Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 29 de mayo de 2002
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Política

Arnoldo Kraus

Medicina y sociedad

En febrero de este año dos de las revistas médicas más importantes e influyentes del mundo publicaron un documento trascendental tanto por su origen como por su significado. Lancet (inglesa) y Annals of Internal Medicine (estadunidense) fueron las recipientes del artículo "Medical professionalism in the new millennium: a physicians' charter" (Profesionalismo médico en el nuevo milenio: código para los médicos), en el que doctores de Estados Unidos y de algunos países europeos expresan la necesidad de replantear los caminos de la medicina. El corazón de la reunión nace de las presiones y amenazas que ha sufrido el ejercicio de la medicina por fuentes externas, que a la postre han modificado las relaciones entre médicos y enfermos. Aunque el documento proviene de países industrializados, donde los cambios han sido por otras razones, sus sugerencias son universales.

La medicina, como el resto de las actividades profesionales, se ha visto imbuida en el proceso de globalización. Quienes han ganado, sobre todo en Estados Unidos, son las compañías médico-financieras que se han adueñado de la práctica y han impuesto reglas que estimulan sus ganancias, marginando los intereses de los enfermos. Los perdedores han sido galenos y pacientes. Lamentablemente en la mayoría de los países el grueso de la comunidad médica no se interesa por las decisiones políticas y su labor en los rubros social y de concientización son magros. Esto a pesar de que el impacto negativo de la globalización ha pesado enormemente en el campo sanitario, pues la salud y los derechos humanos, vínculo inseparable, han sido dañados.

En ese aspecto el papel de los médicos debería ser fundamental, pues cualquier tipo de discriminación muchas veces conlleva discriminación médica. Las prácticas excluyentes suelen amenazar la salud física y mental, amén de que al negar el acceso a los sistemas de salud o a terapias apropiadas se ofrecen cuidados subóptimos.

En el preámbulo del artículo de marras se explica que la profesión médica se encuentra confrontada por la explosión de la tecnología, debido a cambios en las fuerzas del mercado, a problemas para distribuir las medidas sanitarias, al bioterrorismo y la globalización. Las amenazas anteriores dificultan la labor médica, por lo cual los galenos deberían asumir que "el profesionalismo es la base del contrato entre medicina y sociedad... (y) demanda colocar los intereses de los enfermos sobre los de los médicos, manteniendo niveles de competencia e integridad, así como orientando a la sociedad en materia de salud".

A pesar de las variaciones entre una cultura y otra la medicina contemporánea -sostiene el artículo- debe sustentarse en tres principios fundamentales:

1. Bienestar de los pacientes. Los esfuerzos deben dirigirse a cuidar los intereses de los pacientes. El altruismo contribuye a sembrar confianza, elemento primordial en las relaciones entre médicos y pacientes. Las fuerzas del mercado, las presiones sociales y las exigencias administrativas no deben comprometer este principio.

2. Autonomía de los pacientes. Los médicos deben respetar la autonomía de los pacientes. Los doctores deben ser honestos y facultar a sus pacientes para que, a través de la información, elijan su tratamiento.

3. Justicia social. La profesión médica debe promover la justicia en el sistema de salud, incluyendo la correcta distribución de los recursos. Los médicos deben trabajar activamente para eliminar la discriminación en los sistemas de salud, sea por motivos de raza, género, estatus socioeconómico, etnicidad, religión o cualquier otra categoría social.

El artículo destaca también los compromisos de competencia profesional -los médicos tienen obligación de mantenerse al día-, de honestidad -los pacientes deben contar con información completa y honesta-, de confidencialidad -la información médica no puede ser divulgada-, de mantener relaciones adecuadas con los enfermos -la vulnerabilidad y dependencia de los pacientes los puede convertir en víctimas-, de mejorar la calidad de la atención -colaborar con otros médicos, optimizar el uso de recursos, etcétera-, de mejorar el acceso a la salud -medicina para todos-, de la distribución justa de los recursos -uso racional de la tecnología y trabajo en grupo-, de conocimiento científico -promover la investigación-, de mantener la confianza cuidando los conflictos de interés -evitar dobles estándares- y de responsabilidad profesional -trabajar en forma colectiva para maximizar el cuidado del enfermo.

El acta es una invitación para que los médicos confronten y cavilen sobre los tropiezos que asuelan su profesión. La conciencia del galeno debe fortalecerse para lidiar contra las fuerzas del mercado que tanto han dañado a la profesión, contra los seguros médicos, contra los abogados interesados en promover demandas, contra el uso irracional de la tecnología y contra las dobles morales que suelen contaminar la profesión.

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