se caerá en actitudes acríticas y menos aún de relajar la legítima combatividad a la que todas y cada una de las diversas fuerzas políticas tienen derecho para postularse y conseguir el poder para realizar sus propuestas y proyectos.
No hay endurecimiento en la postura del Revolucionario Institucional como han indicado algunas voces en los medios, sino un deslinde claro ante el gobierno federal, que ha demostrado de manera sistemática gobernar a golpes de publicidad y de mantener la falacia de ser un gobierno de cambio, cuando no es más que un simple gobierno en turno. Los hechos hablan por sí mismos.
Por otra parte, la participación colectiva ciudadana también requiere y exige un crítico ejercicio. Eso es sano para el país. Por ende, recordemos que el PRI es un partido vinculado a la gente, puesto que ofrece planes, ideas, respuestas viables y compromiso social.
La nueva bandera del PRI es la actividad partidista expresada como ética. Puesto que solamente a través de la deliberación se llega a la verdad o a un conocimiento más exacto de la realidad, es indispensable que el partido de la democracia y la justicia social se apoye en su Consejo Político para determinar el procedimiento a fin de elaborar y aprobar los instrumentos normativos del priísmo. Y aquí, también, tiene que advertirse el reconocimiento a la militancia, al quehacer sistemático realizado.
El PRI ahora busca recuperar la confianza ciudadana, porque los intereses de la sociedad, los reclamos más urgentes de la población, la necesidad de cambios verdaderos y profundos, no basados en la mercadotecnia, son indispensables para la buena marcha del país. Por eso es necesario el diálogo interno, para que la voz de los consejeros se escuche y propongan estrategias y tácticas para debatir y buscar la mejor solución a los grandes problemas nacionales. La pluralidad de voces y de pensamientos enriquece al Consejo Político Nacional. Subordinado a la asamblea nacional adquiere mayor fuerza significativa dado su carácter permanente. Además, todas sus comisiones responden a una función primordial: vincular la dinámica del CEN con sus cuadros y militantes. 
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