Datos frescos en un informe de Caniem-CNCA
Siete de cada 10 libros son de superación o autoayuda
La producción en literatura infantil, juvenil y textos en general decreció de 1999 a 2000 en 55.7 por ciento
CESAR GÜEMES
Como señalan las cifras que aparecen en el informe Actividad Editorial 2000/ Libros, realizado por la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la producción bibliográfica en los rubros de libros infantiles, juveniles y de literatura en general decreció hasta en 55.7 por ciento de 1999 a 2000. Los datos son los más recientes, toda vez que el pie de imprenta del informe señala marzo de 2002.
De las cifras, que bien vistas son reflejo claro de lo que ocurre en la industria editorial mexicana, se desprenden varios hechos concretos. El primero: que en México cada vez se lee menos si partimos de una verdad de Perogrullo: para leer un libro es preciso que éste sea impreso.
El capítulo denominado Tendencia de producción enuncia literalmente la dimensión del problema: ''Al comparar las cifras de la industria editorial durante los últimos diez años, puede observarse una disminución en la producción que alcanza su nivel más bajo en 1996, para repuntar en 1997 y 1998, y volver a caer en 1999 y 2000. Resulta evidente que los niveles alcanzados al inicio de esa década nunca se han recuperado".
Como se documentó en estas páginas, lo que más se lee, cuando el cada vez más raro caso de la lectura se da, son libros de ''superación" y ''autoayuda". Según el informe, ''el segundo lugar por categorías temáticas fue para los libros de filosofía y sicología que, con una producción ligeramente superior, desplazó a los libros infantiles al tercer lugar". Lo preocupante de la afirmación no es que los primeros lectores se hayan visto superados por la necesidad ''cuantitativa" que tienen sus padres de consumir literatura de orden sicológico, sino que, sigamos con el informe, ''dentro de la categoría de filosofía y sicología, los libros de autoayuda y superación significaron 58 por ciento de los títulos y más de 70 por ciento de los ejemplares publicados".
Ahí está el dato duro: siete de cada diez libros impresos en el país no son de orden científico o artístico en relación con su temática, sino de ''superación y autoayuda" que, por razones que el informe no explica, están junto con los de filosofía y sicología.
Regresemos brevemente a las cifras. Mientras que en 1999 se dieron a conocer en el país 2 mil 400 títulos, en 2000 el número fue de 897, lo cual representa una variación porcentual negativa de 50.3; los libros juveniles no corrieron con mejor suerte: de 481 títulos en 1999 pasaron a 354 en 2000; y la literatura hecha para cualquier edad cayó en picada, de 3 mil 571 títulos impresos en 1999 el renglón se fue hasta mil 243 en 2000, con lo cual la citada variación porcentual negativa es del orden de 55.7.
A partir de lo anterior no es extraño que mientras los renglones de literatura pensada para niños, jóvenes y lectores en general hayan caído, el denominado filosofía y sicología (que como sabemos enmascara en realidad a los títulos de autoayuda), haya visto abrirse el panorama: en 1999 se editaron mil 983 títulos del ramo y en 2000 un total de 2 mil 645 con lo que se alcanzó una variación porcentual en este caso positiva de 18.2.
Problema con varias aristas
El problema de la lectura en México tiene varias aristas. Una, la más férrea, es la falta misma de lectura, la ausencia de libros; otra, no menos grave, es que lo leído es un mero sucedáneo del mundo real, no es posible (salvo en un ejercicio estadístico) equiparar los alcances de pensamiento de cualquier libro formal de sicología o filosofía con un manual para alcanzar la plenitud o dejar de lado la neurosis en diez sencillos pasos. Así que mientras en 2000 el número de ejemplares dedicados de forma específica a lectores jóvenes (una de las etapas en las cuales se adquiere el hábito de la lectura) fue de un millón 57 mil 329, mientras que en el de ''filosofía y sicología" alcanzó la considerable cifra de 7 millones, 327 mil 146 ejemplares.
Las cifras están ahí y señalan que en México no se lee, o casi; y que cuando se lee, porque la necesidad de conocer el pensamiento de los otros mediante la palabra impresa, llevan de la mano los manuales de autoayuda y superación. El panorama, por decir lo menos, es altamente desalentador.